En España amamos a los animales, y así lo demuestran las estadísticas: hay unas 13 millones de mascotas registradas, según datos de la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC). Una cuestión importante es... ¿Los animales tienen sentimientos? Si alguna vez te has hecho esta pregunta, también sabrás que cuando se trata del mundo animal, en ocasiones son muchos los que olvidan que los animales tienen su propia manera de ver el mundo y los que incluso quitan valor a su capacidad para sentir. Solo hace falta pararse a pensar por ejemplo, en los sentidos especialmente desarrollados de los perros que les llevan a cambiar su comportamiento e incluso volverse más protectores y cariñosos cuando detectan alguna enfermedad en su compañero humano o cuando presienten situaciones de peligro o incluso la muerte.
Precisamente son muchos los casos documentados que a lo largo de los años han evidenciado que los animales también pueden experimentar sensación de hambre, de dolor, de frío o calor, pero también de sentimientos complejos como la alegría, el duelo, tristeza o incluso melancolía.
Sentimientos complejos
Se cree que los animales pueden tener sentimientos complejos pero para llegar a entenderlos, también habría que entender lo que es para ellos una sensación, una emoción o un sentimiento y esta última palabra ya de por sí resulta bastante imprecisa. ¿La razón? Los sentimientos están repletos de matices y además, cuando hablamos de ellos siempre intentamos trasladar lo que como humanos entendemos como sentimientos a los de cualquier otro animal. Algo completamente normal, ya que solo sabemos pensar como seres humanos que somos, pero muy alejado de la realidad animal.
Los sentimientos son algo mucho más complejo para los animales, sobre todo porque sus percepciones y su capacidad cognitiva son muy diferentes a las nuestras y una de las razones por las que muchas personas aún no consiguen asociarlos a los animales.
De lo que no hay duda, es de que los animales tienen sensibilidad básicamente porque pueden sentir a través de sus sentidos. Pero ¿qué pasa con los sentimientos? Hay varios ejemplos y situaciones que durante años se han documentado en animales y que pueden ayudarnos a entenderlos un poco más.
Casos de suicidio y duelo en animales
Casos como el tristemente ocurrido en 1932 en Chester (Inglaterra) pueden dar una idea de ello. Allí fue donde un pequeño mono rhesus consiguió hacerse con una cuerda que después ató a una rama de su jaula y con la que tras hacer un nudo en el otro extremo decidió meter su cabeza y saltar, según los testigos. Unas acciones que el mono realizó paso por paso. Pero lo cierto, es que este no es el único caso de animales con tendencias suicidas antes situaciones complicadas y es que otros como las vacas, toros, ciervos, ballenas, patos o incluso los perros también lo han demostrado.
Y ¿qué hay del joven gorila cuya madre había muerto en manos de los furtivos y que buscó el consuelo en los brazos de su cuidador Patrick Karabanga? o ¿del famoso Hachiko? . Para quienes lo desconozcan, Hachiko es el nombre del perro que inspiró la película ‘Siempre a tu lado, Hachiko’ protagonizada por Richard Gere. Este perro estuvo esperando a su amo varios años tras su muerte. Otra demostración de duelo y puede que de ‘tristeza’, que también han demostrado otros muchos animales como los perros, los jabalíes, los delfines, los cuervos o incluso las orcas, las cuales han llegado a verse con el cuerpo de alguna de sus crías fallecidas sobre sus lomos como una aparente fase de duelo.
La importancia de los cambios fisiológicos y las emociones
Otro de los aspectos en los que durante estos últimos años se ha volcado la ciencia, es en la idea de asociar las emociones a determinados cambios físicos y fisiológicos en los animales. Algo que también ocurre en nuestro caso, cada vez que experimentamos una determinada emoción y una de las bases con las que pretende profundizar en la existencia de los sentimientos en los animales.
Sea como sea, lo que está claro, es que los animales no dejan de ser seres complejos con sentimientos complejos como la pena, la depresión, la alegría… Pero aún así, todavía no se ha podido comprobar de forma científica. Algo realmente complicado, sobre todo cuando se trata de conceptos tan poco definidos que incluso en ocasiones cuesta reconocer en los propios seres humanos. Lo cierto, es que los animales tienen su propia manera de entender el mundo y sus propias pautas o comportamientos para afrontarlo en diferentes situaciones, una razón más que suficiente para contribuir a que tengan una buena vida y para no quitarles valor a su particular forma de sentir.