Rosalía acaba de propinar una bofetada sin mano al sistema capitalista mediante una performance doble que ha dejado confundido al personal: venía anunciando un lanzamiento llamado Fucking Money Man. Avisaba que se presentaría hoy a las 18 h. Así ha sido, pero con bola curva, con dos canciones en una.
La primera, llamada Millonaria, la entona en su lengua natal, la catalana, y está ambientada en un viejo concurso de televisión -aquí llamado Quemando dinero-, con esa magia hortera y noventera que tantos modernos extrañan hoy. Con sus "llama ahora al número que aparece en pantalla", con su presentador excesivamente bronceado, con su banda en directo, con sus pruebas ridículas, con sus risas falsas, con sus azafatas-objeto y su máquina de aire y billetes.
En esa primera parte, la artista parece hacer una apología del dinero -como tantos creadores de música urbana de su generación, ahora que se ha puesto de moda ensalzar la pela y recrearse en el derroche-: asegura que lo que querría es "tener mucho dinero" y "sólo ver billetes de cien". ¿Es este último verso un guiño envenenado a C. Tangana, su antiguo compañero, quien en Bien Duro canta eso de "tirando billetes de cien en un culo de no sé de quién"?
Sin embargo, en la segunda parte del clip, la artista neutraliza esa idea y, es más, la combate. Rosalía canta Dios nos libre del dinero rodeada por un círculo de fuego: no va a dejar llegar hasta a ella la influencia de los billetes. Aquí canta con sentimiento: "Vamos a quemarlo, montañas de fuego, billetes llorando, que nos libren del dinero (...) Mira, eso es como un veneno, quiero apartarlo' de mi lao. Dios nos libre del dinero -queriéndolo, queriéndolo, queriéndolo (...) Millones ardiendo, cheques en blanco, subiendo pal' cielo y entrando. Dinero, quiero dinero: yo no lo quiero pa ná, con reyes y presidentes con la carita cortá".