El sucesor de Miguel Cardenal al frente del Consejo Superior de Deportes (CSD) ya tiene cara y será proclamado oficialmente este viernes en el Consejo de Ministros. Figuraba en las quinielas para el puesto desde hace años, incluso en la primera legislatura de Mariano Rajoy. Con una amplia experiencia de gestión deportiva tanto en Galicia como en Madrid, José Ramón Lete (San Sebastián, 1957) regresa a la capital en un momento difícil para el deporte español, marcado por el conflicto entre dos bandos oficiosos: el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y ciertos sectores del olimpismo, por un lado; y el propio CSD y la Liga de Fútbol Profesional, por otro.
Lete aterriza de nuevo en Madrid con el aval de su gestión como Secretario General de Deportes gallego desde 2009. Es llamativo que, en un ambiente político tan polarizado como el de esa región, el nuevo presidente del CSD sea respetado no solo por sus compañeros de partido, sino también por diferentes presidentes de clubes y, sobre todo, por rivales políticos: según afirmaron este jueves a EL ESPAÑOL tres cargos electos del Partido Socialista Gallego, Lete tiene una imagen de hombre trabajador, accesible y de palabra. En palabras de uno de ellos, “lo contrario al clásico cantamañanas”. Otros dirigentes de entidades deportivas privadas consultadas por este periódico destacan fundamentalmente una virtud en el nuevo secretario de Estado: su capacidad para conseguir ayudas y patrocinios a clubes, un capítulo esencial de su nueva labor.
Doce años de baloncesto
El otro gran aval del nuevo secretario de Estado para el Deporte es su conocimiento directo de la materia: entre 1978 y 1990 jugó al baloncesto en clubes como Estudiantes, CAI Zaragoza, Breogán de Lugo, Obradoiro y Bosco de Vigo. Su relación con el deporte se suspendió, sin cortarse, en la década siguiente, en la que ocupó diversos cargos técnicos en materia de educación, salud y administraciones públicas dentro de la comunidad autonómica gallega.
Desde entonces ha sido responsable de deportes en Galicia en dos ocasiones, siempre con gobiernos del Partido Popular, y también en Madrid: tras su primer periodo en la Xunta, que se inició en 2003 bajo el mandato de Manuel Fraga, se mudó a Madrid para ser subdirector general de Promoción Deportiva de la Consejería de Cultura y Deportes entre 2005 y 2007. Posteriormente sería nombrado director general de Deportes de la Comunidad de Madrid.
Su punto negro: la relación con López Viejo
Lete ocupó la Subdirección y la Dirección General de Promoción Deportiva en la Comunidad de Madrid, dependiente de la Consejería de Cultura y Deportes que presidía Alberto López Viejo, imputado en la trama de corrupción Gürtel, caso juzgado en la Audiencia Nacional. Para López Viejo se piden 46 años de prisión por los delitos de cohecho, fraude, malversación, falsedad documental, asociación ilícita, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, contra la Hacienda y prevaricación.
Lete apareció en los periódicos por haber firmado al menos dos contratos con Diseño Asimétrico, una de las empresas de la trama Gürtel en la comunidad de Madrid, y era considerado la mano derecha del político popular imputado. A pesar de ello, nunca fue imputado en el proceso judicial abierto y dijo siempre sentirse "tranquilo".
'Galicia saludable' y patrocinios
En 2009, cuando Alberto Núñez Feijoo ganó las elecciones regionales, Lete regresó a Galicia para ocupar el puesto de Secretario General de Deportes, cargo que ocupó hasta esta misma semana. Como destacó en su despedida el presidente gallego, gran valedor de Lete, uno de sus mayores logros fue el programa ‘Galicia Saudable’, destinado a aumentar la práctica deportiva entre diferentes segmentos poblacionales. También suele destacarse su apoyo a clubes de base y de fútbol femenino, muy popular en Galicia, que desde su llegada experimentó un crecimiento de subvenciones y spónsors que reconocen incluso desde la oposición: como dice un alcalde socialista de la provincia de Pontevedra, “no es conocido por nada malo, que ya es mucho, y no voy a inventarme cosas malas de él porque sea de otro partido”.
Lete llega a un sector con asuntos candentes, como la disputa jurídica sobre las postergadas elecciones a la RFEF, que derivaron en todo tipo de ataques personales a su antecesor, incluyendo querellas por prevaricación (todas ellas desestimadas por la Justicia) por parte de Ángel María Villar y el expresidente de la federación de tenis José Luis Escañuela.
Retos inmediatos
Lete cuenta a su favor con el saneamiento económico impulsado por el equipo de Cardenal en el fútbol profesional, la ordenación de los derechos televisivos y la mejora de las cuentas en unas federaciones deportivas que llegaron al punto más hondo de la crisis económica en serios apuros financieros y con una cultura de gastos que el secretario de Estado saliente, con un presupuesto muy inferior al de legislaturas anteriores, modificó con mano firme.
Entre sus tareas urgentes figura impulsar cuanto antes la armonización legislativa pendiente en materia de dopaje, para que España homologue su normativa a los nuevos criterios de la Agencia Mundial Antidopaje (postergada por la interinidad del Ejecutivo). La aconsejable actualización de la Ley del Deporte (de 1990), por su parte, dependerá de la duración de una legislatura marcada por la posible inestabilidad del Gobierno de Rajoy y el escenario de unas elecciones adelantadas para resolver un hipotético bloqueo. Pero su primer objetivo será solucionar el conflicto con Ángel María Villar, el hombre al que nadie logra derribar de su sillón desde 1988.