A los romanos les debemos la organización social, la lengua, la influencia artística… Y ahora sabemos que también fueron ecologistas sin saberlo, antes de que la conciencia por el medio ambiente se arraigara y mucho antes de que las sociedades supieran que hay que cuidar el planeta si queremos seguir en él.
Investigadores de la Universidad de Utah en Estados Unidos han descubierto un muelle romano, hecho con material volcánico, que en contacto con el mar parece ganar fuerza. Cuando el agua golpea contra el muelle, el salitre y los químicos del agua no desgastan el material, cosa que sí pasa con el hormigón. Todo lo contrario, este material gana fuerza cuando contacta con el mar y así, consiguen reforzar la estructura del muelle.
El poder del mar
Las propiedades de este nuevo material protegen el medio ambiente más que el hormigón, pero también es más resistente. Los científicos que han estudiado los elementos químicos del ‘hormigón romano’ encontraron una mezcla de cal y ceniza volcánica que ha unido las rocas durante miles de años.
“A diferencia del hormigón que utilizamos ahora, los romanos idearon un hormigón de roca que que se consolida al contactar con el agua de mar”, afirma la investigadora Marie Jackson de la Universidad de Utah. En pruebas anteriores a murallas y puertos se descubrió un material raro llamado tobermorita de aluminio, ahora, tras este descubrimiento creen que esta sustancia de refuerzo es capaz de cristalizar en la cal y provocar así el efecto de mayor resistencia.
Los científicos, en una examen más detallado de las muestras del muelle, han obtenido una compresión más profunda de la química investigada. Con la micro-difracción de rayos X y la espectroscopia Raman, para una investigación profunda en la composición química del muelle, han podido saber que la exposición a largo plazo al agua del mar ayuda a que los cristales crezcan con el tiempo, refuercen el hormigón y no se creen grietas. La tobermorita crece en la estructura junto a un mineral poroso, el phillipsita.
¿Ahora qué?
La antigua mezcla era ‘sostenible’, la actual trae un fuerte castigo medioambiental. El proceso de fabricación de cemento es el responsable del 5% de las emisiones de CO2 a día de hoy. Los edificios actuales están construidos con hormigón que se basa en el cemento Portland que trae la contaminación.
A diferencia del hormigón que utilizamos ahora, los romanos idearon un hormigón de roca que que se consolida al contactar con el agua de mar
El proceso es el siguiente, se calientan las piedras, minerales y metales -caliza, ceniza, tierra, hierro y arcilla- para después triturarlos en una mezcla. La masa se une con los agregados de rocas y arena, y así se crea, en un proceso que nos contamina, las estructuras de hormigón.
Ya se están planteando proyectos que sigan los pasos de los antiguos romanos, en Estados Unidos ya cabe la posibilidad de construir la Laguna de Swansea usando el antiguo conocimiento romano del hormigón.
Pero es un desafío por la falta de rocas volcánicas que se adecuen a las exigencias y sean parecidas a las que se han encontrado. Ya que, dicen los científicos, los romanos tuvieron la suerte de tener los materiales adecuados cerca.