Malú guarda todos los vientos en frasco pequeño: es una artista efervescente, honda, poética, un torbellino que lleva dos años amasando canciones encerrada en su estudio y ahora anda alicatándose al mundo. Se ha bajado de los tacones para charlar con este periódico como en casa. Lía dos cigarros para regalar uno. Es una hembra flamenquísima -flamenca de espíritu, de forma de vida, como ella misma dice- que revienta el pop patrio sin renunciar nunca a la garra, al poderío.
Oxígeno es su disco número 12, una expiación en once canciones. Una bofetada al escaparate de Instagram y a su rosario de vidas perfectas. Una confesión honesta: aquí, como escribía Benedetti, estamos jodidos y radiantes, "quizás más lo primero que lo segundo / y también viceversa".
¿Dónde encuentra el oxígeno Malú en estos tiempos tan acelerados?
Pues precisamente eso fue lo que pasó: que lo perdí. Y lo he encontrado aquí, en este disco. En estos tiempos tan acelerados y tan de locura… puedes llegar a perder ese oxígeno. Era la necesidad de tener dos añitos para sentarme y volver a recuperarlo. En este trabajo he podido soltar absolutamente todo lo que llevaba dentro. Esa marea que, en cierto modo, ya te lleva a un lugar… y en determinado momento ves que tu cuerpo te pide llevar tu barco a otro sitio.
¿Qué era lo que te angustiaba?
Es lo que tú misma has dicho. Las prisas… no era tanto ya cambiar el ritmo como cambiar el rumbo. Y hasta que llegas a tomar esa decisión es complicado. Pero en determinado momento me di cuenta de que quería bajar de ese barco aunque fuese rompiéndome los brazos. Quería contar mis historias y poder contarlas desde una parte real. En este mundo tan irreal… hablar de las cosas que pasan de verdad. Creo que hay una frustración y una inseguridad generalizada porque todo lo que vemos es tan maravilloso… es tan brutal, hay una realidad tan filtrada por la exposición, por lo que queremos enseñar, por esa vida tan alegre…
Los guapos y felices de Instagram.
¡Exacto! Yo a veces pienso: joder, mi vida, qué absurda, ¿no? Yo no hago tantas cosas tan interesantes como para colgarlas y tampoco me gusto tanto como para estar haciéndome fotos constantemente. Y creo que esa sensación no solamente la debo tener yo en el planeta. Quería decir: “esta que ves aquí, la maravillosa, la fuerte, la que se sube al escenario, la que tiene la capacidad de tirar...”. Pues esa, esa también es pequeña, es vulnerable, es insegura, tiene miedos, tiene fantasmitas que le brotan y quiero contarte. Quiero contártelo para que sepas que a mí también me pasa.
No se te daría bien ser influencer.
Se me daría fatal ser influencer. Me hablas de un filtro de Instagram y me quedo loca. Un hashtag… eso me lo he aprendido ya. Pero yo ni me permito ni me interesa tanto como para obsesionarme con algo que me parece algo tan efímero.
¿Cuál ha sido la canción más difícil de parir de este disco?
Es que yo creo que tenía tantas ganas de parir… (risas). Han sido todas fáciles. Salían todas solas. Y creo que es un disco muy real por eso, porque iban saliendo de una forma natural y dependiendo del día salía una. La primera Invisible, esa sensación de miedo, de inseguridad… de ojo, que me he tirado del barco y he decidido que voy a remar hacia allá. Da muchísimo miedo. No es un “desaparecer”, como me han preguntado, de “bueno, pero tú sales a la calle y la gente te saluda, te pregunta, y tendrás la necesidad”… no, nada de eso. Es contigo misma. Es esa sensación de miedo contigo misma.
En el punto en el que peor estuviste antes de empezar a expiar todo eso, ¿crees que rayaste la depresión?
No, yo no creo que sea depresión. Son fantasmas. Depresión sería más bien si hubiese estado sumida en una tristeza absoluta, pero no era tanto eso. Yo seguía fuerte, yo seguía con ganas. De hecho, hay que estar muy fuerte para remar. Está en el día a día de todos nosotros. Pero ahora me siento más tranquila y más sincera que nunca con mi música.
¿Qué sabe Malú del amor hoy que no sabía cuando sacó Aprendiz?
¿Del amor? Pf… Creo que la Malú que empezó a vivir el amor lo vivía con una intensidad… más obsesiva, debido seguramente a esas inseguridades que todos tenemos en determinado momento y siempre parece que el sentirte amada por alguien en concreto te da ese puntito de fuerza. Nos hace cometer locuras o tonterías que luego lo piensas unos años después y dices: ¿cómo pude yo creerme que estaba tan locamente enamorada de esto? (risas). ¿Cómo he pasado por esta serie de circunstancias sin necesidad de? Y ya desde un punto de templanza, de madurez, creo que el amor tiene que ser algo mucho más sano. Alguien con quien te encuentras y luego quieres seguir caminando. Que esa persona se tire del barco y nade contigo hasta el final. Cambia el concepto de cuando tienes veinte y tienes esa locura de que todos son el amor de tu vida.
