Muchos han sido los nombres y casi tantas la conversaciones. Varios son los que han declinado siquiera la opción de recibir el ofrecimiento -como Vicente del Bosque- y unos cuantos más los que directamente han dicho no -algunas periodistas deportivas de renombre incluidas-, pero finalmente, tal y como predijo Màxim Huerta antes de verse obligado a dimitir, el próximo secretario de Estado para el Deporte no será él, sino ella. Concretamente, José Guirao ha elegido para el cargo a María José Rienda, que a la sazón será presidenta del Consejo Superior de Deportes.
Mucho antes de que los Javier Fernández, Queralt Castellet, Regino Hernández o Lucas Eguibar hicieran acto de presencia en los deportes de invierno de este país y mucho después de que los ecos de los triunfos de Paquito Fernández-Ochoa y su hermana Blanca Fernández-Ochoa se esfumarán fue María José Rienda quien llevo el peso de la bandera sobre la nieve. Apenas acompañada la hispanochilena Carolina Ruiz suya fue la presión durante cinco Juegos Olímpicos de invierno. Un registro a la altura de muy pocos -por ejemplo Juan Carlos Navarro- y que apenas superan tres deportistas en la historia de nuestro país: el marchador Jesús Ángel García Bragado con siete presencias olímpicas y el wtaerpolista Manel Estiarte y el jinete Luis Álvarez Cervera con seis participaciones cada uno.
Su temprano comienzo en la nieve, cuando su padre comenzó a trabajar en la estación de Sierra Nevada de su Granada natal, la llevaron a brillar desde sus comienzos, a destacar siempre. Desde aquella primera victoria en la Copa del Mundo en 2003 en el eslalon gigante de Soelden (Suecia) hasta que las lesiones la obligaron poco a poco a retirarse de la alta competición. Siempre aspiró a lo máximo, aunque en los Juegos Olímpicos su mejor resultado no pasase de un sexto puesto en el eslalon gigante de Salt Lake City en 2002. Eso sí, en la Copa del Mundo alcanzó un total de seis victorias y 11 podios en las 173 pruebas que disputó. Su mejor clasificación, un segundo puesto en la pelea por el Globo de Cristal del eslalon gigante en la temporada 2006 justo por detrás de la mítica Anja Paerson.
Aquel fue su canto de cisne en la alta competición, pues precisamente en 2006, entrenando en Estados Unidos se produjo la primera de sus grandes lesiones, una triada en la rodilla derecha. Tras perderse toda la temporada 2007 y el comienzo de la siguiente, en 2008 volvió a lesionarse. Se rompió el ligamento cruzado anterior, aunque en esta ocasión fue el de la rodilla izquierda. Otra vez al quirófano y casi adiós al deporte profesional, que llegaría de forma definitiva en 2011.
Directora General de Actividades y Promoción del Deporte de la Junta de Andalucía desde 2015, Rienda se pondrá al frente de un CSD donde José Ramón Lete, secretario de Estado para el deporte saliente, apenas ha tenido tiempo de nada tras la salida de Miguel Cardenal, aunque las investigaciones de la Guardia Civil tras las denuncias del Consejo Superior de Deportes de este desembocaran en el desarrollo del 'Caso Soulé' por el que Ángel María Villar acabó primero en la cárcel y después inhabilitado. Con Luis Rubiales al frente de la RFEF, la nueva batalla con diferentes protagonistas del fútbol español será uno de sus grandes desafíos desde el el día uno. Aunque no el único.
Rienda aterriza en un puesto lleno de trampas con la guerra contra los amaños de partidos profesionales y semiprofesionales como primer frente -la pasada semana la Guardia Civil denunció sus sospechas sobre dos partidos de Segunda División-.
Además, aunque soterrado prosigue el enfrentamiento entre la Federación Española de Baloncesto y los clubes de la ACB a cuenta de las ventanas FIBA; también la necesidad de potenciar, dar visibilidad, estructura y peso al deporte femenino en el ámbito profesional; o la negociación con las administraciones locales y autonómicas tanto política como económicamente ya sea en los Juegos del Mediterráneo de Tarragona o en la candidatura para los Juegos de invierno que se está gestando en Barcelona; o el deporte en sí mismo como vía para hacer de la española una sociedad mejor, donde la obesidad y el sedentarismo desaparezcan ahorrándole así miles de millones a la sanidad nacional serán los auténticos retos a contrarreloj de un ministerio que ya nace cuestionado.