El nombre de Eliud Kipchoge ya está en los libros de Historia. El keniata se proclamó vencedor de la maratón de Berlín en una carrera estratosférica, apoteósica. Con la Puerta de Brandeburgo como protagonista, el africano volvió a lograr otro récord del mundo. Uno más para él. Su misión no ha acabado, todavía tiene tiempo para dos hitos más en su carrera: el tercer oro olímpico y ganar las seis Grandes.
Lo que ocurrió en la capital de Alemania fue una locura. Paró el crono en 2:01:09. Si parecía que su anterior tiempo era imbatible, Kipchoge volvió a derribar el muro. Su anterior marca también era récord del mundo, estaba cifrada en 2:01:38. Una auténtica locura, salvo para él. Es el único capaz de quebrantar esa barrera de las dos horas en la maratón, la única persona que ha hecho que correr 42 kilómetros y 195 metros sea fácil. Y más en su carrera fetiche, Berlín ha visto como levantaba hasta cuatro veces los brazos en ella.
Kipchoge ha hecho que el futuro esté mucho más cerca de lo que está. Su rapidez a la hora de afrontar la prueba provocó que las cábalas se disparasen cuando consiguió rebasar la mitad del recorrido en menos de una hora (59:51). Primera vez que ocurría en la historia y, cómo no, llevaba su nombre.
Desde su desembarco en esta prueba, el keniata de 37 años se ha convertido en el dominador absoluto. Los números le respaldan: 17 victorias en 19 carreras. Una auténtica locura, y más para un hombre cuyos primeros pasos se dieron dentro del tartán.
Comienzos en el tartán
A principios de los años 2000, Kipchoge ya era todo un nombre dentro del atletismo. Su carrera fue fulgurante. A los 19 años se proclamó campeón del mundo de 5.000 en París 2003, un nuevo fondista africano reinaba en la prueba. Y los éxitos siguieron cayendo poco a poco como era de esperar.
No logró culminar su presencia en dicha prueba con un oro olímpico, se quedó con la miel en los labios. Un bronce en Atenas 2004 y una plata en Pekín 2008 le dejaron a las puertas de la presea dorada. Un amargo sabor para él, que lo tuvo muy cerca, cerquísima. También logró rascar más medallas, como el segundo puesto en el Mundial de Osaka y otro tercero en 2006 en pista cubierta en los 3.000 obstáculos.
Su poderío, su físico y su manera de correr le auparon a dar el salto al asfalto. Un duro desafío para un guerrero como él. Un paso a la carretera para intentar hacerse hueco dentro su equipo. Los keniatas, junto a los etíopes, siempre fueron los grandes dominadores del maratón.
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La fortuna no estuvo con él en su primer gran asalto: los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Problemas en los isquiotibiales le dejaron fuera de su tercera presencia en unos Juegos. Pero a veces, no hay mal que por bien no venga. Porque vaya cómo empezó su asalto en el maratón.
Victoria tras victoria y solo un par de 'borrones' en su palmarés en esta modalidad. Ha ganado todo a lo que se ha presentado salvo dos: la maratón de Berlín en 2013 y la maratón de Londres en 2018. Esta última fue su peor resultado hasta el momento, un octavo puesto con un tiempo muy alejado de lo esperado.
Además, con su cuarto triunfo en la ciudad alemana se convirtió en el sexto hombre en batir por segunda vez el récord del mundo. Se unió a una lista con nombres de grandes triunfadores. En esta están Jim Peters, que lo hizo cuatro veces entre 1952 y 1954, el etíope Abebe Bikila, el australiano Derek Clayton, el marroquí-estadounidense Khalid Khannouchi y Haile Gebrselassie. Todos ellos, grandes triunfadores como Kipchoge.
Dos retos por lograr
El nombre y apellido de Kipchoge está escrito letra por letra en la historia del atletismo, en la del deporte. Uno de los grandes nombres y más dominadores en su prueba aún tiene mucho recorrido por hacer. Ser un ganador absoluto no le aparta del sueño de completar gestas únicamente a su altura.
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Por delante, tiene un principal reto: el tercer oro olímpico consecutivo. Kipchoge no dio oportunidad a ninguno de sus competidores en Rio de Janeiro 2016 y Tokio 2020. Dos oros como dos soles, ambos consecutivos. Y dicen que no hay dos sin tres. Pues en París, dentro de 2 años, tendrá la oportunidad de enfrentarse nuevamente a la historia.
Podrá convertirse en el primer hombre en subir tres veces seguidas a lo más alto del podio, el único que puede conseguirlo. Nadie lo ha hecho antes que él y en la capital francesa tendrá, si todo sigue su curso, una cita con los libros de los récords.
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Y si ese ya es terriblemente difícil de alcanzar, todavía le queda otra que está al alcance de sus largas piernas. Conseguir las Seis Grandes también entra dentro del radar de Kipchoge. La World Marathon Majors reúne a los mejores maratones del mundo: Boston, Londres, Berlín, Chicago, Nueva York y Tokio. Él ya sabe lo que es ganar en todas menos en Nueva York y Boston. Un desafío más a la altura de su grandeza.
Para ello, él tiene clara su fórmula: la disciplina. Sus férreas costumbres, como descansar desde las 21.00 horas hasta las 05.00 de la mañana y bebe todos los días tres litros de agua. Una técnica que le ha traído hasta este punto y que todavía le puede dar muchas alegrías a pesar de su edad.
Los consiga o no, Kipchoge ya tiene un sitio reservado entre los mejores de siempre en la maratón. En sus rápidas piernas tiene la oportunidad de convertirse en el hombre que baje por primera vez de las dos horas, el de aquel persona que pelee contra las leyes de la velocidad.