Hollywood es una industria hipócrita. El caso Weinstein lo ha dejado claro. Todos saben lo que ocurre dentro de sus cuatro paredes, pero nadie lo dice en alto o lo comenta para no escandalizar a nadie. Es un club privado con otras normas, parecido al de la lucha que creó Chuck Palahniuk. Igual que el machismo y el acoso era un tema tabú, otro es el de las drogas. Desde siempre se ha idealizado a la industria del entretenimiento, y las propias películas nos lo mostraban como un lugar lleno de glamour, focos y fiestas en las que uno quería estar. El alcohol sí hacía acto de presencia, pero todo lo demás que ocurría se guardaba como un secreto conocido a voces.
¿Alguien vio droga en La La Land? Sólo los directores más atrevidos han contado que en Hollywood la cocaína corre de forma fácil y desaparece rápidamente. Hay que ser valiente para reconocer que se droga, y que ese ambiente lo propicia. Una de las que lo ha hecho es Demi Lovato, que esta semana era ingresada en un hospital de urgencia por una sobredosis de heroína en el proceso de rehabilitación de sus varias adicciones. Como siempre, se ha tendido a la culpabilización de Lovato, en vez de a la empatía de una de las jóvenes que más ha hecho por alertar a todo el mundo del problema de las drogas.
El silencio en torno a las adicciones es tal que cuando un famoso entra en una clínica de desintoxiación suelen hacer un comunicado lleno de eufemismos: problema de salud, ciertas adicciones… que se lo digan a Belén Esteban y su famoso “estaba malita” en pleno prime time televisivo. Lovato nunca hizo eso, al revés, se expuso y se abrió en canal en sus canciones y hasta en un documental, Simply Complicated que compartió en Youtube, en el que hablaba sin pudor de cómo comenzó a drogarse.
La chica Disney que protagonizó su película Camp Rock y su serie Sunny, entre estrellas, es de las pocas que ha llamado a las cosas por su nombre. Lo hizo, especialmente, en el documental fechaba el comienzo de sus adicciones a 2009, cuando sólo tenía 17 años y todavía estaba en el canal estrella de Mickey Mouse. La joven perfecta a la que todas las niñas querían parecerse se metió su primera raya hace ocho años. Fue el comienzo de una bola de nueve que no pudo parar. “Estaba asustada, porque mi madre siempre me dijo que se te podía parar el corazón si lo hacías, pero lo hice de todas formas. Y me encantó”, dice Lovato en el filme en el que confiesa que su padre también bebía y se drogaba, y que en parte buscaba saber qué había en ese mundo para que él lo eligiera por encima de su familia.
En 2010, tras agredir a una bailarina, entra en desintoxiación. Se emite una nota de prensa que, por supuesto, no hablaba de drogas. Se mencionaban problemas alimenticios, de autolesión y otros temas, que no entraban a detallar y que todos sabían pero preferían no comentar. Un año después salió sin estar preparada para ello, como reconoce en su documental. “Esnifaba cocaína en los aviones, en los baños, durante la noche...”, dice abiertamente y añade que a veces lo acompañaba con alcohol. En 2012, un día antes de actuar en American Idol acabó en un hotel bebiendo y tomando drogas con dos desconocidos.
Esnifaba cocaína en los aviones, en los baños, durante la noche..
Fue el punto de inflexión. En 2013 ingresó en una clínica de desintoxiación, y aunque tuvo recaídas, hasta 2017 fue el momento en el que logró la estabilidad y dejar los abusos. No fue fácil, de hecho explicaba sin tapujos como es el proceso, lo duro que era y hasta escribió una canción Sober, en la que hablaba de sus constantes recaídas iniciales: “No sé por qué, pero lo hago cada vez, sólo cuando me siento sola. A veces sólo quiero cavar, y no quiero luchar. Y lo intento, lo intento y lo intento. Apóyame, me siento sola. Mamá, lo siento, pero ya no estoy sobria. Y papá,perdóname por las bebidas derramadas en el suelo. A los que nunca me abandonaron, que no me dejaron, ya hemos estado en este camino antes. Lo siento, ya no estoy sobria más”.
Una canción valiente, atípica en el mundo de la música y más entre las estrellas jóvenes. Anticipaba lo que estaba por llegar, una nueva recaída de la que ya se recupera y que vuelve a poner en valor la palabra y el ejemplo de Demi Lovato, la chica Disney que mostró las oscuras bambalinas de la industria del entretenimiento.