Raúl Entrerríos (Gijón, 1981) cuenta que no hay secreto para ser campeón de Europa, del mundo o ser bronce en los Juegos Olímpicos, pero que él no puede salir a la pista sin calzarse primero su zapatilla derecha. Menciona, también, que tiende a escuchar U2 o que gusta de recomendar ‘Los pilares de la Tierra’. Todo esto lo saben en la selección, con la que disputará el campeonato de Europa de balonmano que comienza el día 15 en Polonia y da acceso a Río 2016 (España necesita el oro o caer contra Francia en la final para clasificarse). Pero antes, se para a hablar con EL ESPAÑOL y, de paso, con su veteranía, se atreve a dar dos consejos a los que vienen por detrás de él. El primero, que escuchen; y el segundo, que “normalmente el trabajo duro tiene recompensa”. Dicho esto, a por las medallas.

Tras ganar el ‘Memorial Domingo Bárcenas’, imagino que con las Navidades olvidadas, ¿no?

Sí, la verdad es que fueron un poco justas por la selección, pero las intenté aprovechar al máximo. Estuve en Gijón, porque mi mujer también es de allí e incluso jugué a la lotería. De hecho, compré más décimos que nunca, pero no me ha tocado nada, no hay manera [Sonríe].

¿Se habla mucho de balonmano en su casa (su hermano, Alberto, también es jugador)?

No demasiado. Es verdad que el balonmano es parte de nuestras vidas, pero al final no deja de ser trabajo. Si ya nos cuesta juntarnos –él juega en Francia–, pues cuando lo hacemos intentamos ponernos al tanto sobre otras cosas: la vida, los hijos…

Total, ahora tiene 15 días para hablar de balonmano en el Europeo. ¿Cómo ve al equipo?

Bien, con mucha ambición y concentrados para lo que viene. Este Europeo es importante no sólo por lo que implica disputar un torneo de estas características, sino también porque nos jugamos la clasificación para los Juegos Olímpicos. Todo eso lo tenemos metido en la cabeza y se ve en los entrenamientos.

Y les ha tocado el Gordo en la primera fase: Suecia, Alemania y Eslovenia.

Es un grupo muy duro. Los Europeos, habitualmente, son complicados, pero es verdad que nos enfrentamos a tres rivales muy competitivos, que están trabajando muy bien en los últimos años y llegan en un gran momento. Van a ser tres auténticas finales para empezar.

Pero el objetivo es colgarse una medalla

Vamos a luchar por ello y, como en cada campeonato, queremos el oro. Pero ahora mismo sólo podemos pensar en el primer día de competición. Tal como está el campeonato y con el grupo que nos ha tocado, sería un error mirar más allá y pensar que vamos a estar entre los tres primeros por arte de magia.

Lleva más de una década en la selección. ¿Hace de padre?

[Sonríe] No, pero te das cuenta que van entrando los jóvenes. Yo debuté en 2003 y hace poco cumplía los 200 partidos como internacional. Cuando llegué estaba con gente veterana como Mateo Garralda, mi propio hermano o David Barrufet. Ahora todos ellos no están y yo me he hecho más mayor, han entrado otros jugadores y se han hecho un hueco aquí. Es un proceso inevitable. Pero lo importante es que mantengamos nuestra filosofía para seguir rindiendo a un buen nivel.

¿Usan demasiado el Whatsapp los jóvenes?

[Sonríe] No, lo hacemos todos, pero sí que se nota la diferencia de edad. Normalmente, cuando eres joven, te tomas las cosas de otra manera: llegas aquí y estás más cohibido. Con mi edad ya sabes cómo afrontar esto.

Ha jugado posiblemente con la que ha sido la mejor generación de balonmano de este país. ¿El futuro es igual de prometedor?

