"And the other guard, 6’6 from North Caroline, number 45: Michael Jordan…". Mark Boyle, la voz del Market Square Arena, feudo de los Pacers entre 1974 y 2001, anunciaba así el regreso del mejor jugador de la historia del baloncesto a las canchas. Jordan, que había dicho adiós en 1993, se enfundaba nuevamente la camiseta de los Bulls. Pero esta vez, no iba a ser el 23 el número que luciría.
El 6 de octubre de 1993, Jordan colgaba las botas tras pronunciar una frase que no se borraría de la memoria de los aficionados de los Bulls. “He perdido el deseo de jugar” esta fue la oración lapidaria que ponía fin a la carrera del jugador que había bajado del escenario a Bird y a Magic.
Motivos diversos y paralelos aparecieron como detonantes de la pronta retirada del 23: El hartazgo por el estrellato; la trágica muerte de su padre mientras dormía en una autopista en Lumberton, North Carolina, e incluso se especuló con que fue David Stern, comisionado de la NBA, el que le invitó a irse a Jordan, al estar este relacionado supuestamente con tramas de apuestas masivas.
Dejando las hipótesis atrás, tan lejos como cuantiosa fue la decepción al verle jugar al Baseball con los Birmingham Barons, un año, cinco meses y 12 días después, Michael Jordan anunciaba su regreso a la mejor liga de baloncesto del mundo.
Con el 45: Michael Jordan
Las acciones de Nike volaron con la noticia de su vuelta, pero Air Jordan no acarició el cielo como se esperaba. Michael aterrizaba en unos Bulls desalmados, con 34 victorias y 32 derrotas en su haber, con la imperiosa necesidad de inyectar ambrosía en un conjunto sostenido por el Scottie Pippen más voraz. Sin embargo, el hambre del que había sido el mejor escudero de Jordan, no bastaba para que Chicago esbozara una sonrisa similar a la que brilló desde 1990 hasta 1993.
MJ volvía a vestirse de corto en Indiana, pero era el 45 y no el 23 el número que lucía en su espalda. El nacido en Nueva York no podía vestir su amado dorsal, ya que colgaba este del techo del United Center de Chicago y la NBA impidió que el número retirado en cuestión volviera a lucir sobre el parqué esa temporada. Michael tendría que jugar lo que restaba de campaña con el 45. Pero no era la primera vez que llevaba un dorsal distinto al tan ligado a su nombre.
En 1990, contra los Orlando Magic y tras una búsqueda frenética de su camiseta, el cinco veces MVP se veía obligado a vestir el número 12. Alguien había robado su equipación y tuvo que jugar con una camiseta sin nombre y luciendo este dorsal tan futbolero.
Volviendo a su redebut, y después que los Pacers amargaran su primer duelo como hijo pródigo el 19 de marzo de 1995, Jordan comandó a los Bulls hacia los playoffs esa campaña. Sin llegar a mostrar su mejor versión, el 23 guió a Chicago, 13 victorias y 4 derrotas en el tramo final de la temporada, hasta el punto de poder soñar con el título de la NBA.
Sin 23 no hay gloria
Después de finiquitar a los Hornets de Mourning y Larry Johnson por la vía rápida en la primera ronda de los playoffs, Jordan ponía su mirilla sobre la soleada Orlando. La franquicia de Disney World, la misma que le vio jugar con el número 12, se cruzaba en el camino del por entonces 45.
Cinco años habían pasado desde aquel día que MJ lució un número distinto al 23. Aquel 14 de febrero de 1990, la afición de los de Florida iba a enamorarse de su equipo cuando vio a Jordan hincar la rodilla con el 12 a su espalda. Un lustro después, los fans de Orlando iban a volver a ver a MJ agachar la cabeza con un número que no era el 23.
Con Hardaway y un jovencísimo Shaquille O’Neal como estrellas, los Magic hacían añicos el retorno del rey. 4-2 para los de Florida en las semifinales de la Conferencia Este y Jordan cerraba la temporada de su regreso con 27 partidos - 18 victorias y 9 derrotas - y una media de 28 puntos en su haber.
La breve era de MJ con el 45 se cerraba un 18 de mayo de 1995. Una breve impasse que servía de preludio de los tres anillos consecutivos que logró con los Bulls entre el 96 y el 98. Este nuevo trío de triunfos llegarían como los cosechados en su primera etapa, con el mítico 23 a su espalda.