Salir a la calle y pedir a cualquier viandante que te diga tres jugadores de los New York Knicks se antoja misión imposible. Dos tampoco sería una cuestión sencilla. Tampoco creo que muchos pondrían la mano en el fuego porque les digan uno. Pero a pesar de todo ello, más o menos todo el mundo sabe que hay un equipo de baloncesto en Nueva York, conocen el Madison Square Garden o que juegan de azul habitualmente.
Los Knicks han vuelto a ser un año más elegidos como la franquicia más valiosa de la NBA, según el informe de Forbes. El conjunto de La Gran Manzana, con un valor de 4.600 millones de dólares, algo así como 4.200 millones de euros, no tiene rival en los despachos y sigue rentabilizando su imagen mundial en forma de dinero.
La franquicia dirigida por James Dolan, con Steve Mills a los mandos desde hace poco tiempo, ha crecido un 15 por ciento con respecto a los datos de hace un año y mira desde una posición privilegiada al resto de franquicias que comparten el top-5 y que no han sufrido variación con el 2017/2018. Los Ángeles Lakers, 200 millones por debajo, Golden State Warriors, a 300 millones pero con un crecimiento del 23 por ciento, y Chicago Bulls y Boston Celtics, a más de 1000 millones de diferencia, son los equipos mejor valorados.
El mismo informe también refleja una situación curiosa y es que los Oklahoma City Thunder están pagando lo que supuso acogerse al impuesto de lujo de 61 millones para tener su 'Big-3' particular con Russell Westbrook, Paul George y Carmelo Anthony la temporada pasada. Son el único equipo que han cerrado el ciclo 2018/2019 con pérdidas estimadas en 23 millones de dólares.
Siete años sin playoffs
En cualquier caso, no hay ninguna situación en el informe comparable con la situación de los Knicks. Aunque los Bulls tampoco pasan por su mejor momento y siguen en ese top-5, los de Nueva York llevan siete años sin pisar los playoffs y, aún así, no hay quien pueda entender que con la situación deportiva que viven puedan seguir generando tanto.
Ese equipo que perdió ante los Indiana Pacers en las semifinales de la Conferencia Este con Carmelo, Jason Kidd, J.R. Smith, Tyson Chandler, Raymond Felton, Amar'e Stoudemire, Quentin Richardson, Rasheed Wallace o Kenyon Martin en el 'roster', no ha vuelto a encontrar una alternativa que tan siquiera se acercase a su rendimiento.
Evidentemente, el entorno de una ciudad como en la que está situada la franquicia provoca que haya siempre un interés. Más aún cuando sus partidos se disputan en uno de los escenarios más legendarios de toda la tierra. También hay que entender que todo el que va a Nueva York, la visita a este pabellón o el mero espectáculo de ver un partido de la NBA ya suponen parte de los planes de ocio.
Da igual que esta temporada su récord sea de 17 victorias y 38 derrotas, que la pasada consiguieran solo ese número de triunfos en todo el año regular y fueran el peor equipo de la liga, la misma marca que hace cinco temporadas. También da igual que desde la salida de Carmelo, ni Derrick Rose, ni Jeremy Lin, ni Kristaps Porzingis han conseguido hacerle olvidar ni han supuesto un atractivo suficiente para que a nivel deportivo mereciera la pena pagar la entrada.
El 'draft' tampoco les salva
La NBA siempre guarda una opción interesante para los equipos a los que nos les va demasiado bien las cosas. El sistema de 'draft' en el que las franquicias que han obtenido peores resultados eligen las primeras en la búsqueda de las próximas jóvenes promesas da la oportunidad de crear un nuevo proyecto a partir de uno de estos jugadores.
Pero los Knicks no han corrido demasiada suerte en esta búsqueda. Lo más parecido fue la elección de Porzingis en 2015, una decisión abucheada en la noche de ese draft y que ha sido el último gran jugador con el que han contado los Knickerbockers. El letón, tras romperse el cruzado, dio por terminada su relación con la afición de Nueva York y, desde entonces, explora un nuevo horizonte en Dallas.
Esta temporada se renovaron las ilusiones con RJ Barrett, pero, hasta el momento, la promesa aún no está reflejando sobre la cancha lo suficiente para captar la atención de la ciudad ni de la NBA. Año tras año, se refuerzan los sueños a través de la posibilidad de fichar un gran agente libre. Pero la realidad cuando empieza la campaña es bien distinta. Aún así, los Knicks siguen reforzando su presencia en el mundo a través de una de las marcas deportivas más valiosas.
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