A José Javier Hombrados (Madrid, 1972) le quedan pocos retos por cumplir en el mundo del balonmano. Campeón de prácticamente todo, el guardameta madrileño apura en el Balonmano Guadalajara el que puede ser su último año como profesional. Lo hace en plena forma, como si su DNI apuntase una fecha menor a la real, justo ahora, cuando acaban de cumplirse 25 años del debut de Jota en la Liga ASOBAL, la competición de la que es el jugador con más partidos disputados de la historia (612). EL ESPAÑOL ha compartido una tarde cualquiera de entrenamiento junto al otrora capitán de la selección española y candidato a la presidencia de la Federación Española de Balonmano.
¿Lo suyo con la portería fue un amor a primera vista?
Sí, aunque en principio el objetivo no era jugar al balonmano. En mi casa no había tradición deportiva y me apunté a baloncesto. Por problemas de horarios me cambié, y desde el primer minuto estuve en la portería. Me gustaba ser portero, pero de fútbol, porque pasaba ratos con mi padre jugando. Esos reflejos que yo tenía los aporté al balonmano y nada más empezar, el entrenador vio mi pasión.
¿De quién aprendió más entre todos los jugadores con los que ha compartido posición?
Quizá el que mayor influencia tuvo en su momento fue el primer compañero de portería que tuve, Tomas Svensson. A partir de ahí, cogí un rumbo, pero he estado con grandes porteros: Mats Olsson, Jaume Fort, David Barrufet, Jordi Núñez, Kasper Hvidt, Armand Torrego, Buligan... Cada uno me ha enseñado una cosa: ser más paciente, cuidarme mejor físicamente, situarme mejor en la portería. Esa es la riqueza que me han transmitido.
Debutó en el Atlético de Madrid, se marchó un año antes de que desapareciese y volvió para su resurgir hace unos años. ¿Qué diferencias hubo entre sus dos etapas?
Sobre todo, la historia que tenía el Atlético de Madrid en los años 90, con jugadores míticos como Juanqui Román, Cecilio Alonso, Chechu Fernández o Ángel Hermida. Eran hombres que tenían un poso y una historia dentro del club. Cuando volví, el equipo estaba montado en Ciudad Real, pero de alguna forma fue una franquicia del Atlético. Ahora podíamos tener un equipo como aquél para muchos años dentro de una ciudad tan importante, pero lamentablemente el proyecto finalizó. Hubiera sido una gran oportunidad para darle importancia y estabilidad al balonmano en Madrid.
De los 20 jugadores con más internacionalidades de España, soy el único que no ha jugado en el Barcelona. No sé si me tienen manía o es que no he tenido el nivel suficiente
Ha tocado prácticamente todos los grandes ‘palos’ del balonmano español excepto el del Barça. ¿Alguna vez estuvo realmente cerca de jugar allí?
Lo más cerca que he estado de irme allí ha sido en este momento. Recibí una llamada un tanto ‘light’ de ellos y al final no lo concretamos. He estado en buenos equipos españoles (Ciudad Real, Santander, Pamplona, León…) y nunca ha habido mucho más acercamiento. De los 20 jugadores con más internacionalidades de España, soy el único que no ha jugado en el Barcelona. No sé por qué. No sé si me tienen manía allí o es que no he tenido el nivel suficiente para haber estado en el equipo.
Después de jugar junto a auténticas leyendas, ¿cuál sería su ‘siete’ ideal?
Arpad Sterbik de portero, Talant Dujshebaev de central, Siarhei Rutenka de lateral izquierdo, Ólafur Stefánsson de lateral derecho, David Davis de extremo izquierdo, Mirza Dzomba de extremo derecho y Rolando Uríos de pivote. En el banquillo, Jackson Richardson, Yuri Nesterov, Ales Pajovic, Mikhail Yakimovich y Didier Dinart. Podríamos hacer una selección mundial e incluir a 50 de mis compañeros.
También ha estado al mando de auténticos genios de los banquillos. ¿Con qué entrenadores estuvo más a gusto?
A nivel profesional y personal, Talant Dujshebaev lo ha sido todo, y creo que lo sigue siendo. Es algo más que un amigo. En cuanto a mis inicios, Ernesto Enríquez me descubrió en el colegio y me ha aconsejado durante todo este tiempo para labrarme un camino en el profesionalismo.
