James Rhodes le augura a Bad Bunny una gloria caduca, como el siervo a los generales romanos. Aunque el puertorriqueño goza de fama mundial y arrasa en las listas de éxitos de todo el mundo, el pianista londinense nacionalizado español le pronostica un porvenir efímero a sus himnos millenial,como Yonaguni, Callaita o Soy Peor.
Rhodes ha participado en el programa A mi yo adolescente, de la cadena La 2 de TVE, en el que en conversación con varios jóvenes ha pedido a las nuevas generaciones que le expliquen el éxito masivo del reggaetón. Él, según ha dicho, es incapaz de comprenderlo. Y, menos aún, de elevarlo al olimpo musical.
"Literalmente, no entiendo la popularidad de este tipo de música", ha expresado, ante la mirada de los jóvenes participantes en el programa.
"La música clásica tiene una reputación súper mala, súper pija, súper aburrida. Y lo entiendo perfectamente. Qué triste, qué injusticia, porque es la música más viva del mundo; es para todo el mundo", barría para casa el pianista.
Tras ello, comenzaba su alegato sobre la inmortalidad intergeneracional de las partituras de Bach, Mozart o Chopin. "Hay una razón que tiene lógica sobre por qué, después de 200 o 300 años, les seguimos escuchando. ¿Vamos a escuchar a Bad Bunny en dos siglos? Pues no, ni de coña", sentenciaba.
"Y no voy a decir que, de alguna manera, Beethoven sea más meritorio que Leiva o Rosalía. Claramente, hay canciones de Serrat o Sabina o Charly García, de Argentina. (...) O de Robe Iniesta, los Rolling Stones o The Beatles", matizaba el londinense, salvando de la quema a algunos artistas vivos.
"Seguramente hay canciones que, en cuatro o seis décadas, vamos a escuchar y decir: 'Qué fuerte, ya tengo escalofríos'. Pero explicadme, por favor, lo del reggaetón y Bad Bunny. No estoy diciendo que es una mierda, pero, literalmente, no entiendo la popularidad de este tipo de música", culminaba Rhodes.
Una joven le respondía: "La música es cultural y no se puede desligar del contexto. Y me parece que está dando un contexto bastante carca. (...) El reggaetón tiene un lenguaje increíble, una crudeza que es una pasada".
Otro de los participantes también contradecía al pianista: "[El reggaetón] es un tipo de fiesta que no te da otro género".