La atleta sudafricana Caster Semenya, campeona olímpica de 800 metros, anunció que recurrirá los cambios introducidos por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) sobre niveles de testosterona en las mujeres, que la obligarían a medicarse o a competir con hombres.
En un comunicado que recoge el portal de noticias local Eyewitness News, Semenya afirma estar "muy descontenta" por "haber sido empujada bajo los focos otra vez". "Sólo quiero correr de forma natural, de la forma en la que nací. No es justo que se me diga que debo cambiar. No es justo que la gente cuestione quién soy. Soy Mokgadi Caster Semenya, soy una mujer y soy rápida", sentencia la atleta.
En la demanda que presentará ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), con sede en Lausana (Suiza), Semenya considera que la nueva regulación "es discriminatoria, irracional e injustificable", y afirma que viola las propias leyes de la IAAF, la Carta Olímpica y los derechos humanos.
La normativa entrará en vigor el próximo 1 de noviembre y afectará únicamente a las carreras de media distancia, que incluyen las categorías en las que compite la deportista sudafricana (800 y 1.500). La IAAF anunció el pasado abril una nueva normativa sobre los niveles de testosterona que obligaría a deportistas como Semenya, que presentan hiperandrogenismo, a tomar medicación para reducir su producción natural.
Hasta la fecha, el umbral de tolerancia para los niveles de testosterona estaba en los 10 nanomoles por litro de sangre y ahora se reducirá a la mitad porque, según estudios a los que alude la IAAF, una mayor proporción "aumenta un 4,4% la masa muscular, entre un 12 y un 26% la fuerza y un 7,8% la hemoglobina".
A partir de su entrada en vigor, las atletas deberán demostrar niveles inferiores a los 5 nanomoles por litro durante un periodo continuado de al menos seis meses para participar en las carreras de distancias entre los 400 metros y la milla.
El de Semenya, con niveles de testosterona similares a los de un hombre y especialista precisamente en las distancias afectadas, es el caso más conocido. El Gobierno sudafricano se pronunció poco después del cambio en la normativa, considerándola "injusta, sexista y deshumanizadora" y asegurando que se trataba de un "intento descarado de eliminar" de la competición a la doble campeona olímpica.