La Torre Eiffel es uno de los monumentos más famosos, símbolo de Francia e icono de la ciudad de París, una de las más visitadas del mundo. En España también tenemos otro monumentos de gran importancia, por ejemplo, la Alhambra de Granada, el más visitado en el caso español. Como dato curioso, a los monumentos o edificaciones les ocurre algo en verano, y es que si están construidos con materiales sensibles al calor, es probable que sufran dilataciones durante los meses más calorusos del año. Por ejemplo, la Torre Eiffel en verano aumenta unos centímetros, debido a que se edificó con hierro pudelado, que es muy sensible a las variaciones de temperatura. Entonces, ¿en verano gana unos centímetros y en invierno los pierde? Aquí te damos la explicación al respecto.
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El tamaño de la Torre Eiffel
La Torre Eiffel comenzó a ser construida en 1887. Fue Gustave Eiffel el que decidió crear esta torre icónica y hacerlo con hierro, debido a que se trata de un material diez veces más resistente que la madera y veinte veces más que la piedra. La estructura está compuesta por 18,038 piezas de hierro y tiene un peso total de 10,100 toneladas. Concretamente, la Torre Eiffel pesa 7300 toneladas, y la adición de ascensores, tiendas y antenas han llevado el peso total de la construcción hasta aproximadamente las 10 100 toneladas.
Lo que puede que muchos no sepan es que la altura de la Torre Eiffel, debido a este material de hierro pudelado, varía de tamaño aproximadamente quince centímetros a lo largo de todo el año. De hecho, lo que ocurre es que crece un poco con el calor y se contrae cuando baja la temperatura. El hierro pudelado es por tanto de esos materiales que se expanden con temperaturas altas y se contraen con temperaturas bajas.
De la misma forma, también hay que tener en cuenta que la expansión también hace que la Torre se incline ligeramente hacia el lado opuesto al sol. El sol solo "pega" o incide en uno de los cuatro lados de la Torre, por lo que se crea un desequilibrio con los otros tres lados que permanecen estables, lo cual provoca que la Torre Eiffel se incline hacia un lado.
Estos cambios de estado no son alarmantes para la estructura de la torre, sino que se consideran naturales y demasiado pequeños para las dimensiones totales de la torre. Por lo tanto, no ejercen ningún impacto sobre la solidez de la estructura y desde luego, no suelen ser detectables por parte de los visitantes o turistas de esta atracción.
Como curiosidad, la Torre Eiffel costó en la época el total de 7,799,401.31 francos y llegó a ser el edificio más alto del mundo (300 metros). Mantuvo este primer puesto hasta 1931, cuando fue destronada por el Empire State Building (381 metros).