Berlín asfixia a los turistas que pasean a la sombra de los restos del Muro con un calor enérgico, de agosto duro. Las calles están llenas de marquesinas —e incluso papeleras— con carteles que anuncian el despegue del Campeonato de Europa de Atletismo —del 6 al 12 de agosto—. Y a todo ello huele el centro de la capital bávara: a una combinación de bochorno y tartán. Mientras, en el extremo oeste de la ciudad, el Olympiastadion, templo de historia del deporte, se viste elegante para recibir a los mejores atletas del continente.
Por la pista azul que se convirtió en 2009 en la alfombra roja de Usain Bolt —aquí batió el velocista jamaicano los récords mundiales de 100m (9.58s) y 200m (19.19s), todavía inalcanzables— paseaban este domingo, antesala del primer día de competición, algunos de los integrantes de la selección española. A los novatos en una cita internacional a nivel absoluto, la majestuosidad y simbolismo del estadio les ponían los pelos de punta. "Qué pasada", exclamaban, entre foto y foto, los más jóvenes.
Y es que si hay una característica para definir a este equipo nacional, que presenta la delegación más numerosa de la historia con 96 atletas (53 hombres y 43 mujeres), es la juventud: la media de edad se sitúa en torno a los 25 años. Pero el vértigo de la inexperiencia no preocupa esta vez; más bien todo lo contrario, porque es el reflejo de la buena salud de nuestro renovado atletismo, ese que comenzó a asomar la cabeza el pasado verano en el Mundial de Londres, explotó este invierno en Birmingham y busca ahora confirmarse en Berlín como potencia.
El ambiente que se respiraba en el seno de la selección nada más aterrizar era de ilusión, de máxima confianza. "Están todos muy fuertes", repetían varios miembros de la Federación en referencia a los velocistas, que ahora abanderan las grandes esperanzas del atletismo patrio, recogiendo el testigo del fondo, más desnortado. Con la lista de inscritos en la mano y partiendo del ranking de la temporada —supuesto peligroso—, España está obligada a hacer un gran papel en estos Europeos. Son nueve los atletas españoles, más el relevo 4x400m masculino, que parten en el top 3 de favoritos. En algunos corrillos se habla de 15 opciones reales de medalla, pero Ramón Cid, el director técnico y un sabio en este tipo de cábalas, avisa: "Me da miedo porque cuando se generan tantas expectativas estás más cerca de una posible decepción".
¿Quiénes son las grandes bazas?
La principal figura, el hombre al que todos han de seguir el rebufo, es Bruno Hortelano. Recuperado del accidente de coche que le destrozó la mano derecha y en el mejor estado de forma de su vida —los 20.04s que realizó hace un par de semanas en el Campeonato de España así lo demuestran—, el actual campeón de Europa de 200 metros no solo quiere revalidar su corona continental, sino romper la barrera de los 20 segundos y, por qué no, soñar con destrozar el récord europeo (19.72s). "Bruno vuelve para buscar sus límites, para superarse y, de paso, para ganar", decía el otro día en sus redes sociales. En Getafe también lo avisó: "Me dan igual los rivales —solo el turco Guliyev (19.90s) presenta mejor marca esta temporada—, para ganarme van a tener que correr mucho".
Quienes también aterrizan en Berlín en el mejor momento de su vida son Ana Peleteiro y Saúl Ordóñez. La triplista ribeirense, de 22 años y bronce en el Mundial indoor de Birmingham, logró hace un par de semanas su salto más largo de siempre con 14,55 metros. De la mano de Iván Pedroso, la gallega ha encontrado esa estabilidad ambiciosa que la convierte en candidata a todo. Y pocas saltadoras hay tan competitivas como ella. Por su parte, el mediofondista de Salentinos (El Bierzo), de 24 años, no ha hecho más que crecer desde que se convirtió en subcampeón mundial de pista cubierta el pasado invierno. Presenta la mejora marca de los participantes en la prueba de 800 metros tras destrozar en la Diamond League de Mónaco el récord nacional (1m43.65s). A ver quién controla el ímpetu de Ordóñez
Tal vez pocos tengan tantas ganas de colocarse en los tacos de salida como Óscar Husillos. El palentino, después de ser descalificado en el Mundial indoor cuando había alcanzado el oro en 400 metros, tiene unas ganas tremendas de resarcirse de aquel palo por el que ha derramado un montón de lágrimas. A Berlín llega con la segunda mejor marca del año (44.73s), como Orlando Ortega en 110 vallas. El actual subcampeón olímpico, tras encadenar varias lesiones en la rodilla y los isquiotibiales, vuelve a soñar con el oro, a ser fuerte mentalmente, a creerse el número uno. Su gran rival será el ruso Shubenkov, campeón mundial en 2015 y plata en 2017.
La marcha, la gran cosecha de preseas del atletismo español, ofrece de nuevo muchas opciones de subir al podio. En los 50 kilómetros mujeres, Julia Takacs posee la mejor marca de las inscritas; mientras, las esperanzas en el 20 kms hombres recaen en la juventud de Álvaro Martín y Diego García, así como en la veteranía de Miguel Ángel López, campeón del Mundo y de Europa. Más atletas españoles que optan a medalla son Javier Guerra en maratón, que es el líder de la temporada; Fernando Carro en 3.000 obstáculos; Sergio Fernández en 400 vallas, actual subcampeón continental y que llega casi sin haber competido por una serie de lesiones; o Adel Mechaal, que doblará prueba en 5.000m y 10.000m. Pero si hay una prueba que realmente ilusiona es el relevo largo masculino. A los 4 fantásticos del cuatro, finalistas en el Mundial de Londres, se les suma Bruno Hortelano, que en el meeting de Madrid se convirtió en el atleta español que más rápido ha completado una vuelta a la pista (44.69s).
El máximo de preseas del atletismo español en un Europeo corresponde a Múnich 2002, con quince (seis oros, tres platas y seis bronces). Esa cifra se antoja muy ambiciosa y relativamente inalcanzable en Berlín, pero el equipo nacional sí espera mejorar las ocho de la edición de Ámsterdam de hace dos años. La receta del éxito, nuevamente, vuelve a ser ilusión, pasión por competir y dejarse hasta el último gramo de fuerzas en el tartán azul del Olympiastadion.