¿Quién es el mejor amigo que se lleva del balonmano?
He dejado muchos: Fernando Hernández, Talant Dujshebaev, Raúl González, David Davis, Ivano Balic, Jackson Richardson. Tengo infinidad de ellos por el hecho de haber jugado en muchos equipos.
¿Cuál ha sido el mejor momento que ha vivido en las pistas?
2005 fue un año muy bonito a nivel personal, porque nació mi primer hijo y fui campeón del mundo en Túnez con la selección española. Fue la cresta de mi carrera. Hasta entonces era un portero importante, pero a partir de ahí quizás lo fui más. Otros momentos importantes son mi primera Champions con Santander, la época del Portland, la Recopa y la Copa ASOBAL que ganamos en León y los cinco títulos en un año con Ciudad Real.
¿Y el peor?
La derrota contra Alemania en los cuartos de final de Atenas 2004. También caer en las semifinales contra Islandia en Pekín 2008 pese a que luego lo arreglamos con el bronce olímpico y la final de Champions que perdí con Ciudad Real en Barcelona. Son partidos que me han tenido con una mini depresión durante cierto tiempo.
Una nueva etapa en Guadalajara
A sus 43 años, usted parece un chaval. ¿No se va a retirar nunca?
Cada año me lo planteo cuando acaba la temporada. Todo depende mucho de las ofertas que tenga encima de la mesa y de cómo haya ido el curso. Eso va decidiendo tu futuro. Me llevo haciendo esta pregunta cinco o seis años, así que no es ninguna novedad.
¿Qué tenía Guadalajara que no tuviesen el resto de equipos españoles?
Guadalajara fue diferenciador por las circunstancias familiares. Teníamos pensado regresar a casa y que Madrid fuese nuestra residencia por las opciones laborales que yo tenía aquí. Vinieron ofertas de muchos equipos, lo que no ayudó a dejar el balonmano. Laboralmente, Guadalajara iba a ser una buena opción y podría compaginar deporte y trabajo. También me decidí por el cariño que le tengo a la ciudad, porque mis padres son de esta tierra y para cerrar el círculo volviendo a casa.
¿Qué objetivos se ha marcado para esta temporada?
A nivel colectivo, que Guadalajara permanezca en ASOBAL y que demos un pasito adelante con respecto a la temporada pasada. A nivel personal, estabilizarme en Madrid, aprender mucho en mi empresa y que ni el trabajo me desconecte del balonmano ni el balonmano me desconecte del trabajo.
¿Cómo lleva lo de entrenar con varios jugadores a los que dobla en edad?
Cuando eres mayor, entrenar con gente joven y cargar las pilas con el espíritu que tienen es algo que te llena cada día y que te da una chispa especial. Es un orgullo poder compartir minutos con ellos e intentar transmitirles mi experiencia para que las cosas les vayan saliendo mejor y que tengan una carrera más fácil.
El día que no sienta el mismo cosquilleo antes de un partido me iré a casa. Cuando eres joven no eres consciente de los que te estás jugando y cuando eres mayor eres consciente de demasiadas cosas
Diego Moyano también sigue compitiendo y le saca un año. ¿Por qué cree que los porteros aguantan más tiempo en la élite que otros jugadores?
El físico es importante, pero personas que se han cuidado bien en ese sentido pueden contrarrestar sus carencias de velocidad o de flexibilidad con posición, cabeza y experiencia. Ése es el secreto de los porteros de balonmano.
¿Aún siente el mismo cosquilleo antes de un partido?
Por supuesto. El día que no lo sienta, me iré a mi casa. Con el tiempo, hay veces que incluso tienes una sensación de mayor responsabilidad y nervios. Cuando eres joven, no eres consciente de lo que te estás jugando en algunas ocasiones y, cuando eres mayor, eres consciente de demasiadas cosas. Tanta información te genera ansiedad, y eso a veces hay que saber canalizarlo para no actuar de mala manera en el partido.
¿Se pasa más miedo bajo palos cuando uno está empezando o todavía teme los balonazos?
