Vox persigue un sueño -aunque, por ahora, habrá de aplazarlo-: que el día de Andalucía pase del 28 de febrero al 2 de enero para celebrar la fecha en la que los Reyes Católicos conquistaron Granada y expulsaron a los musulmanes. Es su momento histórico fetiche, la escena con la que hinchan el pecho, el evento sobre el que orbitan. Tampoco su reina es Letizia, sino Isabel la Católica: ya durante la campaña andaluza, Santiago Abascal se llenaba la boca reivindicando su figura y asistiendo a sus homenajes.
El líder de Vox debe saber que ya en los setenta, en medio de una España convulsa que no terminaba de enterrar a Franco y que pergeñaba una Transición para salvarlos a todos, había un grupo pop que arrasaba con canciones capaces de derrocar en dos minutos todo el imaginario del partido de extrema derecha: Los Puntos fueron nuestros Beatles de las Cuevas de Almanzora (Almería) y cosecharon un éxito indiscutible, sólo comparable al de Fórmula V, Los Diablos o Los Módulos. Ahí José González-Grano de Oro (fundador, productor, letrista y alma máter del grupo), Agustín Flores (batería), José Belmonte (bajista), Eduardo Sánchez-Manzanera (teclista) y José Pérez (vocalista y guitarra rítmica).
Pero no sólo de melenas locas, pantalones de campana y camisitas vaqueras vivió la banda. Ni siquiera de canciones de amor que eran poemas minúsculos, como Esa niña que me mira o Magdalena: los Puntos fueron transgresores cuando aún no parecía tan transgresor empatizar con los musulmanes expulsados por los Reyes Católicos tras la caída de Granada. Parieron al menos un par de himnos que hoy resultarían inauditos -especialmente ante las fuertes manifestaciones xenófobas que pueblan la política europea actual-, pero allá en el 74, con el dictador aún en pie, no sólo no fueron censurados, sino que fueron aclamados y tarareados por miles de oyentes.
Boabdil errante en la Alhambra
Ojo a la letra de Llorando por Granada: “Dicen que es verdad que se oye hablar en las noches cuando hay luna en las murallas (…) Nadie quiere ir en la oscuridad, todos dicen que de noche está la Alhambra embrujada por el moro de Granada”. Se refieren a Boabdil, el último sultán del reino nazarí, al que conocían como ‘el desdichado’, y que protagonizó la célebre frase de “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, atribuida a la sultana Aixa, su propia madre. “Dicen que es verdad que su alma está encantada por perder un día en Granada, y que lloraba. Cuando el sol se va, se le escucha hablar paseando su amargura por la Alhambra”.
Los Puntos compadecen al musulmán expulsado y relatan las nostalgias de su tierra. “Dicen que es verdad que nunca se fue, condenado está a vivir siempre en la Alhambra, y a llorarla. Al atardecer cuentan que se ve entre sombras la figura de aquel moro hechizada… por perder un día en Granada”.
Dos años más tarde, ya en 1976, la banda pop lanzó Tierra cristiana: “Antes de abrir el día con su luz, puedes oír decir su último adiós. Tiembla al hablar, tristeza hay en su voz, tanto dolor le rompe el corazón. Allá al final, camino ya del mar, así se fue, volviéndose hacia atrás, alguien le vio como un niño llorar”, cantaban. En el estribillo se ponían directamente en la piel de Boabdil y experimentaban su amargura: “Ay de mi noche, mi luna, ay de mi mañana. Ay de mi valle, mi mora, ay de mi Alcazaba. Ay de mi raza de llanto bañada. ¡Ay de mi Sierra Nevada!”.
Más: “Ay, mi mezquita cansada de voz apagada. Ay de mis álamos grises, ay de mi agua clara. Ay de Jaén, de mi Córdoba llana. Ay de mi tierra cristiana”. En la segunda parte narran la derrota sin vuelta atrás: “El cielo está oscuro y sin su azul, es el final, Alhama se rindió, cansado va, ni aliento hay en su voz, no hay solución y él bien lo sabe ya: habrá un lugar en donde abrasa el sol para olvidar tanto como dejó, mas no podrá y sin quererlo o no se ha de escuchar entre sueños su voz”.
La nueva reconquista de 'Graná'
Décadas después, en 2012, Grupo de Expertos Solynieve -el proyecto en paralelo de Jota, el líder de los Planetas- recuperó esta temática en La nueva Reconquista de Graná, compuesta por Juan Rodríguez y Manuel Ferrón. Aquí los artistas vuelven a adoptar la identidad de los musulmanes expulsados: “Nos echaron de allí, nos tuvimos que largar hacia otro país, hacia otro lugar donde la noche cae mucho antes que aquí, donde la oscuridad no te deja vivir”, cantan.
“Y por la noche me meto en el sobre y me acuerdo cuando estaba yo en Graná, qué a gusto estaba yo en Graná. Y por la mañana me levanto de la cama pensando cuándo volveré a Graná”. El extracto más político es el que sigue: “Nos querían decir cómo pensar, nos querían vestir a todos igual, pero una maldición sobre ellos caerá el día que nosotros podamos regresar”. Va con conspiración: “(…) Y paso los días haciendo teorías sobre la reconquista de Graná, la nueva reconquista de Graná”.