¿Y qué has aprendido de los hombres?
¡Uy! Si te soy sincera, la lío… (risas). ¿De los hombres, con respecto al amor? Si te soy sincera: nada. De momento. Es una realidad. Bueno, hazme otra entrevista dentro de dos o tres años y a ver qué te digo (risas).
¿Cómo te ha afectado el machismo tanto en tu vida personal como en tu carrera?
Bueno, yo creo que ha sido una evidencia… y en la música es una evidencia absoluta. Ahora parece que se amplía un poquito más el campo y se da cabida, pero es obvio que una mujer siempre ha empezado su carrera con -10 de credibilidad. Creo que eso está cambiando y las mujeres entre nosotras nos estamos haciendo fuertes, porque una parte importante de toda esa desacreditación a las mujeres venía de las propias mujeres. El que nosotras nos hagamos fuertes, creamos en nosotras, nos apoyemos a nosotras mismas… nos hace crecer muchísimo. Nos hace ser más fuertes. Yo llevo 20 años de carrera y era imposible que esos primeros conciertos grandes fuese la prensa a cubrirlo. Y conciertos más pequeños de otro ser humano hombre se cubrían sin problema. Era un poco frustrante. Era como: ¿qué tengo que hacer, ya no para que escriban sobre esto, sino para que vengan a verlo? Pero sí es cierto que eso va cambiando.
¿Has cobrado alguna vez menos que algún compañero?
No sé lo que cobran mis compañeros y la mayoría de las veces tampoco sé lo que cobro yo. Seguramente, como me dijo el otro día una compañera, “poco pal que lo cobra, mucho pal que lo paga”. Pero no me ha importado realmente cuánto cobraban mis compañeros o cuánto cobraba yo. Mi máxima obsesión ha sido tener un show a la altura de las personas que estaban comprando las entradas. He invertido todo durante muchos años de mi vida en que eso fuese así. No sé si habré cobrado más o menos… supongo que sí, pero no lo sé.
¿Por qué a las cantantes mujeres se les cuestiona constantemente su físico, su edad, por qué se fijan en su peso o en su ropa? Tenemos el caso reciente de Amaia Montero, que se ha quejado de ese examen constante porque ha llegado a pasarlo realmente mal.
Ya, pero es que a ver cómo te lo explico. A Adele nadie le dice nada.
¿Por qué sucede eso?
Creo sinceramente que sigue estando esa parte machista, porque luego hay muchos cantantes que físicamente no están para arañarte la cara y nadie los critica. Sigue ese machismo de que la chica tiene que ser la perfecta, la guapa, la potente, la tal. Yo me he negado durante toda mi vida a ese tipo de canon, es que te destruye. Y lo de Amaia Montero me parece genial: ¿por qué Amaia tiene que estar delgada? ¿Por qué? ¿Por qué una cantante tiene que estar delgada? Que una modelo esté delgada puede formar parte de su trabajo. Tú lo que tienes que tener es bien la voz, bien la energía, bien las canciones, subirte al escenario y dejarte los cuernos. Eso es lo que tiene que hacer una artista. No estar muy delgada y muy mona y toda perfecta. Me irrita.
Lo entiendo perfectamente.
Sí, y me irrita porque esto no pasa sólo con las artistas. Es que hay una generación de niñas que está escuchando eso. Esa falta de aprobación a si tú tienes más o menos peso. Y eso me indigna: lo que está habiendo en las redes sociales es un montón de gente que es de mentira. Y esas niñas van a tener muchos problemas, si no los tienen ya, de anorexia, de bulimia, de alimentación, de baja autoestima, de inseguridades… porque hay una serie de… no les quiero insultar, pero hay una serie de seres que insultan o se meten con las mujeres por su peso. ¡El caso de Tania Llasera! Que tú de repente tengas un problema de tiroides y que a ti te mate la vida y tú no quieras salir a la calle porque estás gorda… ¿En serio? ¿Con lo corta que es la vida, de verdad? Y que encima sean las mujeres las que lo digan.
La televisión también para eso es un nido de víboras.
