Madrid no es un decorado gracias a ella y tantos otros como ella, que pelean contra las decisiones políticas que ponen en riesgo el patrimonio histórico de la capital. Amparo Berlinches se licenció en 1973 como arquitecta y desde entonces se ha dedicado a poner orden en la protección del legado arquitectónico de Madrid, desde las instituciones y, ahora, desde la calle. Es la presidenta de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, fundada en 2009 por Vicente Patón, quien falleció hace un año. Hoy, martes, celebran en el Círculo de Bellas Artes un homenaje en su honor, por ser una figura clave en la defensa de las huellas históricas y culturales de Madrid.
Hay poca gente dispuesta a arriesgar su puesto de trabajo por la defensa del patrimonio
Patón fue un defensor ejemplar de una ciudad, en la que era posible conciliar progreso y pasado. Peleó contra la ferocidad de quienes privatizan el espacio público y derrotó al cinismo del político, con templanza y argumentos. Y pudo en en la mayoría de los casos, pero siempre hay escollos que la corrupción vadea sin problemas. El frontón Beti-Jai, el Teatro Albéniz, el mini Vaticano, el edificio España son dos de los ejemplos que han resistido a morir a manos de los defraudadores.
Otros lugares emblemáticos como Canalejas, se derritieron ante los corruptores como un azucarillo. Los madrileños vieron cómo el legado histórico era aplastado por las grúas de OHL previa rebaja de protección del edificio, que protegía desde 1999 este conjunto único de la céntrica manzana madrileña. Gracias a una descatalogación sin precedentes, el Banco Santander pudo vendérselo a Juan Miguel Villar Mir por 215 millones de euros, para vaciarlo y construir un hotel y un centro comercial.
El contrapoder político
Esta destrucción todavía escuece en el seno de la asociación que no tiene sede, no tiene apoyos económicos, no tiene salarios, no cuenta con el respaldo institucional, pero son temidos, odiados y ninguneados porque son profesionales con trayectoria profesional impecable en legislación y diseño arquitectónico. Berlinches recuerda cómo se reían con “cinismo y sarcasmo” en el PP cuando acudía a su despacho para advertir que la reforma de la Ley de Patrimonio era una aberración constitucional.
Meses después, el Tribunal Constitucional, tras la denuncia de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, declaró anticonstitucional varios artículos de la ley de quien hoy es el máximo responsable de Patrimonio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Luis Lafuente. “Tremendo, tremendo, esperemos a ver qué hace”.
Nadie tiene pruebas de corrupción sobre Canalejas, pero cómo es posible que un BIC se descatalogue
¿Por qué el patrimonio no le interesa al político español? “Porque no lo rentabiliza. Son asuntos que tardan en calar mucho más que los cuatro años de una legislatura. Además, les enfrenta a muchos intereses. Por ejemplo, acaba de declararse BIC la torre del BBVA, que acaba de ser restaurada. Es estupendo, pero ¿por qué no se declara BIC el edificio de La Clesa? Porque es conflictivo, porque tiene un dueño que quiere explotarlo como inmueble”, cuenta a este periódico Berlinches.
Trabajo, ilusión y gratis
Desde los organismos se hace poquísimo porque hay muchos intereses. De hecho, ella es víctima de esos intereses. “Hay poca gente dispuesta a arriesgar su puesto de trabajo por la defensa del patrimonio”. Ella lo perdió luchando contra la creación del mini Vaticano. Las asociaciones que se dedican a proteger el patrimonio de las decisiones políticas son contrapoderes endebles que se soportan “con trabajo e ilusión, con ganas y vocación”.
No sólo resisten a las fuerzas inmobiliarias del mercado, como en el caso de las cocheras del Metro, también difunden y divulgan. El peor enemigo del patrimonio es la invisibilidad que conduce a la destrucción. Interesa que desaparezca, que se esfume para que un día pueda ser reemplazado por otros intereses. “El patrimonio también es víctima de la corrupción política. Estamos viviendo unos momentos de amortización de lo público. Venden lo público para hacer caja y lo peor es que no se queda en las instituciones, sino que se lo llevan los políticos”, cuenta.
Ahora Madrid tiene mucho empeño, pero más ingenuidad. Tienen una inexperiencia total
“Nadie tiene pruebas de corrupción sobre Canalejas, pero cómo es posible que un BIC se descatalogue, cómo se modificó el plan de ordenación urbana para unificar siete parcelas. Es una modificación que ya atañe a todos los madrileños, es gravísimo porque genera jurisprudencia”, cuenta. Y recuerda a Vicente Patón, su temple anónimo, su sabiduría infinita y todas las tareas pendientes: “Vamos a salto de mata, siempre a la contra”. Lamenta no poder lanzar iniciativas, porque la mayor parte del tiempo arreglan las ruinas de los gestores políticos.
Nuevos políticos
“El patrimonio está más desasistido”, dice. Su irritación no es desconsuelo. Su vehemencia contenida no le impide reconocer que esperaba mayor defensa de los nuevos partidos políticos. “Ahora Madrid tiene mucho empeño, pero más ingenuidad. Tienen una inexperiencia total”. Y reniega de los procesos participativos, como el de Plaza España, porque “no han hecho más que secundar los planes de Ana Botella”.
“Botella nos vendía la reforma de la plaza como una reclamación vecinal, pero lo que querían era extender el parking para servir a los nuevos hoteles. Estas decisiones no son de los ciudadanos, son de los técnicos. Además, el proyecto ganador no fue el más votado”, explica a EL ESPAÑOL.
¿Han cambiado los enemigos del patrimonio en estas cuatro décadas? “Siempre la corrupción. A lo mejor antes no era tan descarado”. Ella tenía un puesto muy sensible a los corruptores, a los promotores con maletines, a los destructores del bien común. Vuelve a recordar el dramático caso de Canalejas y sólo calma su malestar al hablar de las labores de divulgación y conocimiento que han desempeñado desde la asociación estos años.
A los políticos del futuro les pide conocimiento, iniciativa, sensibilidad y oído para escuchar las propuestas de quienes más saben, como la labor de Vicente Patón.