Los caminos de Marcus Slaughter y Andy Panko estaban predestinados a cruzarse en algún momento de sus carreras. Comparten agentes, doble nacionalidad (Estados Unidos y Guinea Ecuatorial) y ahora también desdicha. Según una información de La Vanguardia, ambos jugadores habrían falsificado supuestamente sus pasaportes (con números idénticos, por cierto) para poder competir con el Real Madrid y el Fuenlabrada respectivamente la pasada temporada. La noticia no ha tardado en suscitar la reacción del máximo adversario deportivo del club blanco: el Fútbol Club Barcelona.
El club azulgrana ha emitido un comunicado a las horas de conocerse el que puede ser uno de los mayores escándalos recientes del baloncesto español. En él, la entidad ha desvelado que solicitará comparecer ante el Juzgado de Instrucción número 27 de Madrid, que gestiona la causa de los pasaportes falsos, como parte perjudicada en la investigación.
Además, en el texto emitido por el Barça se insta a “las lógicas actuaciones que deberán emprender tanto la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB), como otros clubes perjudicados por las actuaciones investigadas” en el caso de que se demuestre que los pasaportes, efectivamente, eran falsos. La propia organización rectora de la liga, el Baloncesto Fuenlabrada y la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) también se personarán en la causa.
Pasaportes cotonú
A pesar de que el caso sale ahora a la luz en su integridad, las sospechas sobre los dos jugadores cotonú vienen de lejos. Esta denominación hace referencia a que tanto Slaughter como Panko contaban como jugadores comunitarios aun con pasaporte de Guinea Ecuatorial. El motivo radica en un convenio especial firmado hace 16 años entre la Unión Europea y varios países africanos. El mismo cuya validez en la liga española redujo considerablemente el Consejo Superior de Deportes (CSD) el pasado mes de mayo.
Entonces, el organismo presidido por Miguel Cardenal pasó a exigir vínculos personales, familiares o deportivos con los países a cuyas nacionalidades se hubiesen adscrito los jugadores comunitarios no procedentes de Europa. Ese mismo mes, la Federación Española de Baloncesto (FEB) ya denunció las supuestas irregularidades en los pasaportes de Slaughter y Panko.
Sólo los baloncestistas con contrato en vigor con sus clubes escapan a la nueva regla implantada por el CSD. Estuvo a punto de ser el caso de Slaughter, al que el Madrid renovó en verano de 2014. Sin embargo, la necesidad de presentar toda la documentación necesaria para probar de nuevo la condición de cotonú del estadounidense, con las consecuencias ahora destapadas, aceleró su salida del equipo un año después.
De seis meses a dos años de cárcel
A partir de ese momento, las dudas sobre la validez del pasaporte del interior sobrevolaron el ambiente. Ya el pasado 30 de noviembre, la embajadora de Guinea Ecuatorial en España, Purificación Angué Ondo, emitió una carta al juzgado madrileño que investiga el caso informando de la ilegalidad de los documentos de Slaughter y Panko. De demostrarse lo publicado, ambos podrían ser condenados a penas de entre seis meses y dos años de prisión por falsificación de documento público.
El otrora ala-pívot del Madrid habría sido alineado de forma indebida en la última Copa del Rey (Campazzo y Ayón fueron los extracomunitarios del equipo entonces) y en 13 partidos de la fase regular de la pasada ACB. En el caso de la Euroliga, también conquistada por Slaughter junto a los blancos, no hay restricciones en cuanto a los pasaportes.
Las consecuencias deportivas podrían ser tan graves como las penales. Conviene resaltar que, además del pleno de títulos del Real Madrid el curso pasado, el Fuenlabrada consumó un descenso deportivo que acabó sin tener efecto en los despachos. Tanto el Darussafaka turco como el Nancy francés, clubes donde militan Slaughter y Panko en la actualidad, recibirán la visita de una comisión rogatoria para que los dos jugadores puedan ser interrogados a raíz del asunto.