Claro, pero eran muchas mujeres las que lo decían, las que la atacaban. Por eso digo: las mujeres ya nos estamos uniendo, pero tenemos que unirnos más. Para que cuando salte alguien y diga: “Se ha comido a sí misma”, salten 17 más y le digan: “¿Perdona?”. Y chapó por Tania, chapó por Amaia y chapó por todas las que salen con sus kilos de más y se lo gozan. Porque es como tiene que ser, porque no son modelos. Y son seres humanos, y no todos los seres humanos tienen una 34 ni una 36. Me he irritado un poco. Me he venido muy arriba. Son temitas que… tal. Y tengo muchas amigas que ya no sé cómo decirles: “Estás increíblemente bien”. Y siguen acomplejadas. Y a lo mejor es la más guapa del mundo. Me irrita, coño, hay un montón de niñas dolidas por eso, con lo que se les está metiendo en la cabeza.
Empezó el otro día la nueva edición de OT. Tú has sido coach de La Voz. ¿Qué les aconsejarías a esos chavales para que no se conviertan en juguetes rotos o en artistas rápidos de usar y tirar?
Que traten de vivirlo de una forma real. Es lo único que les puedes decir. Que traten de disfrutarlo, porque lo máximo que les va a quedar es esa experiencia. Lo que va a pasar después no lo sabe nadie. No lo saben ellos, no lo saben ni las propias discográficas. No lo sabe la vida, no lo sabe nadie.
El programa de OT me sorprendió porque a uno de los nuevos concursantes, ya expulsado, llamado Luis, le montaron una campaña en contra por hacerse una foto con el rey y por lucir alguna bandera de España.
La música y la política están totalmente de espaldas, para mí. Yo quiero a mi gente darles sueños. Yo quiero que mi gente vaya a un show y se olvide del mundo cuando esté ahí dentro. Y creo que la política es una parte oscura y muchísimo más fea que no tiene nada que ver conmigo. No quiero estar asociada, es contradictorio con lo que yo pretendo darle a mi gente. De todos modos, quiero decir una cosa: creo que se le ha hecho durante muchos años muy mal uso a nuestra bandera. Y que a día de hoy se le vuelve a dar mal uso a nuestra bandera. Se ha demonizado la bandera de España y eso me da pena. Se demonizó en su momento y ahora otra vez. Y creo que somos el único país en el que no estamos orgullosos de ser españoles. Y lo digo desde una perspectiva totalmente apolítica, totalmente abierta, y sin decantarme por ningún lugar, porque no me decanto por ninguno. Pero yo estoy fuera de mi país y me siento orgullosa de ser de mi país, y creo que debemos relajarnos con eso. La bandera no simboliza lo que ya pasó y no puede ser el símbolo de lo que está pasando.
¿Cómo podemos recuperar la bandera para todos?
Pues supongo que tendrán que pasar muchas cosas en este país. No pinta que vaya por buen camino. Y supongo que alguien deberá llegar que arregle todo eso.
Un mesías político.
Alguien debe llegar.
Vienes de una familia de artistas como pocas y tu conexión con el flamenco es muy íntima. Quería preguntarte por la problemática de la apropiación cultural y Rosalía.
Yo es que no entiendo dónde está la polémica. No soy una especialista en Rosalía, pero lo que he escuchado de ella… me parece una niña que está haciendo una fusión de estilos, que lo hace con arte, que lo hace con gracia, que tiene una voz para mí súper peculiar, que me llama la atención y se me hace muy agradable y amable, y yo no sé dónde está el flamenco ahí. De lo que yo he escuchado. Yo a Rosalía no la he escuchado cantar ni por soleá, ni por martinete. Todavía. Cuando la escuche te diré algo, pero me parece que la chavala está haciendo una fusión. No entiendo por qué se critica eso. Ella no va de cantaora, o al menos esa es la sensación que yo tengo. Es algo fresco y actual y me gusta.
Pero, ¿el flamenco es de alguien? O, mejor, ¿cómo se hace para respetarlo? Porque muchos artistas payos se han acercado al flamenco y nadie les ha cuestionado, porque lo han hecho con la médula. Con otra fraternidad. Y han sido avalados, queridos y respetados. ¿Por qué esta tirantez con Rosalía?
Es que yo no noto esa tirantez. Creo que es más una tirantez creada que real. Yo soy flamenca, flamenca de condición, de sangre, de vida, de forma de sentir. El flamenco no es un estilo de música solamente, ni una raíz, es una forma de vida. Y yo soy flamenca de eso. De forma de sentir y de hacer. Y me topo con trescientos flamencos, y gitanos, y payos, y el más grande guitarrista que ha movido el flamenco por el mundo entero era payo y se llamaba Paco de Lucía. Y las mejores cantaoras eran gitanas, y los mejores tal… te quiero decir: eso no está creado entre nosotros, se ha creado por fuera. Los que somos flamencos y sentimos el flamenco estamos unidos siendo payos o siendo gitanos. De todos modos, te voy a decir una cosa: uno de los mejores cantaores flamencos que tenemos en este país es payo y es catalán, y se llama Miguel Poveda. Y yo no veo que nadie le falte el respeto a Miguel Poveda, todo lo contrario.