Gianni Infantino, a priori, ha hecho lo más complicado: convencer a los suyos de que es la persona idónea para liderar el cambio que pide la FIFA. Sin embargo, su camino no ha hecho más que comenzar. Ha llegado a la cima, pero ahora se tendrá que mantener al frente de la organización y, a pesar de que por apariencia necesite llevar traje y corbata, lo cierto es que tendrá que colocarse el mono de trabajo para reformar la organización de los pies a la cabeza. ¿Cómo lo hará? ¿Qué se encuentra? ¿Qué propone? Eso es lo que queda por dilucidar, aunque ya se anticipan algunas medidas.
Gianni, por recorrido y experiencia, goza del reconocimiento de su gremio y del respeto del mundo del fútbol. Desde 2009, ocupó el cargo de secretario general de la UEFA y conoce de sobra los poderes fácticos que mueven los hilos en Europa. Sin embargo, su primera labor no estará relacionada con impulsar su deporte o promover el desarrollo de academias, sino en recuperar la credibilidad de una organización en la que no confían el 69% de los aficionados al fútbol, según un informe de Transparencia Internacional.
Su primera labor será acabar con el lodazal de corrupción y limpiar la imagen de la FIFA, manchada desde que la Fiscalía suiza comenzara a investigar en 2010 la concesión de los mundiales de Rusia 2018 y Catar 2022. Pero, sobre todo, desde que Joseph Blatter fuera suspendido por seis años. Quizás, el mayor golpe sufrido por la FIFA en sus 111 años de historia. Y la razón, a su vez, por la que Gianni Infantino ha sido elegido, con un objetivo claro: acabar con la sombra del expresidente.
LO QUE SE ENCUENTRA
El suizo, novena persona en ocupar el cargo, se encontrará una organización que ya ha aprobado medidas para comenzar su refundación. Entre ellas, limitar a doce años los mandatos de su presidente y de los cargos directivos, aumentar la presencia de la mujer en los puestos de dirección y promover la transparencia.
A partir de ahora, todos los candidatos a formar parte del Consejo se someterán a comprobaciones exhaustivas de integridad que llevará a cabo una Comisión de Revisión permanente. Además, la Secretaría General supervisará las acciones operativas y comerciales del nuevo Consejo.
Entre las medidas llamadas 'revolucionarias' que fueron aprobadas antes de la elección de Gianni Infantino se contemplan: los sueldos del presidente, los miembros del Consejo y el secretario general se publicarán anualmente; habrá un mayor control de los flujos monetarios; y todos los movimientos serán monitorizados por un comité independiente de auditoría y cumplimiento externo.
LO QUE PROPONE
Su propuesta estrella es de sobra conocida. Gianni Infantino es partidario de que el Mundial sea un evento planetario y de ampliar el número de equipos a 40. Y la medida, aunque en principio pueda verse como una locura, parece que saldrá adelante, como bien sabe el nuevo presidente, que ya impulsó en la UEFA la Eurocopa de 24 selecciones, además del Fair Play Financiero.
En cuanto a lo económico, se ha comprometido, con las medidas aprobadas, a favorecer la transparencia y promover el deporte base, como dejó patente en su discurso: “Me comprometo a que Europa haga más por el mundo. Tenemos expertos que pueden ayudar y eso será a partir de mañana. Me dieron la oportunidad de formarme y trabajar en Europa. En los últimos siete años se triplicaron los ingresos de la UEFA. Si la FIFA genera 5.000 millones, por qué no se pueden distribuir 1.200. El dinero de la FIFA debe ponerse al servicio del desarrollo del fútbol”.
Con todos esos retos por delante comenzará su andadura en la FIFA. Sin miedo, tras haber coincidido con Platini en la FIFA -inhabilitado también a seis años-, la única mancha de un hombre nacido en Italia, criado en la Suiza alemana y que ha madurado en la Suiza francesa. En principio, el perfil adecuado para dirigir el máximo organismo del fútbol mundial. En su mano está ser el principio de algo nuevo o engordar la nublada cumbre que cubre a la FIFA desde hace tiempo. Todo sea por el fútbol.