Una brutal exhibición de Dragan Milosavljevic en la segunda parte guió este viernes al triunfo a un Unicaja que encontró con él el equilibrio que no tuvo en la primera mitad ante un Valencia Basket muy espeso durante todo el choque y sin argumentos más allá del corazón en el tramo final. [Más información: Valencia Basket 78-85 Unicaja]
Con este triunfo, al que contribuyó el exterior balcánico con 28 puntos de los cuales 24 llegaron tras el descanso, el Unicaja le da la vuelta al factor cancha y tiene la opción de cerrar su pase a semifinales ante su público el domingo en el Martín Carpena.
En el arranque la mayor confianza del Valencia, y su mejor circulación de balón, le dio la primera ventaja en el encuentro ante un Unicaja que, al no encontrar el camino al aro, se contentó con tirar desde fuera sin mucho acierto.
Jaime Fernández devolvió parte de la confianza al equipo visitante, que volvió a ajustar la mirilla desde 6'75 con Waczynski de ejecutor y, aunque en la otra canasta la facilidad de San Emeterio mantuvo a flote al Valencia, finalmente el Unicaja se puso por delante.
Los locales no se vinieron abajo pero les costó durante unos minutos seguir el ritmo hasta que Vives les enchufó de nuevo. Eso sí, un par de triples de Carlos Suárez dieron un nuevo impulso a los visitantes.
Pero Van Rossom recuperó el timón del choque y condujo a su equipo a un parcial de 11-0, ayudado por un par de errores de los malagueños desde la línea de tres puntos, que devolvió el mando a los locales. Obligado, el conjunto andaluz entendió en el último minuto que podía hacer más cosas que tirar triples y minimizó daños.
El choque se mantuvo igualado tras el descanso, con el Unicaja muy intenso en defensa y más equilibrado en ataque con Milosavljevic como excelso ejecutor, con 17 puntos en el cuarto. El Valencia, cansado y espeso, vio cómo se le escapaba la iniciativa.
El alero serbio dio al conjunto malagueño fiabilidad en el triple y variedad de recursos para poner en jaque a una defensa local que no había tenido que arremangarse y a la que le costó mucho hacerlo, en parte porque su escasa fluidez ofensiva tampoco le animó.
Trató el Valencia de centrar su atención en el alero pero el Unicaja supo activar a Waczynski y llevar su ventaja a un máximo que le puso en bandeja el choque. Además, su defensa zonal acabó de liar a los locales, que empezaron a dudar en el peor momento.
Pero Vives mantuvo la fe y con tres robos casi seguidos la contagió a su equipo y resquebrajó la moral visitante. Un nuevo triple de Milosavljevic dio aire al Unicaja y la tranquilidad necesaria para dejar pasar los minutos hasta que el Valencia asumió que, pese a su corazón, no tenía argumentos para darle la vuelta y ahora está obligado a ganar en Málaga para seguir con vida.