Yo lo veo bien. Hay jugadores que se están preparando a un nivel competitivo muy alto porque están en grandes clubes y juegan Champions League. Es verdad que tal como está la situación en nuestra liga, pues muchos han tenido que emigrar y quizá el juego español se ha perdido un poco, pero cuando vuelven lo asimilan bien.

Raúl Entrerrios con la selección. RFEBM

¿Qué le han enseñado todos esos jugadores jóvenes que se han tenido que marchar fuera de España?

A valorar mucho lo que tengo. Soy un privilegiado por poder dedicarme a lo que me gusta y hacerlo en mi país. Para los jóvenes es un hándicap importante jugar al balonmano porque saben que para hacerlo se van a tener que marchar fuera. Antes esto era impensable. Pero también sé por lo que cuentan mis compañeros que salir de aquí suele ser una experiencia bastante positiva. Es duro estar lejos de casa, pero enriquece en muchos sentidos.

Hablando de la mencionada crisis. España fue campeona del mundo en 2005 y en 2013. ¿Ha perdido demasiadas oportunidades el balonmano de fomentar sus éxitos?

Lo que está claro es que hemos perdido mucho tiempo en no trabajar el balonmano como deberíamos haberlo hecho. Deportivamente se han conseguido los objetivos y el nivel ha sido siempre alto. Pero el reflejo de la crisis de nuestro deporte queda claro en la ASOBAL. Esto nos tiene que enseñar a trabajar el balonmano no sólo en lo deportivo, sino también en lo relativo al marketing. Hay que vender la liga como algo atractivo y que sea capaz de generar una masa social estable. Durante mucho tiempo, cuando hubo poder económico, los clubes se dedicaron simplemente a apostar por lo deportivo y dejar de lado otros aspectos.

¿Está cambiando el panorama?

Sí que lo creo. La crisis ha hecho que tengamos que espabilarnos. Ahora tenemos que obtener recursos de otras formas y buscar a la gente a través de los propios jugadores, con eventos que den algo de solidez al balonmano. Es algo que por necesidad se ha tenido que potenciar. Pero estamos lejos de otras ligas.

¿Y qué pueden hacer ustedes para solucionar eso?

Seguir como hasta ahora y conseguir los objetivos que se marcan, dejar al balonmano español a un buen nivel y que éste se convierta en referencia internacional. Y luego, por otra parte, prestarnos porque somos las caras reconocibles de este deporte. Es la única forma de que los niños jueguen y las empresas se vinculen a los clubes y la Federación.

Ha hablado de problemas de marketing, pero es verdad que no hace tanto en muchos colegios había equipos de balonmano. ¿Qué ha sucedido?

Nosotros somos parte de un grupo de deportes que trata de salir adelante en un país en el que hay una clara sintonía futbolística. Eso está claro y lo sabemos, lo vemos en televisión, y es cierto que es difícil sobrevivir a todo eso. Ese es un problema extra con el que tenemos que luchar, pero tenemos que analizar el porqué. Tenemos que pensar que si se hubieran hecho mejor las cosas antes, algunos clubes no habrían desaparecido.

En este largo recorrido lo ha ganado prácticamente todo. ¿Qué le ha enseñado el balonmano y qué sueño le queda por cumplir?



El balonmano me lo ha dado todo desde pequeñito y me ha enseñado a apreciar muchos valores: el esfuerzo, el compañerismo, el trabajo…. Me ha dado amigos y la oportunidad de viajar a sitios a los que jamás hubiera ido de no ser por el deporte. Y respecto al sueño: me gustaría ganar un oro en los Juegos Olímpicos de Río. Seguramente serán los últimos, porque por edad es muy difícil que llegue a Tokio. Eso estaría bien.



Y después, ¿qué podemos esperar de Raúl Entrerríos el día que diga adiós?



Me quedan algunos años por delante y me encuentro bien. Pero sí que pienso qué haré el día que me retire. De momento, estoy yendo a la universidad y estudiando Ciencias del deporte. Pero luego no sé. Tal como está la cosa…