LeBron James contra Michael Jordan: pros y contras para elegir quién es el mejor de la Historia
Después de que LeBron haya sumado su cuarto anillo de la NBA, la comparación histórica con Jordan ha entrado en una nueva dimensión.
12 octubre, 2020 23:19Noticias relacionadas
LeBron James ganaba en la madrugada del domingo al lunes su cuarto anillo de la NBA y escribía una nueva página en su libro de historia. Según levantaba el título Larry O'Brien y recibía también su cuarto MVP de las Finales, la pluma se volvía a encontrar con la tinta que recorrió en su momento Michael Jordan. Los dos son jugadores de época, pero esas odiosas e históricas comparaciones hacen volver a tratar la cuestión sobre si está en camino o no de ser el mejor de la historia.
Centrando la atención en el encuentro, no pudo cerrar mejor ese cuarto título. LeBron firmó el undécimo triple doble en un partido de las Finales, se echó el equipo a las espaldas y no dio ninguna opción a los Miami Heat, el equipo con el que comenzó todo, para que pudieran remontar la extensa ventaja que consiguieron al final de la primera parte.
Había una promesa que cumplir. James cerró el círculo que abrió Kobe con esa conversación que tuvieron ambos antes de que empezase la temporada y, sobre todo, en los meses previos a que Bryant nos dijera adiós a todos. Sin duda, el suceso con el que prácticamente abríamos este 2020 lleno de malas noticias ha hecho aún más especial el título que han conseguido Los Ángeles Lakers. Llevaban 10 años sin hacerlo y el último responsable fue el eterno número 24.
La comparación con Jordan ya estaba abierta desde hace tiempo. LeBron lleva años dominando la NBA, aunque eso no siempre se haya transformado en títulos. Es evidente que entre jugadores que siempre están entre los mejores de toda la historia de los aficionados no se hable sobre quién está por encima del otro. La gran ventaja con la que cuenta el de Akron es que nadie sabe cuándo va a acabar su carrera. Jordan se fue de Chicago a la misma edad en la que James consiguió este título de la temporada del coronavirus, 35.
El infalible Jordan
Hay una realidad irrefutable: cuando Jordan llegó a una final de la NBA, nunca falló. Seis de seis. El de Brooklyn no tuvo rival en ninguna de las Finales que disputó frente a los Lakers de un Magic Johnson opacado, los Suns de Charles Barkley, los Trail Blazers de Clyde Drexler, los Sonics de Shawn Kemp y Gary Payton y los Jazz de Karl Malone y John Stockton.
LeBron James ha llegado a más Finales de la NBA, pero su acierto se utiliza en su contra. El cuatro veces campeón de la liga estadounidense se ha plantado diez veces en último escalón antes de echarse un anillo más a su mano. El alero se encontró hasta en tres ocasiones con Gregg Popovich y sus San Antonio Spurs, saliendo victorioso solo en una en 2013, los Warriors de Steve Kerr, compañero de Jordan, que han marcado una época con su estilo de juego con los que perdió hasta tres veces y, en su primer año en Miami Heat, a los Mavericks de Dirk Nowitzki.
Si se habla de la dificultad de los rivales, el hecho de que LeBron coincidiera con la época del 'Small Ball', de los tiros sin discreción y del 'Quinteto de la Muerte' (Curry, Klay, Iguadola, Durant y Draymond) de los Warriors ha mermado esas cifras. Jordan nunca tuvo delante un súper equipo de esa talla, aunque se las viera con jugadores que también están situados en posiciones altas en las clasificaciones históricas. James no estaba solo (el 'Big Three' de Miami, Irving y Love en Cleveland o Anthony Davis ahora en Lakers), pero Jordan tampoco (Pippen y Rodman, junto a piezas claves como Kerr o Horace Grant).
Eso sí, en otras rondas sí que Jordan encontró una ardua competencia. El '23' de los Bulls enfrentó en sus primeras tres apariciones de playoffs a seis futuros jugadores del Salón de la Fama, y James nunca se midió con ningún 'Hall of Fame' en sus primeras tres series de playoffs.
Salir del nido
Hay una diferencia sustancial entre uno y otro: llevarse consigo su grandeza a otro lugar. Michael Jordan nunca hizo las maletas desde Chicago. La única vez que se fue, dejó el baloncesto para tener esa experiencia en el béisbol. Siempre quedará esa duda de qué habría sido del '23' lejos de Illinois, quizá con otras estrellas y, por qué no, en otra conferencia. Su regreso a la NBA con los Washington Wizards fue una anécdota, no se puede contar como algo a tener en cuenta.
LeBron comenzó en casa, en Cleveland y llegó a una final en su tercer año en la NBA, con 23 años. Después de esa primera experiencia, se marchó a Miami para reunir a Dwayne Wade y a Chris Bosh. Allí se auparía con dos anillos para confirmarse por fin como súper estrella. No contento con eso, regresó a Ohio para conseguir llevar a la franquicia de su lugar de nacimiento a la cima por primera vez y con una remontada histórica (1-3 abajo en el cuarto partido). Lo hizo una vez superando a esos históricos Warriors. Una vez sumadas todas esas vivencias, subió la apuesta con los Lakers donde este año ha conseguido entrar en la historia de una de las franquicias más laureadas.
