Las plantas de interior no solo son la mejor forma de dar buen olor a una casa, sino que también son una de las mejores formas de purificar el aire de tu hogar y de absorber el dióxido de carbono del ambiente y transformarlo en oxígeno. Una manera sencilla de mejorar la calidad del aire que está en el interior de nuestro hogar y de darle un aspecto más fresco a la decoración de nuestra casa. Pero la realidad es que aunque su cultivo pueda parecer sencillo, la mayoría de plantas de interior necesitan una serie de cuidados que conviene conocer para que crezcan correctamente.
De hecho, en muchas ocasiones este tipo de plantas pueden crecer muy lento o incluso dar la impresión de que han dejado de crecer. Si esto sucede con las plantas de interior que tienes en casa y quieres saber el motivo, aquí te contamos por qué mis plantas de interior no crecen y te damos algunas posibles respuestas y te contamos cómo puedes solucionarlo.
Poco espacio
En comparación con el espacio ilimitado que tienen las plantas de exterior que se encuentran en la tierra, las plantas de interior juegan con desventaja. Y es que para este tipo de plantas la realidad es que cuentan con un sitio limitado que variará en función de la maceta en la que se encuentre ubicada. En muchas ocasiones esta es una de las razones por la que nuestras plantas dejan de crecer, sencillamente porque necesitan más espacio del que tienen y porque necesitan un cambio a una maceta de mayor tamaño para seguir desarrollándose. Lo habitual es que necesiten un cambio de maceta cada uno o dos años.
Falta o exceso de agua
Tanto el exceso como la falta de agua pueden ser negativas para cualquier planta y también puede ser una de las razones por las que tu planta de interior no crece todo lo que esperabas. Es importante que antes de regarla te informes del tipo de planta y sus necesidades ya que no todas las especies necesitan los mismos cuidados. Una vez tengas esto claro, es importante que le aportes la cantidad de agua necesaria, ya que si te quedas corto provocarás que la planta consuma sus reservas y poco a poco acabe marchitándose, mientras que si la riegas en exceso puedes provocar que las raíces no cuenten con la cantidad de aire y nutrientes vitales necesarios para crecer y termine pudriéndose la raíz.
Algunas de las señales de que hay un exceso de riego pueden ser ese crecimiento más lento, la aparición de hongos o moho en el sustrato, la corteza suelta o las hojas marchitas o con un tono amarillento.
Necesidad de luz
No todas las plantas de interior necesitan el mismo tipo de luz o las mismas horas de exposición a la luz natural, así que antes elegir una planta para el interior de tu hogar, es importante que revises las necesidades de la especie que te lleves a casa. Las plantas necesitan la luz para realizar la fotosíntesis por lo que este es un factor muy importante para cualquier especie, aunque algunas especies necesiten más luz que otras. También es importante saber que no todas las luces son iguales, ya que siempre será mucho más intensa la luz natural del sol, que la luz artificial. En este caso, la mayoría de plantas que se suelen cultivar en interiores proceden de selvas y bosques tropicales, donde no acostumbran a recibir la luz directa del sol y donde suelen estar protegidas por la sombra de los árboles, por lo que en la mayoría de casos las zonas de tu hogar con semi sombra serán suficiente para que crezcan sanas. En cambio, para esas especies que sí necesiten de la luz solar para desarrollarse y no la tengan, no podrán crecer de forma saludable hasta que reciban la luz solar.
Temperatura inadecuada
Otra de las posibles razones de ese crecimiento lento la puedes encontrar en que las plantas estén expuestas a una temperatura que no sea la adecuada para su especie. Normalmente, las plantas de interior necesitan una temperatura que ronde entre los 10ºC los 15 ºC, por lo que excederse mucho de esta temperatura puede hacer que las plantas no lo soporten, llegando por ello a desacelerar su crecimiento y a provocar incluso su muerte. Algo que también sucedería en el caso de que la temperatura sea inferior a la recomendada para esa especie.
Tipo de tierra y abono
El tipo de tierra que utilices también es importante para que tu planta crezca de forma correcta, ya que no todas las especies de plantas necesitan el mismo suelo o tienen las mismas necesidades.
Además de un tipo de tierra adecuado, también es importante que añadamos abono orgánico cada cierto tiempo para compensar todos los nutrientes que irá perdiendo con el paso de los meses.
Cambio de ubicación frecuente
Las plantas se adaptan al entorno en el que se encuentran por lo que si acostumbras a cambiarlas constantemente de ubicación puedes llegar a provocarles estrés, ya que intentarán constantemente adaptarse al nuevo lugar en el que las han ubicado. Esta puede ser una de las posibles razones por las que tu planta no crece, así que una vez hayas encontrado el lugar adecuado para que tu planta se desarrolle y crezca de forma saludable, intenta no moverla de allí.