Uno mantenía su chispa intacta en los últimos partidos, pero se encontraba demasiado solo llevando las riendas del equipo. Otro llevaba unos cuantos encuentros desaparecido, con la mecha de su bomba sin acabar de prender. El último, debutante en el primer equipo esta temporada, no acababa de desmelenarse desde los triples, tan harto prodigados durante los entrenamientos. Por eso, Sergio Rodríguez, Jaycee Carroll y Luka Doncic decidieron reivindicarse y salir a hombros de Illumbe, donde el Real Madrid logró su primer triunfo liguero del curso (61-94).
Muchos coinciden en comparar al Chacho con un artista. Su magia surge a la vez que crea sus obras, a partir de la pasión que atesora por el baloncesto. Es incapaz de evitar que inunde los cuatro costados de la pista cada vez que salta a la misma. Se divierte jugando y con él, sus compañeros. Sergio le da otro aire al juego del Madrid, con un 'tempo' cargado de dinamismo. Lo hace a través de su ritmo desbordante, de sus pases de maravilla (ocho asistencias) y de sus triples certeros (dos de tres). El Madrid volvió a buscarle para resolver los entuertos que le generaba el adversario de turno, esta vez Gipuzkoa Basket, y acertó. Del 2-16 de parcial en el segundo periodo tuvo mucha culpa el canario, aportando al ataque blanco el picante que necesitaba para atragantar al equipo donostiarra.
Quien le acompañaba liderando la ofensiva de los de Pablo Laso era Jaycee Carroll. El ataque del Madrid venía pidiendo su recuperación desde que se iniciaron los encuentros oficiales, donde el norteamericano perdió esa explosividad tan necesaria saliendo desde el banquillo. Nadie aportaba sus soluciones, resolutivas en encuentros de poco atino de cara al aro. Por fin, el rubio de Laramie volvió a parecerse al que deslumbró en pretemporada y en anteriores cursos. Tan pronto se atrevía con las penetraciones como se arrimaba a la línea del 6,75 para soltar el brazo sin los remilgos de días pasados, aprovechando cualquier ocasión posible. Sus 19 puntos fueron la mejor medicina para recuperar sensaciones y, sobre todo, confianza.
El otro revulsivo del Madrid para romper el partido fue Luka Doncic. El canterano no se arrugó disputando minutos de importancia, haciendo gala del talento que todos le presuponen. Su obcecación con el tiro exterior, tan capital en el triunfo de los de Laso, dio sus frutos ante Gipuzkoa. Con un 50% de acierto desde la larga distancia (2/4), no falló el resto de sus lanzamientos de campo. Así, el esloveno fue la última pero no menos importante pieza del 'Big Three' con el que los visitantes acabaron con el pesar de las cuatro derrotas consecutivas que arrastraban.
La luz al final del túnel no sólo apareció por loor de este particular tridente. La lucha de Nocioni, el buen momento ofensivo de Thompkins, la contundencia de Ayón y la sapiencia de Reyes también fueron indispensables en la victoria. Enfrente, un conjunto vasco al que las fuerzas únicamente le sirvieron para aguantar el tipo durante la primera parte, aprovechando que la bestia aún dormía. Los fichajes Zoran Vrkic y Andrew Lawrence, Llompart (cuñadísimo del Chacho) y el emblema Doblas marcaron el camino a los suyos, desnortados en cuanto comenzó el vendaval ofensivo blanco. Los principales toreros del Gipuzkoa Basket fueron incapaces de evitar que sus homólogos madridistas no abandonasen San Sebastián por la puerta grande. Por una noche, nadie se acordó de los problemas defensivos de las últimas fechas, soliviantados a través de un ataque que lo eclipsó todo.