Las cargas policiales podrían haberse evitado el pasado lunes a las puertas del Museo de Lleida si el ministro de Educación, Cultura y Deporte, a la sazón conseller de Cultura de la Generalitat de Cataluña por gracia del artículo 155, hubiese acatado la orden del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Huesca. Tal y como ha podido saber este periódico, Íñigo Méndez de Vigo no atendió a los requerimientos que el juez le hizo para devolver las obras de Sijena y por ello tuvo que mandar a la Guardia Civil acompañando a funcionarios del gobierno de Aragón a rescatar las obras que no se devolvieron en julio de 2016.
El juez le pide a Méndez de Vigo, como conseller de Cultura de Cataluña, el pasado 15 de noviembre que fije la fecha y hora de la devolución de las obras de arte. En este primer requerimiento, el juez también pide a la Guardia Civil un “cronograma” para rescatarlas, por si el ministro y conseller no cumpliera con su obligación, como terminó sucediendo.
El ministro no responde
Ante la sorpresa de los implicados, lo que hace Méndez de Vigo es pedir información sobre la localización de las obras al juez, en vez de a la Consellería de la Geleralitat que dirige. Alarmados ante esta extraña reacción, el Gobierno de Aragón (PSOE) actúa con urgencia y envía un día después del requerimiento del Juzgado toda la información que tiene sobre el caso a Méndez de Vigo, para facilitarle su intervención. Pone a su disposición todos los medios técnicos, de transporte y seguro para el traslado de las piezas.
Aragón tenía hechas las cajas especiales desde hacía meses, para trasladar cada una de las obras. “El dispositivo estaba listo desde hace tiempo”, cuentan fuentes del gobierno aragonés a este periódico. Por eso la consejera de Educación, Cultura y Deporte de Aragón, María Teresa Pérez Esteban, llama al ministro y conseller. Lo llama una vez y hasta cinco veces. Pero no contestó ninguna de ellas. Escriben al ministerio y tampoco reciben respuesta.
El juez le da un plazo
Entonces Aragón vuelve a actuar. El uno de diciembre solicita al juez que señale una fecha para el retorno de las piezas artísticas, ante la falta de respuesta del ministro y de concreción del día de actuación. El juez remite una nueva providencia al ministro conseller: le dice que tiene hasta la medianoche del 10 de diciembre para acatar sus órdenes. Y si el 11 no han llegado los bienes de forma voluntaria, autoriza la entrada de los técnicos del Gobierno de Aragón y las fuerzas de seguridad al museo de Lleida para recoger las 44 piezas del tesoro de Sijena.
Cinco de diciembre: Méndez de Vigo, ministro, no responde. Y Méndez de Vigo, conseller, decide recurrir la orden del juez. Para sorpresa de todos, incluso del PP de Aragón, que observa como el barón de Claret se opone al traslado, como han hecho todos los conselleres anteriores. El conseller prepara y envía al juez un documento en el que asegura que el traslado no se puede realizar, porque no está garantizado el depósito ni las condiciones adecuadas para las obras en Sijena, que como se ha podido saber ahora se conservaban en el Museo de Lleida sin restaurar durante 25 años.
Desobediencia al 155
Méndez de Vigo, ministro y conseller, ha declarado estos días que recurrió “a sabiendas que no iba a paralizar nada”. ¿Entonces, por qué trató de frenar la devolución? El juez le podría imputar por desobediencia si no fuera por este recurso en el que alega que no se dan las condiciones.
Desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte contrastan estos hechos: “El ministro recibió, en calidad de consejero, una providencia del juez pidiendo una serie de cosas e inmediatamente dio órdenes a la Generalitat para que cumpliese con la providencia”. Punto que niega el Gobierno de Aragón. “Durante estos trabajos, una semana después, el juez envió otra providencia determinando la fecha del traslado y ordenó el operativo”, aseguran. Sin embargo, lo que el juez manda no es una fecha de intervención, sino un plazo para que el conseller Méndez de Vigo interviniera. Y no lo hizo.
El juez manda a la Guardia Civil
Doce de diciembre. El plazo se ha cumplido y el ministro conseller Íñigo Méndez de Vigo ha ignorado la orden del juez. Horas antes, el Gobierno de Aragón había pedido al ministro públicamente que cumpliera con la sentencia para evitar tener que ir al museo con las fuerzas de seguridad.
El juez se ve en la obligación de mandar a la Guardia Civil y a los funcionarios de patrimonio del Gobierno de Aragón a rescatar las obras del Museo de Lleida, con la tensión que ello provocó y las imágenes que el acontecimiento generaron a favor de unos y otros para el 21 D. Los independentistas tradujeron la orden del juez como un “expolio”, y los constitucionalistas ganaron munición contra la radicalidad de los anteriores.
Tensión en el interior del museo
Si la tensión en el exterior fue evidente, en el interior del museo se vivió una situación similar. Acompañados por la Guardia Civil, los funcionarios aragoneses tuvieron que vérselas y componérselas para hallar las piezas que habían sido vendidas de forma fraudulenta. Hay que recordar que de las 44 obras, sólo se exponían 7. Y una no aparecía. Los técnicos del Museo de Lleida no ofrecieron resistencia y colaboraron lo mínimo para que la operación se ejecutase sin demora, tal y como han informado a este periódico participantes en el traslado.
De hecho, a la entrada del museo se plantó el abogado del consorcio del Museo de Lleida y el ex conseller Jusèp Boya. El abogado del consistorio le dice al letrado del gobierno de Aragón y al Director General de Cultura y Patrimonio que no pueden entrar. Ellos, que llegan con la Guardia Civil, terminan accediendo para comprobar los trámites.
De haber cumplido con la orden del juez, el conseller Méndez de Vigo habría actuado como actuó la Generalitat en el verano de 2016, cuando devolvió las 51 piezas de Sijena en el Museo de Arte Nacional de Cataluña (MNAC). Entonces se resolvió como se resuelve cualquier traslado: los funcionarios del museo localizan y embalan las obras, las cargan al camión y las acompañan a su destino. Así sucedió en el MNAC, un traslado correcto, habitual y sin la intervención de la Guardia Civil, ni las protestas en la calle. Una escena que sí se vivió a las puertas del Museo de Lleida y que pudo haberse evitado.