Querido Ante.
No sé si me conoces, me ubicas o sabes de mi existencia. Quiero pensar que sí. No obstante, por si acaso, me presento: soy Pablo Lolaso, un gilipollas de Twitter que lleva unos cuantos años tocándote los cojones de manera recurrente. Como sabrás o intuirás, soy un gran aficionado del Real Madrid. Un forofo. Un ultra. Cualidades todas ellas exageradas e hiperbolizadas en público en aras de un humor no correspondido por todo el mundo. Es en ese punto en el que combino humor y forofismo donde tú has sido un protagonista habitual cuando mi equipo ganaba o cuando el tuyo perdía. Ya sabes, por aquello de que te fuiste al Barcelona a ganar títulos. Frase que, todo sea dicho, seguramente ni dijeras.
El que me haya seguido en estos últimos meses de cerca sabrá que la triste pandemia que aún nos asola me hizo mostrarme más humano de lo que muchos pensaban que soy. A ver, sigo siendo un gilipollas tocapelotas irreverente y faltón, que quede claro, pero en el interior de mis costillas late un corazoncito cada vez más esponjoso. Conocer -entre comillas–, entre otros, a Pierre Oriola o Víctor Claver, compañeros tuyos que también han sido el blanco de mis bromas, me hizo ver la grandeza y talante que muchos deportistas tenéis ante la adversidad, o lo bien amueblada que, en general, tenéis la cabeza.
En las ocho temporadas que has vestido de blaugrana se han disputado treinta y dos títulos, de los que has ganado cinco de ellos. Eso significa que veintisiete veces tuiteé "enhorabuena a Ante Tomic, que se fue al Barcelona porque quería ganar títulos". Nunca jamás nadie me dio ninguna referencia de si esto te llegaba, lo conocías, te molestaba o, lo que siempre quise creer, lo ignorabas. Ni idea. Ahora te vas y, salvo que te persiga en tu nuevo club, no podré volver a escribirlo nunca más y siento que es una etapa, porque has sido un personaje recurrente muy importante en este universo de tonterías que he ido creando, que ahora se cierra y que se merece un final digno.
Son muchos los que desde ayer me pinchan e instan a que te diga algo. Una última mofa. Una broma final. Un trolleo épico a la altura de la circunstancias. Pero solo me sale despedirme. Despedirme y disculparme. Porque, como he dicho, quiero pensar que siempre has ignorado mis tuits. ¿Pero y si no? Acostumbro a responsabilizarme de lo que yo digo, no de lo que genera lo que yo diga, pero soy consciente de que a menudo una ola incontrolable de cansinos faltosos viene detrás de mí. Y sé que pueden ser verdaderamente insoportables.
Así que, querido Ante, de corazón lo siento. Te deseo lo mejor en tu nueva etapa. Y, por última vez, enhorabuena. Enhorabuena, Ante Tomic, que te fuiste al Barcelona con tus dos cojonazos y has aguantado ocho años sin decir una palabra más alta que otra, demostrando ser una grandísima persona, haciendo del baloncesto un mundillo del que merece la pena presumir.
Un abrazo.