Amanece perezoso 2017, con las piernas agarrotadas y los nervios crispados después de un 2016 agotador. Eurocopa, Juegos Olímpicos, elecciones federativas... Arrastra España el proceso del cambio. Del cambio en las instituciones (José Ramón Lete en el CSD, Jorge Garbajosa en la FEB, Miguel Díaz en en la RFET...), del cambio generacional en las pistas. El nuevo año no es un más: 2017 es el año de los últimos sueños de una época, 2017 es el año del despegue de quienes ya apuntaron al cielo. 2017 es 'el' año.
11-29 enero - Mundial de Balonmano
La elección del Preolímpico anticipaba desastre, aunque no por esperado fue menos doloroso. Por primera vez en 40 años, desde Montreal 1976, la selección española de balonmano se quedó fuera de los Juegos Olímpicos. La España que entonces dirigía Manolo Cadenas se quedó boquiabierta con un penalti que a falta de cinco segundos para el final impidió a los Hispanos ganar por la diferencia de tres goles que les habría garantizado el pasaporte a Río (23-25 ante Suecia).
Jordi Ribera cogió el testigo del banquillo y en apenas tres meses al frente de la absoluta tendrá que hacer frente a la necesaria mezcla de continuidad y ruptura para que España vuelva a ser el equipo que en el anterior ciclo olímpico fue subcampeona del mundo y logró las medallas de plata y bronce en los campeonatos de Europa. Una tarea complicada con la renovación íntegra de la portería -Pérez de Vargas será el internacional más experimentado en ese puesto- o con las incorporaciones de figuras como Adrià Figueras, David Balaguer, Carlos Molina, Alex Costoya o Iosu Goñi, todos ellos entre los 23 y los 26 años.
De entrada, los Hispanos debutarán en el Grupo B del Mundial de Francia, donde tendrán que verse las caras con Eslovenia (la ganadorá de aquel Preolímpico de Suecia), Macedonia, Islandia, Túnez y Angola. El primer paso para volver al lgar que corresponde a una selección que atesora dos bronces olímpicos y de la que se puede decir que inauguró la mejor era del deporte español con aquel Mundial conquistado en Túnez en 2005 antes de que llegasen los éxitos del baloncesto y el fútbol.
16-29 enero - Open de Australia
La muñeca fue el detonante, pero nada más que eso. Rafa Nadal necesitaba parar, reorganizar la cabeza y volver como ya lo ha hecho en otras ocasiones. Por ahora, las sensaciones del manacorense en la exhibición de Abu Dhabi no pueden ser mejores más allá del resultado. Hay motivos para la ilusión, para pensar en un retorno como el de aquel 2013 en que conquistó Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos además de cinco Masters Series.
La ausencia de las pistas, en cualquier caso, le ha costado un puesto en el ránking mundial -9º ahora mismo- que presumiblemente le complicará los cruces del primer grande de una temporada que se presenta más abierta que las precedentes, pues si bien Andy Murray, número uno del mundo al final de la pasada temporada con victoria incluida sobre Novak Djokovic en la final de la Copa de Maestros de Londres, ya se ha demostrado a sí mismo que puede ser una alternativa a los grandes, Roger Federer volverá en la que probablemente sea su última oportunidad de conquistar un grande y los 'young guns' ya no son tan jóvenes y huelen la hora del relevo.
26 marzo - Mundial de Fórmula 1
A estas alturas del año, las dudas sobre la configuración de la Fórmula 1 en 2017 son, como mínimo, enormes. La nueva normativa, los nuevos coches, los nuevos equipos, los nuevos pilotos... Porque si algo puede cambiar en 2017 el Gran Circo del deporte mundial eso son los pilotos. Concretamente, el español Fernando Alonso. El asturiano fue el primero al que se giraron todas las cabezas apenas segundos después de Nico rosberg, campeón actual, anunciase su retirada del deporte activo. Una decisión que podría colocar al bicampeón del mundo con Renault a los mandos del mejor coche de los últimos años.
