Ana Carrasco: "Nunca creyeron que una mujer podía ser campeona del mundo"
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Ana Carrasco (Cahegín, Murcia, 1997) no sabe cuántos mensajes de WhatsApp ha recibido ni qué sintió tras coronarse como la primera campeona del mundo de motociclismo española. No está acostumbrada a ello. A sus 21 años, ha sido su bautizo en la élite. Por eso, días después, sonríe. Lo hace a cada pregunta, a cada respuesta, a cada paso que da. Sigue en una nube y no quiere bajar de ella. El pasado fin de semana, hizo historia. Como siempre, calcó su rutina habitual: estiró, calentó y encendió el reproductor de música. Se puso la bota derecha, el guante derecho y se subió a la moto con la pierna derecha. Y, después, miró al firmamento. Entonces, en su memoria, volvieron a sonar esos versos de Nach que le han acompañado durante toda la temporada: “Dejé mis miedos en el cementerio y, con cada escombro, he creado un imperio. No por ser un loco, un genio… la perseverancia me cubre de premios. Hoy, todas las caras se giran (…) Grande, quería ser grande”. Y, cuando charla con EL ESPAÑOL, ya lo es.
¿Le ha dado tiempo a analizar la carrera?
Sí, fue muy difícil porque salía muy atrás. Sabía que iba a ser complicado. Pero nos centramos en salir bien e intentar recuperar las máximas posiciones posibles. Con el margen de puntos que llevábamos, nos dio para ganar el campeonato.
Después, respiró y se lo brindó a Luis Salom.
Fue muy emocionante. Llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo. Cuando murió, me prometí a mí misma que algún día se lo dedicaría si era campeón del mundo. Y lo cumplí. Luego no sé qué más pensé. Me fui a ver a mi equipo, a mi familia y a celebrarlo.
Llegó a donde siempre quería. ¿Le ha costado más siendo el motociclismo un deporte tradicionalmente de hombres?
Llegar a la élite, da igual lo que hagas, es muy difícil. A mí me ha costado. Este es un deporte en el que se necesita tener recursos económicos para poder hacerlo y, además, tienes que trabajar mucho. Hay que pelear para estar a este nivel. Es difícil tener una moto y un equipo competitivos. Durante este tiempo, he tenido muchos altos y bajos en el camino. Pero, bueno, hay mucha gente detrás que ha luchado mucho para que yo esté aquí. Esto es la recompensa a todo.
¿Qué tipo de altos y bajos?
Hay momentos en los que no sabes cuál es el camino, pero al final he llegado hasta aquí porque he creído que podía. Siempre he tenido algo dentro que me ha hecho seguir intentándolo y no tirar la toalla. ¿Momentos bajos? Cuando tuve que dejar el Mundial de Moto3. Entonces, me lesioné dos veces y no pude rendir. Me quedé fuera del campeonato. Fue un poco difícil porque tuve que superar aquello y buscar una salida. Ahora pienso que es lo mejor que me pudo pasar. Si no, nunca hubiera pensado en el Mundial de Superbike.
¿Le ha costado más por ser mujer?
Todos los pilotos tienen dificultades. Y, siendo mujer, en algunos momentos, lo tienes aún más complicado. Durante mucho tiempo ha sido difícil encontrar a gente que creyera que una mujer podía ganar. Convencerlos de que lo podía hacer ha sido muy complicado. Pero bueno, después de la victoria en Portugal del año pasado, fue diferente. Tuvimos la oportunidad de empezar a formar parte de Kawasaki y eso ha sido la clave para que podamos estar peleando por el campeonato.
¿Se considera feminista tras el camino recorrido?
No. Creo que todos somos personas, tenemos nuestras cualidades y no tenemos nada más por ser hombres o mujeres. La única diferencia es saber explotar lo que cada uno tiene. Yo creo que una mujer puede estar al mismo nivel que un hombre en casi todas las cosas.
Cuando decía que quería ser campeona del mundo… ¿Alguien le dijo que sería una locura?
La verdad es que he tenido la suerte de que todos los que me acompañaban me decían que podía conseguirlo. Uno solo no llega a ningún sitio. Mi familia me apoyó desde el principio y también el equipo de gente que tenía. Además, bueno, mi padre es mecánico y estuvo trabajando en las carreras hace tiempo, así que cuando nací, prácticamente, tenía moto.
Y ha sido la primera mujer en conseguirlo. Una más de la buena hornada de los últimos años: Carolina Marín, Mireia Belmonte, las chicas del baloncesto…
En el resto de deportes se consiguen muchos éxitos a nivel femenino, pero en el nuestro es más difícil. Espero que lo conseguido ayude a la gente que viene detrás y les dé más oportunidades. Soy pionera y estoy abriendo puertas. Es una suerte.
¿Le pesa esa responsabilidad por ser pionera?
No. Yo trabajo para conseguir resultados y siempre quiero más, pero no porque tenga una responsabilidad de hacerlo.
Una pionera con todas las dificultades que eso requiere… Además, como hemos dicho, siendo mujer.
Sí, he tenido que competir con un material que no es del todo competitivo, en un equipo que tampoco lo era. Por ser mujer he tenido que pelear mucho para tener patrocionadores. Son problemas que hemos sufrido. Pero, ya digo, el problema principal es que la gente no confiaba en que podía ganar. Y es normal porque la gente cree en lo que ve. Es difícil creer en algo que no ha sucedido. Pero, oye, estamos ahí.
Y ahora, ¿cómo ve lo que está por venir?
Más fácil que hasta ahora. A los campeones se les abren las puertas. Hay que seguir intentándolo y ya veremos dónde llegamos.
Siendo famosa… ¿Le asusta?
No, la verdad es que todavía no me he dado cuenta de que lo soy.
Pues se tendrá que acostumbrar.
[risas]