Hace catorce años que los Ketama -los reyes del “no estamos locos, que sabemos lo que queremos”- se separaron por pura saturación y deseo de tomar caminos diferentes, pero tras la experiencia traumática de Antonio Carmona en la UCI, decidieron que tenían que reunirse y homenajear los buenos -y viejos- tiempos. Ahora regresan con la reedición de De aki a Ketama, su disco emblemático de 1995, remasterizado en Abbey Road. ¿Cómo ha cambiado el líder de la banda desde la separación? “Cambiar, cambiar, no he cambiado: sigo haciendo lo que sé hacer, cantar, tocar y estar de gira. En lo esencial, seguimos siendo los mismos”, relata al teléfono.
Dice Carmona que está “loko de amor”, como ya deja intuir el nombre de su single. “Si no se está loko de amor, no tienes nada. Este momento que estoy viviendo es totalmente beneficioso para mi persona y para mi música. La verdad es que soy un afortunado; tanto cuando he estado en solitario como ahora que estoy con Juan y con Josemi, no puedo estar más loko de amor por lo que hago. Es un momentazo bueno”, sonríe.
Menos impuestos a los músicos
El flamenco empezó en la música a los 13 años, currando con pasión en los tablaos: estuvo en los Canasteros con Manolo Caracol y Lola Flores. “Fue una época muy dura, pero aprendí mucho. La noche es dura. Trasnochar… el mundo de los tablaos es así, acabas de madrugada, pero te enriquece muchísimo el poder tocar y pasar por músicos y artistas como El Pescaílla o Las Grecas. Es cierto que deteriora, pero merece la pena. Yo no cambiaría ni un segundo de mi vida”. Eso sí, tiene claro que “no habrá ninguna más como Lola Flores, ese fenómeno no va a repetirse”: “Habrá gente que salga, que sea buena y que sea diferente, pero Lola era algo muy grande”.
¿Se puede vivir de la música en España? “Yo no me puedo quejar. Mis discos, mis giras son mi vida y de lo que yo me alimento a cada momento. Si tuviera que darle un consejo a alguien que esté empezando le diría que trabaje duro, que sea muy personal en lo que hace y sobre todo eso, que tenga expectativas y ánimo de inventar”, cuenta. “Yo he vivido lo mejor de la música, hace 20 años, cuando aún se vendían discos y se hacían giras eternas. Pero hay que tener mucho respeto por esto: aunque la industria no esté viviendo su mejor momento, si das el callo y das algo novedoso y con calidad, puede ser que tengas suerte”.
Señala Carmona que “a los ministros les pediría que tuviesen un poco más de consideración hacia la gente que nos dedicamos a esto”: “La música tiene altibajos, y unos años te va de puta madre y otros años estás preparando disco y no tienes gira ni nada. No es que me importe pagar impuestos, pero creo que cuando no estamos de gira hay que tratarnos de otra manera a nivel de impuestos, porque estás recibiendo menos de lo que normalmente haces en un año, es muy complicado”.
Luchar contra el racismo con la música
El artista ha sufrido discriminación por ser gitano en varios momentos de su vida, y señala que “el racismo sigue existiendo en todos los trabajos, en todos los sitios”: “Mira lo que está pasando ahora en todo el país… hay colectivos agredidos… les están dando mucha caña, mucha leña. Lo importante es el respeto. Así deberíamos mirarnos cada uno de nosotros, intentar ser comprensivos y sobre todo, conocernos y admirarnos un poco más. Pero yo lucho con mi música y con mis letras”.
¿Qué le parece la irrupción de Vox? “No lo sé. Yo a Vox le pediría que haga bien su trabajo y que ayuden a la gente más desfavorecida. Pero no me quiero meter en estas cosas, eso son berenjenales que tiene que arreglar otra gente, pero evidentemente me preocupa mi país y me preocupa lo que tengo a mi alrededor”.