Los dos monumentos españoles que están entre los más amenazados de Europa
La única sinagoga de Aragón y el ruinoso Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda entre el patrimonio más amenazado del continente según la asociación Europa Nostra.
14 diciembre, 2021 17:40Noticias relacionadas
La lista de Los 7 más amenazados de Europa, elaborada por la organización Europa Nostra, recoge cada año los monumentos y sitios patrimoniales en mayor peligro de desaparición en el continente europeo. Dicha selección se realiza en función de su importancia y valor cultural, así como los peligros a los que se enfrenta su conservación. En la preselección de doce monumentos realizada este año hay dos españoles: el Palacio de Orleans-Borbón, en la provincia de Cádiz, y la sinagoga de Híjar, en Teruel.
La preselección corre a cargo de un equipo internacional de expertos, pertenecientes a Europa Nostra y la European Heritage Alliance. "El nivel de participación de las comunidades locales y el compromiso de las partes interesadas públicas y privadas para salvar estos sitios, se consideraron valores añadidos cruciales", explica la nota de prensa emitida por la organización tras el anuncio. Sus responsables también añaden "el potencial de estos sitios como catalizadores del desarrollo sostenible y herramientas para promover la paz y el diálogo dentro de sus localidades", como criterios vitales a la hora de ser escogidos en esta lista.
Entre las obras listadas encontramos construcciones contemporáneas como el puente de Zogu, en Albania; la zona industrial de Lövholmen, en Suecia, la última de este tipo en la ciudad de Estocolmo; o la ciudad jardín de La Butte Rouge, cerca de París. También monumentos antiguos que van desde la fortaleza de Crèvecoeur, en Países Bajos, construida en el siglo XVII; o incluso el pueblo al completo de Doel, en Bélgica; o los fantásticos baños de Băile Herculane, en Rumanía.
El Palacio de Orleans-Borbón
Construido a mediados del siglo XIX en estilo neomorisco, los elementos neoárabes y la influencia de la arquitectura europea y oriental convierten a este palacio en una joya de la arquitectura española. La mezcla de estilos y motivos era muy habitual entre el orientalismo que el siglo atrajo a las artes. Los jardines de su parte trasera dan buena cuenta de ello, mezclando la influencia romántica del siglo en el que fue proyectado y la islámica tan presente en Andalucía.
Situado en la localidad de Sanlúcar de Barrameda, fue la residencia de verano de la familia de los duques de Montpensier, vinculados a la Familia Real española. En 1945, el infante Alfonso de Orléans Borbón y su esposa se exiliaron después de que el primero firmase el Manifiesto de Lausana, pidiendo la reincorporación a la Monarquía tras la Guerra Civil. Durante la década de 1970, fue vendido en dos ocasiones, hasta que en 1979 el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda empezó el proceso de compra para evitar su desaparición.
El Palacio de Orleans-Borbón fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982, y en 2002 fue inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía. Desde la década de 1990, el Palacio Orleans-Borbón acoge el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, así como los depósitos de la Biblioteca Municipal y el Archivo Municipal. Sin embargo, solo una parte del edificio está en uso y la estructura general se encuentra en un estado ruinoso.
La incapacidad de los propietarios para mantener una condición adecuada, así como el lento proceso burocrático para su reconocimiento, han provocado que sean necesarias obras de reparación y restauración de forma inmediata. "Las paredes exteriores de los edificios están en riesgo inminente de colapso, y también están presentes problemas importantes de humedad y grietas estructurales", señala Europa Nostra, añadiendo que "no existe una estrategia de inversión ni un proyecto de rehabilitación definido para el palacio".
La sinagoga de Híjar
Se trata de la única sinagoga medieval de Aragón y una de las cinco que quedan en España. A finales del siglo XV, tras el edicto de expulsión de los judíos de la Península, se convirtió en una iglesia dedicada a San Francisco de Padua, controlada por la Orden Franciscana. La Guerra Civil volvió a trasformarla, esta vez en una escuela, que tras la contienda fue reconvertida en un lugar de culto, visitado durante las festividades del santo, aunque olvidada el resto del año.
La falta de uso y medidas de conservación precipitaron el derrumbe del techado en 2010, aumentando el estado de deterioro del resto de la estructura. Nueve años más tarde, en 2019, se llevaron a cabo reparaciones esenciales para asegurar la estructura, aunque todavía son necesarios para estabilizar su estado y evitar su pérdida.
La iconografía judaica y cristiana está presente por todo el edificio. Todavía se conservan fragmentos de las pinturas murales que adornaban su interior, descubiertas recientemente bajo varias capas de yeso. La cobertura ha mantenido en un excelente estado de conservación estos frescos, pintados hace cinco siglos, que ahora están expuestas a los cambios de temperatura y los agentes ambientales que ponen en peligro su conservación.