A los ya célebres jugadores del Eldense se les fue la mano el pasado domingo en Barcelona. Venían amañando partidos desde hace semanas, toda la estructura del club estaba pensada para ello. Se compraban jugadores ya formados en el arte de la trampa para montar una unidad de fraude dentro del vestuario. "Un caso de manual", como lo define Alfredo Lorenzo, director de Seguridad e Integridad de LaLiga. Los conflictos internos y la multiplicación del riesgo, sin embargo, acabaron por desenmascarar una red cuyos orígenes alcanzan la mafia calabresa.
La anatomía de los amaños ha cambiado a medida que las casas de apuestas añaden filtros y controles a su labor de vigilancia (el dinero defraudado es dinero perdido para ellas). Tras diversas conversaciones mantenidas con operadores, fuerzas de seguridad y la Unidad de Integridad de LaLiga, este es el perfil habitual de los amaños producidos en Segunda División y Tercera esta temporada (en los que la gran mayoría de sus aproximadamente 200 encuentros semanales no cuenta con ninguna clase de vigilancia).
Las redes ya no hacen sus apuestas antes del inicio del encuentro, como sucedía la temporada pasada. Se hacen en vivo y en directo. "Durante los primeros minutos del partido meten apuestas a gogó", como explicó el propio Javier Tebas en una rueda de prensa: "Si han sido aceptadas [la casa puede rechazarlas], alguien hace señas desde la grada para que se actué según lo pactado. [...] Cada vez es más difícil detectar estas cuestiones".
Los minutos de oro
La trama tiene, sin embargo, muchas más aristas. Lo primero es que no hace falta que esté comprada toda la plantilla. "Bastan tres o cuatro jugadores", como explica uno de los mayores expertos nacionales a EL ESPAÑOL. "O sencillamente identificar al jugador dispuesto a hacerlo y que ese trabajo lo haga él, reclutando a los demás".
El recurso a las apuestas 'live' se explica por dos razones fundamentales. La primera es burlar los controles previos de las casas de apuestas; éstas retiran a veces partidos unos minutos para recalcular cuotas y otras veces del todo, por haber detectado una tendencia sospechosa en las cuotas o por haberse superado los límites de riesgo.
Pero hay un motivo adicional: una vez comenzado el encuentro, la liquidez de los mercados es más alta y los límites de las cuotas también (por poner un ejemplo, antes del pitido inicial puede haber un límite de 100 euros por apuesta y después pasar a 300). A medida que transcurre el tiempo, hay más dinero en juego y más ganancias potenciales: las cuotas son normales. "El domingo pasado", dice un experto en seguridad de un gran operador europeo, "hubo un amaño en el minuto 60 que se nos pasó, honestamente". Pero el patrón consolidado en España es que los amaños se producen entre el minuto 15 y 25.
"Caso típico"
Los apostadores que participan del fraude, una vez comenzado el partido, se preparan para hacer apuestas fuertes entre el minuto 5 y el 10. Un caso típico es el siguiente: si el 'over' (más de 2,5 goles por partido) está a 1,80 euros por euro apostado, normalmente subirá a 1,90 o 2 al principio para estimular el juego. En esos minutos iniciales, los amañadores hacen apuestas fuertes, "movimientos muy relevantes", aprovechándose de que en muchas casas asiáticas y no reguladas no hay límite para arriesgar.
Inmediatamente después sucede siempre lo mismo: las cuotas se corrigen a la baja (por ejemplo hasta 1,40), "colapsan" (como se dice en el argot) para que el operador -que nunca pierde- compense riesgos. En España, desde hace meses, esos pocos minutos anteriores son la ventana de oportunidad acostumbrada para engañar a las casas.
Después de hacer la apuesta hay unos instantes de espera, hasta que la casa acepta o rechaza la apuesta cursada. Y entonces entra en juego el informante que desde la grada, con cualquier gesto, informa a los jugadores cómplices de que el amaño está en marcha. Luz verde para, en general, bajar los brazos y dejarse golear (moderadamente: aunque el 12-0 del Barça B al Eldense llamó mucho la atención, los amaños más frecuentes tienen 3 o 4 goles).
"Partido totalmente plano"
Es entonces, generalmente entre el minuto 15 y 25, "cuando se produce el desenlace que se estaba esperando": por ejemplo, que el equipo contrario (confabulado o no) meta tres goles al equipo comprado. Trabajo hecho. "El resto del partido suele ser totalmente plano", sentencia uno de los máximos responsables de la lucha antifraude.
La conclusión de los vigilantes es clara: "El 'live' es un patrón que se repite con mucha frecuencia". Y de aquí se desprende otra aún más interesante: "Si sucede de forma similar en La Coruña, Cádiz, Gerona y Almería, en equipos distintos, es que alguien está tocando a varios jugadores de diversos equipos y dándoles órdenes. Y o han ido todos juntos al colegio o está pasando algo muy raro". Es decir, hay una organización implantada que dirige los amaños en medio país.
Se amañan partidos todos los domingos en España, pero esta semana el asunto ha llegado a la portada de periódicos. "Pocos detenidos me parecen", afirmó este martes en Madrid el presidente de LaLiga, Javier Tebas, cuando aprovechó la presentación de un acuerdo con la asociación de juego online JDigital para estrechar la colaboración en materia de integridad. Todo el mundo lo sabe, pero apenas se habla de ello si no hay casos disparatados.
El italiano que compró el Eldense había sido expulsado del Jumilla (a 50 kilómetros de distancia) por corruptelas similares. Nadie hizo nada, no hubo quejas ni investigaciones. Montó una operación similar que fue frustrada por la docena de goles. Mientras caen los detenidos por este caso, LaLiga, la Policía y las casas de apuestas siguen tratando de ponerle el cascabel a un gato prácticamente imposible de atrapar, salvo que se prohíban las apuestas en esas categorías a nivel mundial. El meollo del negocio está en mercados asiáticos y no regulados (Malta, Gibraltar, países árabes). Una bicoca para apostar dinero negro.