Se desconoce el futuro de Fernando Alonso en el horizonte más inmediato, pero quizás nunca se sintió tan deseado. No sólo porque Mercedes haya pensado en él o porque los rumores le señalen como el mejor antihéroe para las excentricidades de un Lewis Hamilton con el que repetiría el duelo que ya protagonizaron en McLaren cuando el británico no era más que un novato. No, Alonso tiene una segunda opción, pues desde que aterrizó en la factoria de Woking por segunda vez -en esta ocasión con Honda como pareja de baile en la motorización del bólido- las esperanzas de devolver a las balas plateadas a lo más alto se han ido posponiendo hasta un 2017 en el que todas las partes implicados coinciden en señalar como el punto dulce de un proyecto que ha generado demasiadas dudas y del que se sigue esperando que, como mínimo, esté en condiciones de competir con Mercedes, Red Bull y Ferrari.
Un desafío a la altura de Alonso, que durante 2016 dejó correr los rumores sobre un posible año sabático e incluso de una retirada prematura antes las terribles prestaciones de su McLaren-Honda y los consecuentes horribles resultados que no pasaron de un quinto puesto en toda la temporada.
2 abril - Mundial de patinaje sobre hielo
Javier Fernández (Madrid, 1991) es una de esas figuras nacidas de la nada, una de esas flores que se desarrollan en mitad del asfalto y nadie sabe muy bien por qué. Javier Fernández es una rara avis, de hecho tan rara que ha conquistado los dos últimos títulos mundiales (2015 y 2016) y los últimos cuatro títulos del campeonato de Europa (2013, 2014, 2015 y 2016), un palmarés que le sitúa ya en el Olimpo del patinaje sobre hielo pero aún un peldaño por debajo de los más grandes de todos los tiempos.
Inaccesibles parecen hoy los siete títulos mundiales consecutivos del austriaco Karl Schafer (1930-1936) o los ocho títulos que logró seguidamente a nivel continental, y aunque tales registros no estén en la mente del madrileño lo cierto es que una victoria en el Europeo de Ostrava (tendrá lugar en febrero) le igualaría con leyendas como el francés Alain Gilleti y el checoslovaco Ondrej Nepela, ambos con cinco títulos consecutivos. Eso sí, el gran objetivo estará en Helsinki, donde el español tendrá una vez más como gran rival a su archienemigo japonés Yuzuru Hany
6-9 abril - Masters de Augusta
Desde que el 28 de junio de 2015 Pablo Larrazábal conquistase el BMW International Open en Múnich ni un solo jugador patrio ha conquistado título alguno en el Circuito Europeo. Una racha, de las peores de la historia del golf español, que Sergio García pareció romper al otro lado del Atlántico con su victoria en el AT&T Byron Nelson Classic de la PGA estadounidense, aunque aquello fue consuelo escaso, pues era apenas una victoria en las dos últimas temporadas en el circuito más exigente del mundo.
Al menos 2016 sirvió para vislumbrar la esperanza de éxitos futuros. Siempre asentado sobre los hombros del Sergio García, el golf español goza en realidad de buena salud. Lo hace por el retorno al circuito estadounidense de Gonzalo Fernández-Castaño por la vía más dura, lo hace por los segundos puestos perpetuos del canario Rafael Cabrera-Bello, que llegó incluso a soñar con una medalla en los pasado Juegos Olímpicos, y lo hace de forma muy especial por la irrupción de un jugador tan desconocido para el gran público en un primer momento como sostén de las grandes ilusiones ahora que lo conocen.
Jon Rahm nació en Barrika (Guipuzcoa) hace apenas 22 años y, de repente, es la gran esperanza blanca. No porque haya salido de una cueva de un día para otro, sino porque su progresión ha sido meteórica y sorprendente a partes iguales. Desde aquel Phoenix Open en el que debutó con los mayores poniendo al público en pie aún como amateur y terminando en la quinta plaza a su vigésimotercer puesto en el US Open de este 2016. Y todo con un sinfín de méritos, premios y reconocimientos por el camino que para nada empequeñecen ante los logros que a su edad habían conseguido los Sergio García, Miguel Ángel Jiménez o José María Olazábal (Seve es harina de otro costal).
Ha conseguido incluso que el hermano de Phil Mickelson, que fuera su entrenador universitario, dejase a los Sun Devils de la Universidad de Arizona State para dedicarse de pleno a él y a su carrera profesional, que tendrá entre las magnolias del primer grande del año un auténtico desafío y la prueba de fuego más dura: la que confirmará su posición dentro del statu quo del golf español y su posición como estrella emergente a nivel mundial.
