Días después de remover el mundo del deporte, el caso Sharapova llegó a una nueva fase, dejando a la rusa a un lado para salpicar a otros jugadores. Roselyne Bachelot, exministra francesa de Sanidad y Deportes en el Gobierno de Nicolas Sarkozy, acusó a Rafael Nadal de haber dado positivo hace unos años. Sin pruebas para sustentar una acusación de semejante calibre, Bachelot se conformó con recordar una lesión del número cinco mundial para concluir que aquello fue un castigo encubierto.

“Sabemos que la famosa lesión de siete meses de Nadal es sin duda debido a un positivo”, dijo la francesa en el programa Le Grand 8, haciendo referencia al período de inactividad que el mallorquín afrontó entre finales de 2012 y principios de 2013 como consecuencia de una hoffitis en la rodilla izquierda y una rotura parcial del ligamento rotuliano, posiblemente la lesión más dura de su carrera, una que le costó algunas lágrimas y mucho sufrimiento para volver a la competición.

“Cuando ves a un jugador de tenis parado durante meses es porque ha dado positivo”, insistió Bachelot después de asegurar que en el mundo del tenis no se revelan los positivos ni tampoco las sanciones. No fue una insinuación, fue un gesto claro: la francesa señaló a Nadal con el dedo, posiblemente sin pararse a pensar su currículo en política, un pasado que no podrá enterrar aunque ahora haya cambiado el atril por la televisión, donde aparece habitualmente como tertuliana.

ANTES FUE NOAH

En noviembre de 2011, Yannick Noah fue protagonista de otro ataque frontal contra el deporte español. En una columna publicada en Le Monde, el campeón de Roland Garros en 1983 apuntó hacia el dopaje como la clave de los éxitos conseguidos por una generación dorada que pasará a la historia después de haberse hecho con el control de los títulos en fútbol, baloncesto, tenis y algunas otras de las disciplinas más importantes del mundo.

“¿Cómo puede un país dominar tanto el deporte de la noche a la mañana?", se preguntó Noah en su espacio de opinión del periódico francés. ”Hoy en día, el deporte es un poco como Astérix en los Juegos Olímpicos. Si no tienes la pócima mágica es difícil poder ganar”, prosiguió. “Y aquí parece como Obélix, que ellos fueran los afortunados que cayeron en la olla”, dijo, con una gran carga de ironía envenenada.

“¿Han descubierto técnicas de entrenamiento o de formación e instalaciones que nadie antes había imaginado? He buscado y no he encontrado registrada ni documentada ninguna de estas innovaciones”, insistió el jugador francés. “En España apareció el caso Fuentes, el mayor escándalo de dopaje de la historia, y se hizo 'shhhh'. La mayoría de clientes españoles del doctor se salvaron. Tal vez porque allí el deporte juega un papel muy importante y sus héroes están más protegidos que en otros lugares”.

Días después, Nadal reaccionó en la Copa de Maestros de Londres usando el sentido común. “La poción mágica es el esfuerzo, el trabajo y el espíritu de superación”, argumentó el mallorquín. “Sabe que pasamos los mismos controles o más que los deportistas franceses. Si no lo sabe, es un ignorante. He leído el artículo... Es un artículo de un niño pequeño. Una auténtica tontería”, sentenció el español.

LA TEORÍA DE LAS OVEJAS

Lejos de dejarse arrastrar por la visión que reina en España sobre Francia, a veces distorsionada por el gran púbico, Nadal y su entorno han peleado con fuerza para demostrar que por una oveja negra no se puede hablar del rebaño completo. El mallorquín no sabe cómo explicar que se siente querido en París, donde ha ganado nueve veces Roland Garros. Ni Noah, ni los guiñoles de Canal Plus (que también usaron el dopaje como arma arrojadiza), ni tampoco Bachelot harán que esa opinión cambie.

Mientras, y ajeno a lo que había sucedido en Francia, con la exministra disparando sus palabras contra él, Nadal se enfrentó en Indian Wells a las preguntas de los periodistas después de que Sharapova anunciase que no había superado un positivo en el pasado Abierto de Australia, la noticia que hizo temblar los cimientos del mundo del deporte.

El número cinco, que debutará en el primer Masters 1000 del año el próximo domingo contra el ganador del partido entre Gilles Muller y Víctor Estrella Burgos, reconoció que nunca lee los correos electrónicos de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje) porque tiene un médico que se encarga de esa tarea (Ángel Ruiz Cotorro), el mismo que se ocupa del resto de jugadores españoles.

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