Catorce años, once meses y veinticuatro días tenía un adolescente de El Masnou cuando Aíto García Reneses le hacía debutar en la, por entonces, liga ACB. Por la megafonía sonaba un nombre que iba a marcar un antes y un después en el baloncesto español.
Ricard Rubio, más conocido como Ricky, se convertía en el jugador más joven de la historia en debutar en la liga española. La mayor promesa del baloncesto español había llegado y en sus manos estaba el futuro del baloncesto español. La 'Rickymanía' era más que evidente. En la 2006/07 con un estilo distinto, ágil y divertido en ambos lados de la pista, Rubio empezaba a copar portadas y telediarios con el Joventut, pero ya lo había hecho antes con las Selección.
El equipo cadete de la selección española se plantaba en la final del campeonato de Europa, Rusia era el rival y Ricky Rubio iba a hacer historia una vez más. 51 puntos con 16/25 en tiros de 2 puntos (64%), 2 de 6 en triples (33.3%) y 13/17 tiros libres (76.4%), 24 rebotes y 12 asistencias eran los números que hacía el joven base catalán para alzar el primer título en categoría cadete para la selección española. Pero los récords de Ricky no se iban a quedar aquí.
De los JJOO a la NBA
Tras dos temporadas en la élite a un nivel sobresaliente, Rubio era convocado por el entrenador que le hiciera debutar para unos juegos olímpicos. España hizo un torneo sobresaliente, poniendo en apuros a la toda poderosa Estados Unidos. En aquel partido Ricky también dio la talla y volvió a hacer historia al ser el jugador de baloncesto más joven en tener una medalla olímpica.
A la vuelta del Mundial y dejando ya el cartel de promesa a un lado. El presente de Ricky Rubio pasaba por el Barcelona. El base español se convertía en el traspaso más caro de la historia del baloncesto español y llegaba al Palau con la obligación de ganar. Dos temporadas estuvo Rubio con la camiseta blaugrana pero no fue la principal estrella del equipo como se esperaba. Su mente, pese a ganar Ligas, Copas del rey y una Euroliga, tenía una meta clara: la NBA.
Antes de fichar por el Barcelona, en 2009, el base español se presentaba al draft de la NBA. En el puesto quinto, los Minnesota Timberwolves le seleccionaban, pero no sería hasta 2011 cuando Rubio daría el salto a la mejor liga del mundo.
¿Y si no era tan estrella?
El heredero de Pau Gasol, en lo que a calidad y repercusión se supone, aterrizaba en un equipo cuya estrella era Kevin Love y el pelear por el título quedaba muy lejos. La ilusión por Ricky no había dejado de crecer desde aquel torneo en 2015 y, pese a que sus números eran más que notables, el sabor que dejaba Rubio en sus primeros años en la NBA era agridulce.
Todo el mundo valoraba lo que estaba haciendo el base español pero un run-run era más que evidente: '¿Y si lo que iba para estrella de nuestro baloncesto se quedaba en un buen jugador?'. Ricky rendía en la NBA, pero la cantidad de victorias no era la esperada. Minnesota no llegaba nunca a los play-off, sus estrellas se iban y allí quedaba Rubio para dar la cara por toda una franquicia.
Mientras, con la Selección, Ricky rendía bien pero seguía sin dar el paso al frente que se esperaba con la presencia de Calderón y Sergio Rodríguez. Los 'Juniors de Oro' continuaban siendo los principales protagonistas de una España que seguía alzando trofeos pero una pregunta comenzaba a rondar la cabeza de los aficionados: 'Y después de Pau, Navarro y Reyes ¿qué?. Este debate incluía a Rubio, pero en 2016 todo cambió en la vida del base catalán.
Más que una madre
En mayo de 2016, el baloncesto, por primera vez desde que Ricky tenía 14 años, pasaba a un segundo plano en la vida del jugador español. A la temprana edad de 56 años, Tona Vives, madre del deportista, fallecía por culpa de un cáncer. Nada volvió a ser lo mismo para Ricky Rubio.
"Era mi mejor amiga. Su pérdida me ha hecho ser una persona diferente. Pasar por una experiencia de ese estilo te cambia la vida, la perspectiva. Estás menos preocupado de las pequeñas cosas y ves lo importante. Te das cuenta de que el mañana podría no existir", afirmaba Rubio en una entrevista a Bleacher Report.
Una nueva vida le tocaba comenzar a Ricky. El mayor apoyo del jugador de El Masnou ya no estaba y él comenzaba una nueva aventura lejos de su Minnesota querida. Utah, la ciudad que vivió de las alegrías que le daba el mejor base blanco de la historia (John Stockton) abría sus puertas a Ricky Rubio.
De Utah a referente
Dos temporadas lleva Ricky en el roster de los Jazz. Dos años en los que por fin ha podido demostrar su nivel en el momento más decisivo de la temporada. Pese a que los Utah Jazz no han podido pasar de la primera ronda de los playoff de la NBA, Ricky ha vuelto a disputar partidos muy trascendentes con su equipo.
Con España, Ricky volvía a ver en Rio 2016 como él no era el protagonista principal desde el puesto de base. En ninguno de los partidos de este torneo Rubio fue el máximo asistente o anotador y esto ya era preocupante para algunos. Aquel verano fue muy difícil en lo personal y se esperaba que en el Eurobasket 2017 fuera por fin el verano de Ricky.
Sin embargo, en ese torneo tampoco llegó la mejor versión del base catalán y era este Mundial, competición a la que no acudía ya ningún 'Junior de oro', el examen definitivo para el de El Mansou. Y a la hora de la verdad, Ricky Rubio ha sacado matricula de honor.
16 puntos, 6 asistencias y más de cuatro rebotes por partido ha promediado Ricky Rubio en el Mundial de China. El base, elegido MVP del Torneo y MVP de la final, ha sido la estrella que se esperaba desde que aquel imberbe Rubio dejara a todos boquiabiertos con su debut ante el Granada CB.
Ricky ha sido el máximo anotador del equipo en cuatro de los ocho encuentros que ha disputado la Selección en este Mundial. Pero sobre todo, ha sido el líder que tanto iba a echar en falta con la ausencia de Pau. Junto a Marc, Rubio ha sido el referente de un equipo que ha podido depositar en las manos del base catalán todas sus ansias de ganar.
A sus 28 años, Ricky se ha convertido en la estrella que todo el mundo quería ver. El tiempo de Ricky ha empezado. Larga vida al rey.
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