Valencia

Tiempo. Más tiempo todavía para mudarse al Nou Mestalla. O lo que es lo mismo: prorrogar los plazos de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que regula la operación inmobiliaria. Esta será la principal petición que realizará el Valencia CF a la Generalitat Valenciana en la reunión que tiene previsto celebrar esta semana con su máximo exponente, Ximo Puig.

Así lo trasladan a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras del complejo escenario inmobiliario que maneja el club: un viejo estadio que no logran vender por el elevado precio que solicita el Valencia CF y otro a mitad construir en un solar municipal de la Avenida Cortes Valencianas. Las obras del Nou Mestalla se detuvieron en 2009 y siguen paradas a día de hoy, a solo ocho meses de que expire el plazo que tenían para concluirlo.

Es por ello que, ante el evidente incumplimiento que va a producirse, el club aspira a lograr una prórroga oficial de la administración autonómica -con el beneplácito del Ayuntamiento de Valencia, propietario del solar- a cambio de un nuevo compromiso que el Valencia CF no ha revelado todavía.

Tanto Puig como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, han manifestado durante los últimos días que están abiertos a colaborar si obtienen un compromiso firme por parte de la entidad deportiva. El presidente valenciano afirmó este lunes que colaborará para “conseguir el máximo acuerdo posible”, y el primer edil hizo lo propio el 23 de agosto, cuando reclamó a cambio un “gesto” al conjunto presidido por Anil Murthy.

Favores inimaginables

El problema es que no es el primer favor que le piden a la administración valenciana. Tanto es así que tanto el proyecto urbanístico original como la posterior ATE, desarrollados en tiempos del PP, supusieron grandes ventajas para el Valencia CF, en particular un incremento de la edificabilidad que revalorizó sus terrenos -además de brindarle un suelo municipal al que trasladarse-.

Pero la entidad deportiva, lejos de aprovechar estos favores inimaginables para un ciudadano común, ha convertido el traslado de su estadio en un grave problema urbanístico para la ciudad. El máximo accionista, Peter Lim, prometió a su llegada en 2014 que le daría solución. Pero, seis años después, lejos de avanzar en la misma, se dispone a alargar el problema.

Ofertas por 90 millones

Además, según ha podido contrastar EL ESPAÑOL, el Valencia CF no se encuentra atascado por falta de ofertas por el viejo estadio, sino porque está rechazando las que no alcanzan los 113 millones de euros en los que lo valora a nivel contable -una cifra muy superior al precio de mercado-. Fuentes del sector inmobiliario subrayan a este medio que han sido varios los interesados por el activo de la Avenida Aragón por cantidades que oscilan entre los 85 y los 90 millones de euros. Sin ir más lejos, una de ellas se produjo hace pocos meses, tras el intento fallido de ADU de hacerse con el suelo mediante un proyecto cooperativo.

Es decir: Lim podría vender el estadio anotándose unas pérdidas de entre 23 y 28 millones de euros para reactivar el traslado. Pero renuncia a perder ese dinero tras haber completado una ampliación de capital de 100 millones de euros en 2016.

Tal circunstancia, la de que Lim insista en reclamar un precio sobredimensionado por el solar, despierta recelos por parte de las administraciones públicas, a las que el club acude de nuevo en busca de un favor que alivie su ruina inmobiliaria en un momento de cambio en la opinión pública hacia la propiedad del club por su también discutible gestión deportiva.