Hoy arranca en Madrid la quinta edición del festival Sound Isidro: más de 80 artistas, 40 conciertos, 15 salas, un mes entero de música alternativa. Delicia recién inaugurada ahora que los parroquianos empiezan, por fin, a sentir el cuerpesito de primavera. Lo cuenta a este periódico Javi Ferrara, el director del chiringo: “Es un evento para la gente a la que le gusta la música en vivo, porque se realiza donde se puede disfrutar: en las salas. Estamos alejados de las propuestas más mainstream y masivas, la intención es seleccionar a artistas no que lo hayan petado, sino que lo vayan a petar”, comenta.
Ferrara -que estuvo casi cinco años llevando la Joy Eslava, ahora programa la Independance y tiene una promotora llamada La Estanquera- va a reunir a Cupido, a Javiera Mena, a Linn Da Quebrada, a Las Ligas Menores, a Pedrina, a María José Llergo, a Capullo de Jerez y a muchos otros: se trata de un ciclo con un sello personal, genuino, inclusivo; una apuesta por la música, no por los géneros, porque igual se bebe del trap, que del hip hop, que del flamenco, que del indie, que de la electrónica. “Esto es un business, claro, pero me parece que por falta de imaginación de los programadores o del público se repiten muchísimo las propuestas”, relata, contra la homogeneización de los festivales españoles.
“No hace falta que te diga la cantidad de nombres que se repiten en los festivales del país. Nosotros intentamos ir por otro camino, por varias razones. Una, porque no comulgamos con esa política, y dos, porque también estamos sujetos a aspectos económicos: no podemos competir con las barbaridades que cobran ciertos artistas”. ¿A quién no programaría nunca, por ejemplo? “A Izal, porque está alejado de nuestro concepto. Yo respeto profundamente a cualquier músico, pero a él tampoco le hace falta tocar en Sound Isidro. A Dorian, a Viva Suecia… hay tantos. Toda esa serie de grupos que repite una fórmula del indie mainstream que funciona tan bien”, explica.
Feminismo en los festivales
¿Qué hay de la inclusión de género en el cartel? El año pasado, en el Sound Isidro había más mujeres que hombres, en esta ocasión están casi al 50%. ¿Se está neutralizando la exclusión femenina en el circuito musical? “Bueno, es obvio que sigue habiendo un problema, y nosotros hemos tratado de implicarnos con todo esto. Pero también te digo una cosa: el año pasado intentamos traer a muchas propuestas femeninas y acabamos dándonos cuenta de que nos estábamos subiendo a una ola porque sí”, reflexiona. “Eso tampoco suma nada. Al final, lo que hay que hacer es ser coherente, inclusivo, y tener artistas femeninas de nivel que en otros festivales a lo mejor no tienen cabida, pero tampoco subirse tanto a la ola porque te pasas de frenada”.
Reconoce Ferrara que “la industria está llena de machirulos”, de “gente que arriesga poco y que se juega mucho dinero y que entra siempre en las mismas propuestas nacionales”: “Si lo piensas bien, son todo señoros. Vetusta Morla, Lori Meyers, Izal, Iván Ferreiro… casi todas las propuestas son de tíos, y los directores de los grandes festivales también son tíos. Es un sistema muy machista. De todos modos, todos estamos aprendiendo. Hemos tenido una cultura machista muy arraigada laboralmente durante muchos años, y muchos la estamos intentando erradicar”.
Política
Hablemos de política. ¿Qué intención se esconde detrás de la apuesta por artistas como Linn da Quebrada, artista trans brasileña en guerra contra Bolsonaro? ¿Deben los festivales inspirar cierto mensaje social? “Yo creo que el indie nihilista… no sé si pasó de moda, pero dejó de interesar tanto. Sí es cierto que hay artistas como Vetusta Morla que están muy comprometidos políticamente, pero, ¿tú has visto a Jota de Los Planetas en un mitin político en su vida?”, lanza. “Es importante que todo lo que hagamos tenga un trasfondo. En Sound Isidro sí queremos mandar un mensaje social, porque eso también pertenece a un modelo artístico, a un concepto, y al final eso queda en el imaginario colectivo. ¿Que es una pose llevar más mujeres que hombres? Puede ser, pero queda. ¿Que es una pose traer a Linnn da Quebrada? Puede que sí, pero genera una identidad necesaria dentro del ciclo. Y eso nos caracteriza”.
La inclusión del flamenco
En cuanto a la inclusión, ahora de géneros, apunta que apuesta por la presencia latina: “No me interesa tanto lo anglosajón. El artista blanco inglés… creo que hay que mirar más para sudamérica y para el norte de África, hacia propuestas que no tienen tanta cabida y que están genial, y que, ojo, hay mucha gente interesada en venir a verlas”.
¿Y el flamenco en el cartel: cuánto ha tenido que ver el boom Rosalía? “A mí siempre me ha encantado el flamenco, pero es verdad que hay elecciones condicionadas por las nuevas tendencias, así que este año me he atrevido. El Capullo de Jerez me parece buenísimo, y Llergo es una artista increíble. Sí que es una ola aupada por Rosalía, es innegable”.
La polémica de los cachés
Hablando de Rosalía: ¿qué opinión le merece la polémica de los cachés [el alcalde de Valladolid reveló que la artista catalana había pedido 500.000 euros por actuar en las fiestas]? ¿Hay una burbuja? “Bueno, al respecto de ese lío, te diré: ante el vicio de pedir, la virtud de negar. De todos modos no creo que ella haya pedido eso, porque conozco lo que ha pedido en otros festivales. Seguramente fuese una forma de decir que no”, comenta. “Ella lo tiene todo medido. Fíjate: es una artista que no se expone a vender ni una sola entrada. No sabemos lo que vende Rosalía. Está envuelta en una amalgama de humo y en una parafernalia inmensa. No sabemos qué entradas vende, porque nos la están vendiendo por encima de las entradas que ellos saben que vende de verdad. Pides infinito cuando no tienes referencias”, explica.
Asegura que “casi todos los cachés son desmesurados” y que él mismo los paga. “Hay artistas ‘bomba de humo’, que te venden de todo menos la entrada. Como Yung Beef, por ejemplo. Vende calzoncillos Calvin Klein pero entradas no. Sube un post a instagram y tiene 26.000 likes. Vende imagen, proyección. Si lo contratas para un festival sabes que ese cartel va a aparecer en ciertos sitios”. ¿Pierde la música? “Pierde el promotor, que es quien paga pasta”, comenta. Y ríe. Todo el mundo al Sound Isidro.