Esa omnipresencia de LeBron la ha confirmado al ser el primer jugador de la historia en ser MVP de las Finales con tres equipos distintos. También entró en ese selecto club de jugadores secundarios en ganar un campeonato con el mismo número de franquicias diferentes (Salley, Horry y Green). Estas circunstancias le desmarcan de la comparación con Jordan, que tiene razones para defender eso de no salir del nido al conseguir esos dos 'three-peat' que tampoco tienen parangón.
El regreso contra la constancia
Ser tan consistente durante tantos años no es sencillo. Se podría decir de hecho que Jordan y LeBron han seguido tendencias similares. Michael consiguió sus mejores cifras al comienzo de la carrera, después hizo su juego más asociativo. James ha sido más constante, pero también ha ido subiendo su incidencia sobre el juego hasta esas cifras que le acercan temporada tras temporada a estar cerca de promediar el triple-doble.
Pero a Jordan toda esa presión mediática le fue minando y, tras ganar esos primeros tres anillos, dio un paso al lado encontrando en el béisbol la excusa para cambiar de aires. Después de no tener éxito en este deporte, regresó a Chicago, volvió a encontrar la motivación, y sobre todo la forma, que necesitaba y lideró a los Bulls hasta sumar otros tres títulos.
Por su parte, LeBron fue digiriendo con el tiempo eso de llegar directamente desde el instituto, ser el número uno del Draft de la NBA y alcanzar esas primeras finales en 2007. Cuando más altas estaban las expectativas, terminó cumpliendo en Miami, Cleveland y ahora Los Ángeles. Desde ese momento, han sido 13 años al más alto nivel, con situaciones puntuales que le han impedido ampliar su leyenda, pero con la sensación de que ese tiempo lo puede seguir prolongando un par de años más.
Dos baloncestos distintos
Es ese culto a su cuerpo lo que le ha permitido a LeBron estar así durante tanto tiempo y mejorar temporada tras temporada. Pero también vivir dos tipos de baloncestos distintos. No se puede colocar al '23' de los Lakers en los 90 ni en los 80, igual que al '23' de los Bulls en la segunda década del siglo XXI.
En la época de Jordan, tal y como se dejó claro en 'The Last Dance', brillaba la dureza y el juego sucio. Esos enfrentamientos con los 'Bad Boys' de Detroit eran auténticas guerras campales, pero los Bulls también tuvieron lo suyo y consiguieron vengarse de esas 'Jordan Tactics' hasta llegar al primer anillo. En cualquier caso, la clase y el estilo de MJ llevó a la NBA a tener una trascendencia que nunca antes había tenido en el mundo. Dio a esta competición un interés global por lo que era capaz de hacer que el comisionado nunca podrá pagar.
LeBron ha vivido dos NBA distintas con la convergencia de estilos más europeos con pivot y ala-pivot más físicos y la era de los quintetos de baja altura y prevalencia del juego exterior. Dentro de ambos estilos ha tenido su éxito y muy pocos han conseguido hacerle sombra. Es una de las razones por las que se reconoce al de Akron como más completo que Jordan. Siempre se ha destacado al de Brooklyn como un finalizador, más que un generador. James es mejor pasador, reboteador y defensor, Michael, quizá, mejor líder.
La dimensión social
Hay un último factor trascendental para crear la figura de estrella y de referencia: la dimensión social. Si Jordan elevó el altruismo con su propia marca de Nike, creando un legado que le ha convertido en millonario y empresario, siempre se le achacó que no estaba implicado en la defensa de los derechos de la población afroamericana. Esta temporada, el '23' de los Lakers ha llevado su defensa con el Black Lives Matter y su proyecto 'More Than A Vote'.
LeBron ha encontrado en el rechazo hacia Donald Trump una fórmula de potenciar esta virtud social que ha ido creando a lo largo de su carrera. Si siempre se mostró muy concienciado con su ciudad natal, Akron, en la que también tiene en marcha el programa 'I Promise' con el que ayuda a las familias más perjudicadas por la gran diferencia de oportunidades que hay en los diferentes barrios de esta localidad, ahora ha elevado este compromiso a todo el país.
Todo esto lo ha hecho mientras jugaba al máximo nivel. Jordan comenzó a aparecer como referente social y a tener gestos con la cultura afroamericana ya con su carrera acabada. Durante la explosión del Black Lives Matter, decidió donar 100 millones de dólares en favor de la igualdad racial, la justicia social y un mayor acceso a la educación. Hasta entonces, recibió muchas críticas de otros compañeros como Craig Hodges.
Eso si, ambos compartirán una situación en la que solo ellos dos han sido protagonistas: Space Jam. Si Jordan protagonizó la primera y tan vanagloriada película junto a los Looney Tunes, LeBron lo hará con la secuela prevista para el 16 de julio de 2021.
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