El San Pablo Burgos consiguió este domingo su primer título en Europa al levantar la FIBA Champions League. Aunque sea la tercera competición en cuanto a importancia en el continente, el éxito que ha supuesto para un club que solo lleva tres temporadas en la élite del baloncesto de España es incalculable. Las imágenes de la ciudad celebrando la consecución de este entorchado dicen mucho, pero más lo hace una trayectoria impecable desde que intentaba colarse en la Liga Endesa.
Apoyados en los anotadores compulsivos Thad McFadden y Omar Cook, los de Joan Peñarrolla doblegaron a un AEK Atenas que contaba en sus filas con el MVP de la competición, Keith Langford, a los exmadridistas Marcus Slaugther y Jonas Maciulis y al que fuera jugador del Barça, Tyrese Rice. El ímpetu y la ilusión de este humilde conjunto castellano leonés fue suficiente para aplacar la importante apuesta económica que apoyaba a la candidatura griega.
Toda esta aventura comenzó con los intentos del Club Baloncesto Tizona para ascender. Se creó una sociedad anónima que pudiera hacer frente al gran canon que tienen que pagar los equipos para ser parte de la Liga Endesa. En un principio no lo conseguían deportivamente. Cayeron en la fase de playoffs en 2009, 2010, 2011 y 2012. Pero no fue así en los tres años venideros.
Tanto en 2013, como en 2014 y en 2015, se ganaron por su propio derecho a formar parte de la liga más potente del baloncesto europeo. El hecho de que no pudieran afrontar esos pagos evitó que comenzara su historia en ACB, por lo que el CB Miraflores, que hasta ese momento había sido uno de los más importantes en la provincia con su cantera, tenía su espacio en la segunda máxima categoría.
Ejemplo de esfuerzo
En la 2015/2016 volverían a intentar ese ascenso ya con el respaldo económico que necesitaban, pero se quedaron a las puertas. Perdieron en la fase de ascenso frente al Peñas Huesca, que también perdería con el Club Baloncesto Melilla. Ni este equipo ni el campeón, el Quesos Cerrato Palencia, cumpliría con los requisitos del ascenso así que se quedarían como estaban.
En la 2016/2017 su suerte cambiaría. No lograrían el título de LEB Oro, pero sí el ascenso. Guipuzcoa Basketse haría con el primer puesto y los burgaleses ganarían el playoff de ascenso. Esta vez superarían esa barrera tan grande que siempre les había impedido ser parte de la ACB. Desde ese momento no la han vuelto a abandonar, aunque su primer año no fue sencillo.
Lograron la permanencia en las últimas jornadas con un record de 13 victorias y 21 derrotas para acabar en décimocuarta posición. Pagada la novatada, el proyecto se afianzó para ir escalando poco a poco en la clasificación, la undécima posición de la 2018/2019 le permitió tener plaza en esta FIBA Champions League que ha terminado levantando.
Igual de memorable fue su final de temporada en la Liga Endesa. En ese torneo extraordinario que organizó la ACB tras el parón por la pandemia de coronavirus, los burgaleses consiguieron apear al Real Madrid de las semifinales para terminar consiguiendo la cuarta plaza de la competición. Por si fuera poco, remataron el año con esta fase final de la Champions League que han terminado levantando.
El proyecto de Félix Sancho ha encontrado su razón de ser en este 2020 tan extraordinario. Su proyecto social, dando visibilidad a la 'España Vaciada', y una afición incansable que, hasta antes de la llegada de la Covid-19, llenaba fin de semana tras fin de semana el pabellón de El Plantío han visto satisfecho todo el trabajo que han llevado a cabo para situar Burgos en el mapa de Europa de nuevo en el mundo del deporte.
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