3 junio - Final de la Champions League
Cardiff marca el fin de trayecto para la temporada. Será en el Estadio Nacional galés donde se decida al campeón de Europa, una plaza a la que aspiran aún cuatro equipos españoles, tres de ellos con aspiraciones reales de conquistar el título bien sea para aumentar la leyenda de los blancos, para reafirmar el modelo azulgrana o para conquistar al fin lo que los rojiblancos creen que les debe el destino. Una final en la incluso, como en 2014 o 2016, podría haber dos equipos, aunque eso, por ahora, es demasiado soñar.
Con Zidane al frente del equipo y batiendo todos los registros del propio equipo blanco, el conjunto blanco sueña con agrandar aún más sus vitrinas. Con las renovaciones de Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Sergio Ramos, Florentino Pérez se ha asegurado la continuidad de un proyecto deportivo que en 2014 y 2016 hundió los sueños del Atlético de Madrid. Precisamente el equipo rojiblanco aún tiene la convicción de que puede conseguir el cetro europeo, algo sustentado en el Cholo Simeone y la trasnfiguración que el argentino hizo del equipo, aunque los rumores sobre una posible salida del técnico añaden ansiedad a la necesidad del 'esta vez sí o sí'.
No se mueve en esos términos de necesidad el FC Barcelona, aunque el conjunto que dirige Luis Enrique está tan necesitado de alimentarse de éxitos como el resto de grandes de Europa y todo lo que no sea aspirar al triplete pone en la picota a jugadores, técnicos y directivos. Más aún en un año en el que en Can Barça no terminan de estar satisfechos al 100% con los fichajes, el equipo no funciona de la misma manera que en años anterior y, además, el Real Madrid manda con cierta comodidad.
16 julio-6 agosto - Eurocopa femenina
Montenegro, Irlanda, Portugal y Finlandia cayeron por partida doble en una fase de clasificación perfecta, impecable para el equipo de Jorge Vilda, que llegará a la cita continental con fuerzas renovadas después de una polémica tan agria que hizo dudar de las posibilidades de la selección. Pues el mismo equipo que logró la clasificación -por primera vez en la historia- para el Mundial salió con un paupérrimo resultado en la fase de grupos de Canadá (un empate ante Costa Rica y dos derrotas frente a Brasil y Corea del Norte).
Aquella eliminación hizo aflorar las interioridades de un equipo que focalizó todos los problemas en Ignacio Quereda. En un comunicado las 23 jugadoras acusaban al seleccionador, por acortar, de falta de profesionalidad y pedían un cambio de ciclo. La federación optó por ignorarlo y las jugadoras lanzaron un órdago: no jugarían hasta la destitución del seleccionador que había ocupado el cargo durante 27 años. Ángel María Villar aceptó finalmente el cambio y 'ascendió' a Vilda, hasta entonces seleccionador sub19. Un cambio que, a la vista está, ha sentado de maravilla a la selección femenina.
Las derrotas ante Inglaterra (2-1) y Francia (1-0) en los dos últimos amistosos no deberían servir de termómetro para un equipo lanzado, en plena fase de expansión y que el 22 de enero, en Oliva (Valencia), tendrá su primer test de 2017 en un amistoso frente a Suiza. Será a partir de ese momento cuando la selección que según la FIFA ocupa el 14º puesto del ránking mundial acelerará su preparación con la Copa Algarve ya en el mes de marzo.
5-13 agosto - Mundial de atletismo
Es siempre el tartan una superficie bajo sospecha. Casi nunca satisface aunque cumpla expectativas, lo que sitúa el Mundial de Londres como una cita compleja de encasillar. ¿Se repetirán los asombrosos resultados de Río? ¿Renacerá el mediofondo? ¿Volverá la marcha al lugar que le corresponde? Muchas son las esperanzas sobre un campeonato en el que Raúl Chapado, nuevo presidente de la Federación de Atletismo, tendrá su primer test tras los 28 años de José María Odriozola al frente de la RFEA.
Las confirmaciones de Ruth Beitia (oro en Río), Orlando Ortega (plata) y Bruno Hortelano (su tiempo en las series de 200 le habrían dado el bronce en la final que ganó Usain Bolt) son el primer objetivo, especialmente en los dos últimos casos, pues a la cántabra poco más se le puede exigir tras el excepcional rendimiento que ha demostrado en los últimos años y esa medalla de Río que ponía el colofón a una carrera excepcional. Del cubano nacionalizado y del español nacido en Australia se espera que sean los nuevo puntales de la generación llamada a tomar el relevo y que no termina de explotar en el atletismo español.
