En España los apellidos más comunes son Fernández (912.009 personas), López (869.944 personas), Martínez (832.525 personas), Sánchez (816.968 personas), Pérez (777.950 personas), Gómez (491.596 personas) y Martín (486.852 personas). Como vemos, muchos de ellos terminados en "ez". Sin embargo, ¿qué significa esto? y ¿de dónde proviene? Aquí buscamos darte la explicación histórica del surgimiento de tantos apellidos con esta terminación.
El verdadero origen y significado de los apellidos terminados en 'ez'
En primer lugar, la RAE define la palabra "apellido" como "nombre de familia con que se distinguen las personas", "sobrenombre o mote". Por lo tanto, los apellidos nacen de la necesidad de identificar a una persona no sólo por su "nombre", sino por su "pertenencia", es decir, su vínculo a una familia y a un lugar.
Siempre ha sido necesaria esa fórmula lingüística de identificación, de hecho, durante mucho tiempo se llamaba a las personas no por su apellido, sino por su profesión, lugar de nacimiento o particularidad física. Los ejemplos pueden ser los siguientes: Carlos el Molinero (profesión), Carlos el Sevillano (su lugar de origen) o Carlos el Delgado (por una peculiaridad física). Y como no, no podemos olvidar una última fórmula identificativa: Llamar a una persona con nombre, seguido del nombre de su padre, por ejemplo: Carlos, el hijo de Rodrigo. Durante mucho tiempo estas formulaciones eran consideradas como "apellidos" puesto que cumplían la función buscada.
Sin embargo, en la Edad Media ya surgen los apellidos propiamente y como los conocemos hoy en día. Concretamente, estos nacen cuando las clases altas empezaron a usarlos a partir del siglo XIII. Sería en ese momento cuando comenzaron a utilizarse los apellidos acabados en -ez, que significan 'hijo de'. Sin embargo, el origen de esta fórmula se desconoce, y así lo establece Alfaro de Prado.
Esta terminación -ez significa 'hijo de' y por lo tanto: Fernández era el hijo de Fernando; Rodríguez el de Rodrigo; Sánchez el de Sancho; Pérez el de Pere; Gómez de Gome o Gomo; Hernández el hijo de Hernando, Álvarez el hijo de Álvaro; Menéndez el hijo de Menendo; Gónzalez hijo de Gonzalo; Martínez hijo de Martín; López hijo de Lope... Sin embargo, en español, "ez" por sí sólo no quiere decir nada.
Fernando González del Campo, genealogista dice lo siguiente: "Si lo comparamos con los apellidos de otros países de lengua románica, como Francia, Italia o Rumania, los únicos que utilizan esta terminación son los de la península Ibérica".
También dice lo siguiente: "Sabemos que el uso del patronímico 'ez' ya estaba extendido en Navarra en los siglos VIII y IX", escriben en Heraldaria. "De hecho, García Íñiguez era el nombre del rey de Navarra que, en el año 851 u 852 sucedió a su padre, llamado Íñigo".