Paul McCartney se ha sincerado en una entrevista con GQ y ha esbozado algunas anécdotas de la vida secreta de The Beatles: un día, tras una fiesta en casa de John Lennon, se quedaron varios amigos en silencio, sentados en sus sillas, con las luces apagadas. "Alguien comenzó a masturbarse y todos le seguimos", relata el músico. Calcula que eran unos cinco chicos. Él mismo -McCartney-, Lennon y tres amigos de su compañero. Cada uno se afanaba en lo suyo, pero la misión común era que fuesen diciendo nombres de personas que les resultasen sexualmente inspiradoras para contagiar al resto.
"Simplemente gritábamos: ¡Brigitte Bardot!", relata McCartney. "Y todos nos emocionábamos. Hasta que alguien dijo, no sé si fue John, ¡Winston Churchill!, y las reacciones fueron de horror y bloqueo". El periodista le preguntó si ese ritual se repitió más veces, y el músico contestó: "Creo que fue algo único. No fue gran cosa. Pero, ya sabes, es el tipo de cosas en las que uno no piensa demasiado. Éramos sólo un grupo... sí, es bastante obsceno cuando lo piensas. Pero fue una inofensiva y bondadosa forma de diversión. No hizo daño a nadie, ni siquiera a Brigitte Bardot".