Cuestión bien diferente es la situación del mediofondo español, sólo con David Bustos en la final de los pasado Juegos Olímpicos y necesitado de un golpe sobre la mesa para recuperar la posición que hizo, de forma especial, del 800 y del 1.500 el mayor vivero de medallas para España en el estadio olímpico. Algo que podría extenderse a la marcha, quizás una de las mayores decepciones en Río, pues Miguel Ángel López no sólo se presentaba como el gran dominador de los 20 km., sino que incluso se atrevía a doblar y sonaba como uno de los candidatos claros a medalla en los 50 km.
31 agosto-17 septiembre - Eurobasket
Pau Gasol anunció una rueda de prensa inmediatamente después de conquistar la medalla de bronce en Río. Se anticipaba su adiós, el fin de una era, el salto al vacío del baloncesto español. Y sin embargo el de Sant Boi negó el adiós, rechazó dejar la selección por una cuestión de edad, cansancio, rendimiento o exigencias NBA. Mientras el cuerpo aguante vino a decir. Algo que, en cualquier caso, no garantiza su presencia en la selección el próximo mes de septiembre. Seguro que no estará José Manuel Calderón, ya retirado, y las dudas siempre se ciernen sobre los NBA, especialmente Marc Gasol.
En cualquier caso, España se presentará en Rumanía -sede del grupo en esta primera fase- con Sergio Scariolo en el banquillo y con la obligación de defender el título logrado en Francia dos años atrás. Un compromiso complicado no tanto por la evolución de los rivales como por la obligada renovación de una selección que, poco a poco, a fuerza de años, termina el ciclo de los júniors de oro -quizás no esté Pau, quizás no este un Navarro más castigado por las lesiones- y encara la necesaria renovación.
Un proceso que con 10 NBA más los Sergio Llull o Rudy Fernández aún presentes en la Liga Endesa no debería suponer un problema, pero que en realidad, dada la altura de lo conseguido hasta ahora empezando por el Mundial de Japón en 2006, se antoja más que complicada y se encara como si de un precipio a los pies se tratase. Quizás por eso este Europeo sea una prueba de fuego -tanto para la federación de Jorge Garbajosa, como para el Scariolo y los propios jugadores- más psicológica que de resultados, pues una buena actuación, acompañada o no de una medalla, puede sentar las bases de otro proyecto que comience a desarrollarse ya lejos de la protección de Pau Gasol.
2 septiembre - España-Italia de clasificación al Mundial 2018
Si Brasil 2014 fue una decepción, la Eurocopa de Francia fue el golpe de gracia para un modelo, para un equipo y su seleccionador. La derrota ante Italia con aquel gol de Pelle dolió tanto que España sacó al seleccionador que lleva dentro y cargó contra todas y cada una de las decisiones de Vicente del Bosque. La decisión de no continuar fue inmediata, aunque probablemente el resultado hubiera sido el mismo aunque hubiese logrado otro éxito. En cualquier caso, caído el hombre que logró un Mundial y otra Eurocopa para España, la renovación dio comienzo.
El ascenso de Julen Lopetegi al cargo de seleccionador nacional ya fue un golpe sobre la mesa de Ángel María Villar. Revolució, sí, pero sin 'r'. La RFEF no quería cambiar de forma radical el que ha sido su mayor éxito de la historia, quería al frente de la nave a alguien capaz de desarrollar la potencia de la selección sin salirse de los mimbres puestos por Luis Aragonés o Del Bosque. Y eso es lo que ha mostrado esta nueva selección española, (r)evolucionada más en los nombres que en el sistema o las costumbres. Esa selección que enamoró durante 30 minutos en Turín, que replegó velas al final del encuentro y acabó sucumbiendo por un error infantil de Sergio Ramos.
Esa misma selección tendrá ante ese mismo rival la última reválida oficial camino del Mundial de Rusia. El encuentro, séptima jornada del grupo G de la fase de clasificación, definirá al campeón del grupo si nada raro sucede, pues ahora mismo, con cuatro jornadas ya disputadas y tras el 1-1 de Turín, la única diferencia está en el golaverage: +14 para España, +7 para Italia. Además, terminar por delante del verdugo reciente supondría una inyección de adrenalina y de moralina que pudiera devolver a España a la pelea por la zona noble. Para soñar con cotas más altas tiempo habrá.