Da más miedo al principio. El hecho de jugar contra jugadores más inexpertos y con menos precisión te hace sentir que el peligro del balonazo está más próximo. Cuando juegas con jugadores de primer nivel, es prácticamente imposible que te den queriendo. Con la precisión que tienen, muchas veces quieres que te den y no lo consigues.
Hablando de temores, ¿quién es el lanzador que le ha puesto en más aprietos?
Quizá donde más problemas he podido tener cuando era más joven ha sido en las posiciones de extremo o en los lanzamientos de habilidad. Es algo anecdótico. Con el tiempo, podríamos hacer una estadística y puede que hubiera igualdad de condiciones en cada posición.
¿Prefiere un lanzamiento normal o de penalti?
El penalti es el tiro fácil para el jugador. Como portero, a lo mejor lo prefieres, porque siempre se dice que tienes mucho más que ganar que perder. Si tuviera que jugármela, yo no me la jugaría a un penalti porque es más difícil de parar.
Alemania vs. España
Después de jugar en Alemania y obviando el tema económico, ¿por qué diría que es la mejor liga de balonmano del mundo?
Sobre todo por la cantidad de público que mueve, la tradición del balonmano alemán, la cantidad de licencias federativas que tienen. Es una envidia poder jugar con los pabellones llenos. Todo lo que rodea a Alemania es balonmano. Vayas donde vayas, hay alguien que ha jugado a este deporte. Creo que eso lo dice todo y, a partir de ahí, han sabido tener un producto con duración y estabilidad que les ha dado esa economía que han gestionado con mucha inteligencia. El marketing es importantísimo allí y creo que hay muchas cosas que exportar de la liga alemana. Aun así, España está por encima de Alemania en cuanto a sistemática de juego hoy por hoy.
Con casos como el de Gonzalo Pérez de Vargas, ¿hay relevo generacional garantizado en la portería española?
Gonzalo es muy joven y ya está dando un gran rendimiento a la selección, de la que va a ser portero durante muchos años. Ahora mismo, es difícil encontrar a alguien que le haga sombra. Lo normal es que cuando llegue a mi edad sea una referencia. Tiene el futuro garantizado.
¿También lo tiene la selección española tanto masculina como femenina?
No es fácil. En la masculina, creo que tenemos un recorrido todavía largo, porque la edad de nuestros jugadores nos puede permitir incluso pasar Río y el próximo ciclo olímpico. A partir de ahí, hay que empezar a buscar sustitutos y, si la liga española no tiene cierto nivel, va a ser más complicado mantenerse en el panorama internacional. En cuanto a la selección femenina, tiene más carencias en cuanto a edad y la mejor generación que hemos tenido va a ir desapareciendo. Creo que nuestra oportunidad es este ciclo olímpico, porque lo lógico sería que hubiera un relevo importante en el próximo. Lo importante es que, de momento, España puede estar tranquila, porque a corto plazo tenemos futuro. Lo que sí que tenemos que tener claro es que nuestra liga tiene que mejorar.
¿Y qué tiene que hacer la Liga ASOBAL para volver a ser lo que era?
Mejorar la economía de nuestros clubes. Esto se hace incentivando de alguna manera que el público venga a las pistas, que haya una demanda de balonmano y que los clubes puedan llenar sus arcas de algo más que el dinero institucional. Así habrá dinero suficiente para mejorar los fichajes, las plantillas y el nivel de la liga en general.
Ya que hablamos de futuro, ¿tiene pensado qué va a hacer cuando se retire?
El objetivo es seguir trabajando en mi empresa haciéndolo lo mejor posible, ampliar proyectos y, de alguna manera, siempre estaré ligado al balonmano.
Y para terminar, ¿en qué consiste ese empleo que tiene fuera de las pistas?
Trabajo en Soxna, una empresa dedicada a la creación de escuelas de formación de fútbol a nivel internacional. Dentro de unos años, puede que hagamos escuelas de otros deportes. El objetivo es exportar los entrenadores y la capacidad de formación que hay en España a otros países. Aparte de esto, también organizamos campus de verano. Mi función es dirigir las relaciones institucionales y con otros países, de forma que se pueda ampliar nuestra red. Buscamos aunar formación deportiva de niños y labores de consultoría para aquellas naciones que creen que el deporte es una vía importante para la educación de su gente.