El polaco Krysztof Wielicki, Premio Princesa de Asturias de los Deportes junto al italiano Reinhold Messner, pasó a la historia del alpinismo en 1980 cuando se convirtió en el primer hombre que subió al Everest en temporada invernal. Al techo del mundo (8.848) sumó en 1986 el Kangchenjunga (8.586 m.) y en 1988 el Lhotse (8.516 m.), lo que le convirtió en la primera persona en subir a tres cumbres de más de ocho mil metros en la estación más fría.
Nacido el 5 de enero de 1950 en Szklarka Przygodzicka, a sus 68 años mantiene vivo el sueño de cruzar una de las últimas fronteras que permanecen en pie en el montañismo internacional: la ascensión invernal al K-2 (8.611 m.). Tres veces lo ha intentado el conocido en su país como 'el guerrero del hielo', sin lograrlo. La segunda montaña más alta del planeta, en la cordillera del Karakórum, se le resiste en esa estación.
En 1987 la expedición que lideraba Wielicki alcanzó los 7.200 metros; en 2002, los 7.650. El 'jet stream', corrientes de viento que alcanzan espesores verticales de hasta cinco kilómetros, evitó en ambas ocasiones el éxito de la empresa. El quinto hombre de la historia que pisó la cima de los 14 ochomiles de la Tierra preparó otro intento en el K-2 para el pasado mes de marzo, que tampoco logró su objetivo: tuvo que suspenderse por el mal tiempo.
Durante la preparación, el grupo que comandaba Wielicki acudió al rescate de la montañera francesa Elisabeth Revol en el Nanga Parbat. Adam Bielicki y Denis Urubko fueron los responsables de salvarle la vida, coordinados por Wielicki, después de que Revol coronase pero se quedase atrapada en el descenso. No pudieron rescatar vivo, sin embargo, al polaco Tomasz Mackiewicz. El jurado de los Premios Princesa de Asturias ha considerado esta "gesta del himalayismo" como una muestra de "la solidaridad y el compañerismo que surgen como puntales de este deporte".
Los alpinistas polacos están detrás de diez de los 13 ochomiles que se han escalado en invierno. El grupo de Wielicki ha prometido volver a intentar el K-2 en invierno en la temporada 2019-2020 porque Wielicki no tiene intención alguna de jubilarse pues, según ha manifestado, en las montañas se puede trabajar hasta el final de la vida. "El problema es cuándo bajar, y tomar esa decisión me provoca miedo", afirmó tras su último regreso del K-2.
Es graduado en Ingeniería Electrónica por la Universidad de Tecnología de Breslavia. Fue director del Comité de Turismo de la Asociación de Estudiantes Polacos de esa facultad. Fue precisamente en esa etapa cuando protagonizó sus primeras escaladas. Está casado y tiene un hijo de nueve años.