Desde hace 10 años, la asociación Hispania Nostra mantiene viva la lista del patrimonio muerto o a punto de morir. Casi 750 hitos en peligro de extinción. Recorren España, las fotografían y difunden en su web la vergüenza de un país que olvida y abandona su pasado. La última incorporación a esta macabra nómina es una de las primeras parroquias de Tarifa, la antigua iglesia de Santiago, de estilo gótico mudéjar del siglo XIV, que en la primera mitad del siglo XX fue vendida por el Obispado a un particular para su utilización como material de derribo. Sin embargo, no se ejecutó la demolición y la familia propietaria se lo devolvió al Obispado. A pesar de ser declarado Bien de Interés Cultural en 2003, la Iglesia no ha iniciado ninguna reforma sobre el edificio.
“Contiene una capilla funeraria de las familias procedentes de la primera guarnición de Tarifa, después de la reconquista”, explican. Ha sido parcialmente demolida para aprovechar vigas de madera y piedras para la construcción. “La espadaña de 13 metros de altura está en grave peligro de derrumbe, muy agrietada”.
El riesgo de desplome se encuentra también el castillo de Vilamarxant, en Valencia, al no estar consolidadas de ninguna manera las paredes del edificio, que forma parte del núcleo de la población. Su estructura está fundida con las de las viviendas. Pero del conjunto apenas queda una de las cuatro torres que tuvo. “Su estado es de completo abandono. Queda totalmente integrado en las diferentes construcciones modernas no pudiendo accederse a él. Se deduce por los testimonios de la gente que habitaba en las inmediaciones, que bajo la actual plaza se encuentran parte de las dependencias del castillo”, explica la asociación.
La Lista Roja de la asociación se crea bajo la supervisión de especialistas en la materia, que analizan las informaciones que llegan por terceras personas. Para Hispania Nostra, el conocimiento del Patrimonio Histórico debe ser facilitado y abierto a la sociedad “y no sólo quedar circunscrito al ámbito de estudiosos, técnicos, políticos y otros profesionales de la materia”. Porque sólo con la difusión y la publicidad del abandono, el patrimonio puede sobrevivir.
Por esa razón explican que la Lista Roja no debe considerarse como un inventario o un trabajo académico, sino como “una llamada a la sociedad civil para que conozca, se sensibilice y actúe sobre los elementos patrimoniales en riesgo”. Señalan que desde su creación en noviembre de 2007 hasta hoy, el 14,1% de los bienes denunciados de la Lista ha sido restaurado o consolidado.