Hasta 1972 ninguna mujer pudo participar en el maratón de Boston. La norma, tan arcaica como machista, fue cumplida a rajatabla en todas las ediciones hasta entonces. Excepto en 1967, cuando la veinteañera Kathrine Switzer decidió romper con una tradición que pervivía en una época de liberación sexual y feminista, con un simple gesto: competir como una más rodeada de hombres.
Para lograrlo, se inscribió en la carrera sus asexuales iniciales: KV Switzer. Se recogió el pelo y se puso un chándal holgado. Nadie sospechó cuando la vieron tomar la salida junto a los demás, escoltada por su entrenador y su novio a cada lado. Hasta que en mitad de la prueba, el director de la carrera se percató de su presencia e intentó expulsarla empujándola y arrancándole el dorsal.
El 261, aquel número que se quedó colgando de la espalda de Switzer, se ha convertido ya en uno de los símbolos más universales de la lucha feminista en el deporte. Y, de hecho, le permitió convertirse en una prestigiosa defensora de los derechos de las mujeres, especialmente en el deporte, y su voz ha sido ampliamente reconocida durante décadas por colectivos feministas.
Las fotos más icónicas de la lucha feminista en el deporte
Aquel día de 1967, Switzer logró acabar el maratón en 4 horas y 20 minutos. Una marca alejada de las mejores, pero que le valió para liderar la inclusión de las mujeres en eventos deportivos. Las fotos que abrieron los periódicos del día siguiente dieron la vuelta al mundo, por lo que la representación femenina creció vertiginosamente desde ese momento. En torno a un 58% del total de participantes en la actualidad, según la asociación que dirige la propia Switzer.
En 1974, Switzer llegaría a ganar el prestigioso maratón de Nueva York y, hasta la fecha, ha participado en una cuarentena de carreras de 42 kilómetros. De hecho, a Boston volvió varias veces después de su incidente de 1967. La última vez, en 2011. Y, ahora, con 70 años, vuelve a la prueba que le cambió la vida medio siglo después.
Nadie tuvo la osadía de empujarla o insultarla en 2017. De hecho, el suyo fue un paseo -de más de 42 kilómetros- triunfal. No paró de recibir aplausos y vítores a cada momento, y eso que, con su dorsal 261 al pecho, terminó la prueba después de 4 horas, 44 minutos y 31 segundos, la octava clasificada en su rango de edad, la más famosa de todos los que decidieron participar en la prueba. Entre todos ellos, 13.698 mujeres que algo le deben a Kathrine Switzer.