Víctor Manuel llevaba diez años sin parir músicas nuevas, desde No hay nada mejor que escribir una canción, allá por 2008, donde se permitió un barbecho creativo. Ahora presenta Casi nada está en su sitio, un disco al que ve gatear, como cuando observó a sus hijos dar los primeros pasos. Se agarra a los temas para que no se caigan, con diminuto pavor y más alegría. El single es Digo España, un himno -aunque él rechaza esa palabra- que vertebra con aquella antigua España, camisa blanca de mi esperanza. Amor y autocrítica para el terruño, para la contradictoria patria.
¿Qué es lo que no está en su sitio?
Es esa sensación, que espero que tenga más gente que yo, acerca de la velocidad de los tiempos: las noticias, cómo circulan, las nuevas tecnologías, todo va muy rápido, a mucha velocidad, y ya casi nada está en su sitio. Una de las canciones del disco está escrita antes de lo que ha pasado últimamente, se llama Nos están preguntando y habla de los fabricantes de armas que no pueden parar, porque hay mucha gente que quiere matar. Hemos vivido una peripecia con la venta de fragatas a Arabia Saudí… y gente manifestándose, porque ese es su trabajo. Es todo muy confuso.
¿Por qué tanto tiempo sin escribir: en qué ha estado pensando?
Escribo canciones nuevas cuando tengo un objetivo, cuando me preparo para algo especial, pero estos diez años atrás han estado llenos de cosas… tres años de gira con Vivir para cantarlo, después vino 50 años no es nada, Canciones regaladas junto a Ana, El gusto es nuestro… siempre que tengo cargadas las pilas es un poco por lo que se está moviendo en ese momento. En este disco hay canciones de todo tipo: las hay más políticas, pero también hay canciones muy optimistas, y canciones de amor, y canciones llenas de fuego. Es un resumen de lo que soy yo.
¿Hay canción protesta hoy en España?
Bueno, a mí me choca ese nombre, porque eso nos lo decían a nosotros en los años setenta. Me gusta, más que “protesta”, decir que estamos dando noticias de nuestro tiempo. No todo es protesta. A veces cuentas las cosas sólo como relato.
¿No echa de menos más intervención política por parte de la música?
Ya, pero es que la gente que se dedica a escribir canciones supongo que… saben que no funciona. Ahora ya no se dejan de hacer las cosas porque te dé miedo algo, sino porque una canción de autor, y más si es protesta, está condenada a no existir en las radiofórmulas, ni en la televisión, ni en OT… hace muchísimos años que eso ocurre, pero eso no puede ser coartada para no escribir determinadas canciones. Simplemente, yo creo que la canción de autor es más leve ahora, más suave que hace 40 años. Son nuevas generaciones. El signo de los tiempos.
En 1976 escribió Soy de España, y ahora Digo España, en pleno 2018. ¿Cómo han cambiado las cosas?
Aquella canción era una canción rabiosa, era un pasodoble realmente asqueroso… decía cosas que obviamente no pienso, que si la riqueza y la libertad, que si mi España vale lo que pesa… eso sólo se puede decir en broma. Pertenecía a una comedia musical que era Rabos. Lo que sí escribí en el 82 y que va mucho más relacionado con esto fue España, camisa blanca de mi esperanza. En el 82 las expectativas políticas eran luminosas, había horizontes abiertos. En Digo España quiero reflejar una visión de este país, de los lindes, los límites, las cosas que nos pasan: como la despreocupación por el agua, por ejemplo, que España se está desertizando por algunas zonas y miramos para otro sitio.
Este país está lleno de gente extraordinaria y de gente horrible con la que no tengo nada que ver con la que no comulgo, esa es la realidad, pero no voy a caer en la tentación de decir mira, es que yo soy asturiano y es lo mejor del mundo, ¿sabes?, porque no lo pienso. No es lo mejor del mundo ni lo mejor de España, ni nada superior a ninguno de nuestros vecinos de Lugo, Santander o León. En todos los sitios hay gente fabulosa.
¿Qué le avergüenza de España cuando se pone madrastra?
Me da vergüenza, por ir a lo inmediato, que después de Camboya seamos el país con más muertos enterrados en fosas comunes y pozos. Se nos debería caer la cara de vergüenza.
¿Y con Cataluña, qué hacemos?
