España es un país repleto de leyendas, pueblos cargados de misterio, , lugares de poder, pero sobre todo de supersticiones, las cuales llevan acompañándonos durante largos años como el famoso martes 13 o esa superstición asociada a la mala fortuna que durante años se ha relacionado con los gatos negros. Una de las supersticiones con mayor arraigo en nuestro país y también en el resto de Europa Continental y Estados Unidos, pero tras la que realmente no se esconde ninguna evidencia científica. Pero y entonces, ¿por qué esta aversión a los gatos negros?

Los gatos negros sobre todo desde la Edad Media han estado asociados a todo tipo de supersticiones, leyendas y miedos, muchas veces asociados a las brujas y siempre vinculados a la mala suerte. Hasta el punto de que cruzarse con un gato negro puede ser visto como una señal de mala suerte en muchos países. Pero esto no siempre ha sido así a lo largo de la historia.

¿Cómo comenzó esa superstición de que los gatos negros dan mala suerte?

Aunque a día de hoy existen numerosas historias y leyendas vinculadas a los gatos negros y a la mala o buena suerte, lo cierto es que cada país cuenta con sus propias leyendas acerca de estos felinos aunque en su mayoría siempre suelen estar vinculadas a cuestiones sobrenaturales o relacionadas con la brujería.

En cambio, esa mala suerte no era asociada a estos felinos en el Antiguo Egipto, donde todos los gatos, incluido el gato negro, eran venerados y protegidos por ley por considerarse animales sagrados. De hecho, en el antiguo Egipto los gatos fueron uno de los animales más adorados, debido a que el antiguo dios egipcio llamado Bastet a menudo era representado como una mujer con cabeza de gato negro. Una creencia que también compartían los romanos, pero que con la llegada de la Edad Media acabó relacionándose con la brujería y la mala suerte.

Durante la Edad Media muchas mujeres fueron acusadas de practicar la magia negra durante la Inquisición y sus compañeros felinos de color negro también cayeron en desgracia junto a ellas. Llegando a extenderse la creencia de que los gatos negros eran la encarnación de las brujas durante la noche y llegando esta, incluso a Estados Unidos y a la época de los juicios de las brujas de Salem.

Todo debido a una leyenda que comenzó a circular a mediados del siglo XVI, la cual contaba que un padre y su hijo caminaban juntos en una noche sin luna, cuando de repente un gato negro se cruzó en su camino. Padre e hijo tiraron piedras al gato hasta que el pobre animal acabó herido y encontró refugio en la casa cercana de una mujer con sospechas de ser bruja. Al día siguiente, el padre y el hijo vieron a la mujer cojeando y herida, lo cual les llevó a decirles a todos que la mujer y también el resto de mujeres acusadas de ser brujas, podían convertirse en gato negro de noche para merodear por las calles sin ser vistas.

Esta superstición del gato negro en Francia condujo a miles de gatos a ser quemados cada mes hasta que Luis XIII en 1630 puso fin a esta terrible práctica. Algo muy distinto a lo que se cree en Reino Unido, donde un gato negro se piensa que puede atraer tanto buena como mala suerte. De hecho, que un gato negro se cruce por la calle en Inglaterra está más relacionado al amor por estos animales que con la superstición, hasta el punto de creerse que si durante una boda un gato negro se cruza con la novia a la salida de la Iglesia, asegurará años de amor a la pareja.

Escocia, Gran Bretaña, Japón o Rusia, también son otros de los países que en cambio ven a este oscuro felino como un símbolo de buena suerte y prosperidad.

¿Los gatos dan buena o mala suerte?

Aunque todas estas creencias han estado manteniéndose en el tiempo durante muchos años y por muchas personas, lo cierto es que esa asociación entre los gatos negros y la mala o buena suerte no deja de ser una mera superstición sin ningún apoyo científico.

Sin embargo, estos maravillosos felinos han estado sufriendo las consecuencias de estas creencias durante todo este tiempo, llegando a ser mucho más propensos al abandono o a ser menos adoptados en refugios si los comparamos con sus coloridos compañeros. Por todo esto, la próxima vez que adoptes un nuevo amigo felino, no dudes en darle a un gato negro la opción de proporcionarle un hogar. No olvides que los gatos, sin importar su color, pueden convertirse en el mejor compañero de vida.

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