El gran vértigo que provoca llegar a la NBA puede ser devastador para jóvenes promesas que acaban en el olvido tras el trascurso de los años. Anthony Bennett es el gran ejemplo de ello, un ala-pívot con un potencial meteórico, quizás llamado a ser uno de los jugadores más dominantes de este deporte, pero el pánico, las lesiones y una presión mediática difícil de aguantar acabaron con él y con su baloncesto.
Pero no siempre se repite el mismo trascurso para todos. Hay jugadores que son los elegidos, nadie sabe si por su talento o por una inspiración divina que los hace ser indestructibles. Luka Doncic está triunfando en la mejor liga del mundo, a pesar de que parte de los entendidos de este deporte dudaban de ello. Un joven esloveno, muy tímido fuera de la pista pero con una personalidad única dentro del parqué, que nadie sabe donde está su verdadero límite, pero él mismo tendrá el poder de decidir hasta donde quiere llegar.
El 21 de junio de 2018 iba a ser un día muy importante para la liga norteamericana, quizás clave para la historia de este deporte. Fue elegido en el tercer puesto, como Pau Gasol en 2001, por los Atlanta Hawks, para minutos después realizar un traspaso con los verdaderos afortunados del sorteo más importante del año: los Dallas Mavericks. Una felicidad escondida, con un rostro gélido y con una tranquilidad pasmosa se fotografía con su nueva camiseta. 22 partidos después, el genio de Liubliana solo ha hecho méritos para creer en que una leyenda está en camino y que la presión, el miedo y las críticas no van con él.
Un nivel que asusta
Poco más de un mes de competición, menos de 30 partidos pero una sensación indescriptible, quizás extraña, como si estuviera ocurriendo algo nunca visto o que te provoque pensar en jugadores de la talla de LeBron James o Michael Jordan en sus inicios. No es casualidad que un rookie alcance la friolera cifra de once encuentros superando la veintena de puntos, con su correspondiente nombramiento de mejor jugador joven del mes de la Conferencia Oeste.
Tiene más mérito aún que no se escuche nada del número uno del Draft, DeAndre Ayton, que está viviendo a la sombra del '77' sin tener un remedio para evitar una situación que cobró fuerza el primer día de la temporada. Tiros ganadores, asistencias mirando al tendido, tapones a los mejores jugadores del planeta, y todo esto con una sonrisa en la cara, como si pareciese fácil.
Tras un mal inicio de campaña de su equipo, la remontada ha llegado con Doncic como líder indiscutible, dejando la impresión de que la franquicia de Texas puede acabar entre los ocho primeros y actualmente cuenta con un balance de 12 victorias y 10 derrotas. El primer baile del esloveno puede ser el último de Dirk Nowitzki, que es el mejor profesor para la gran sensación y principal favorito a alzarse con el premio de Rookie del Año.
El Real Madrid, culpable del éxito
Jugar al máximo nivel desde los 17 años, consagrarte en la élite de Europa y competir contra las defensas más duras del Viejo Continente es sin ninguna duda un plus para dar el salto a la NBA. Si en su último año en el Real Madrid logró ser el MVP de la Euroliga y de la Liga ACB y con su selección logró el Europeo, no estás en frente de un jugador del montón, más bien ante un talento colosal.
Desde los 16 años viajando con el primer equipo blanco, entrando en la rotación, recibiendo broncas, que han sido claves en su progresión, de su mentor y padre deportivo Pablo Laso, que aunque afirmara que no iba a trasnochar para ver a su expupilo no puede estar más orgulloso de la manera en la que está triunfando en Estados Unidos.
Y no solo sus compañeros de Madrid le dedican buenas palabras, ya que estrellas de otras franquicias alucinan con su talento. Kevin Durant, LeBron James o James Harden se han rendido a un jugador especial, con un futuro escrito en letras de oro: dominar en la mejor liga del planeta. Dallas ha recuperado la sonrisa, gracias a su niño maravilla que solo tiene una pasión: jugar al baloncesto.
Quizás sería muy apresurado confirmar que va a ser uno de los mejores jugadores de la historia, ya que hay situaciones en el deporte que no se pueden controlar, como las lesiones. Pero no cabe duda que este inicio de temporada de Luka Doncic ha sido meteórico, emocionante y estelar. Faltan muchos partidos, muchos puntos y muchas acciones para seguir disfrutando del mago esloveno, un genio del balón naranja.
[Más información: Doncic lidera contra los Blazers a unos Mavs con pinta de 'playoffs']
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