Pues a ver qué quieren hacer ellos. Hay desconcierto, lo percibo hasta entre el mismo independentismo. Todo lo que está pasando en Cataluña es malo para ellos y para España. Nadie mueve ficha, nadie hace nada, supongo que están pensando en otras cosas, en elecciones futuras, pero no piensan en cómo influye en el resto de España lo que hagan allí. Hay una falta de coraje tremenda entre la clase política, y mira que se supone que cobran por hacer su trabajo.
Hay hasta huidos.
Sí, sí, te quedas asombrado con las maniobras que hacen sin contárselo a nadie, ni a sus compañeros de Gobierno ni a su prima la del pueblo. Ya te digo: casi nada está en su sitio.
Usted ha salido a la calle en Barcelona a gritar ‘Libertad, amnistía y estatut de autonomía’.
Claro, he asistido a muchos actos reivindicativos por la autonomía catalana y lo volvería a hacer. Lo que está sucediendo ahora es un problema que tienen ellos y que a mí no me afecta, porque el afecto que yo tengo por Cataluña no mengua aunque unos imbéciles nos odien y digan que somos una gente horrible la del resto del país.
¿Sigue yendo a manifestaciones? ¿Qué grita ahora?
Gritar como tal nunca he gritado en manifestaciones, ni antes ni ahora. Hace poco estuve en una de pensionistas aquí en Madrid, un día que llovía muchísimo. Fuimos de Sol al Reina Sofía y me sentí muy a gusto encontrando a gente que hacía años que no veía, antiguos compañeros de militancia del PCE o de Comisiones.
Dice usted en la canción que no arroja la palabra España contra nadie y contra nada. Pero ahora sí se arroja, ¿no? ¿En quién ve ese gesto?
Lo que hay es un profundo desconocimiento entre Cataluña y España, parece que se han vuelto de espaldas. Es falta de hacer política sumada a la hiperventilación de los independentistas, que han dicho que los reyes magos existen de verdad y se ha llegado a una situación absurda. Lees todo el tiempo quejas, incluso en la prensa catalana, diciendo que los dirigentes les han llevado a donde están, cuando la prensa catalana también lo ha hecho. Lo han aprovechado mientras les venía bien, ahora se asustan. Cuando sacas la pasta de dientes de un tubo… a ver cómo la vuelves a meter.
El procés también ha quitado muchas caretas de la extrema derecha.
Claro, es lo que le va bien al independentismo, es su contrario: la extrema derecha. Todos arañan votos de un lado y de otro. La extrema derecha araña votos ahora en el resto de España que no es Cataluña.
¿Cree que la izquierda ha dado manga ancha al independentismo?
Si los partidos de izquierda de Cataluña de verdad levantasen la cabeza… si levantasen la cabeza los grandes dirigentes de Cataluña de la izquierda se volvían a meter al foso, se volvían a morir. A nivel de España, PSOE y PP han gobernado con los catalanes y han conseguido estabilidad en sus gobiernos porque pactaban con ellos. El PP nos quitó el servicio militar porque Pujol se lo impuso. Y cuando había tripartito en Cataluña, ¿por qué le dieron a Esquerra Republicana la educación, qué coño es esto? Pues eso lo han hecho ellos.
¿Sigue siendo comunista?
Eso son palabras mayores. Yo he tenido mucha fe en que el comunismo era transformador, pero lo dejé porque me di cuenta de que lo que ocurría en los países del Este era una mierda, y lo confirmé porque fui de visita a la Antigua Alemania, o a Rusia, y no me han vuelto a invitar (risas).
¿Y sigue siendo un progre, como llama la derecha a esa izquierda reivindicativa desde la Transición?
Esa idea es indefinida, no sé lo que contiene dentro. Soy un hombre que ha militado en partidos y ha tratado de mejorar esta sociedad cantando y haciendo una serie de cosas que tenía que hacer. Y seguiré haciéndolo.
¿Por qué no le convence Podemos?
Nunca he pensado en apoyar a Podemos. No tengo nada que ver con ellos. Entiendo que hay gente con quien yo he compartido militancia que les hayan apoyado. Otros se han pasado al PSOE, pero para mí había cosas que no me gustaban… cosas que no me gustaban nada, que me resultaban extrañas. Yo ya no puedo militar en ningún partido, es imposible.
¿Haría un himno de España?
Estoy en la dirección contraria a todo eso. No tengo nada que ver con eso, no me gustan los signos, ni los símbolos, ni las banderas. Ojalá hiciésemos un chas y desapareciese todo eso.