Dennis Rodman es y será una de las mayores leyendas del deporte por todo lo que dio que hablar fuera de la pista. En la cancha, 'el Gusano' era un tipo peleón como pocos y un gran experto en la lucha por el rebote. Sus números en capturas asustaban y fueron de gran ayuda a los Bulls de Michael Jordan.
Sin embargo, había una zona en la que se movía mejor todavía que bajo los aros. Se trataban de las fiestas. El mítico jugador de la franquicia de Chicago ha sido uno de los grandes amantes de la fiesta y los excesos en la historia de la NBA y casi del deporte mundial. Un personaje excéntrico como pocos se recuerdan.
Por ello, sus compañeros andaban en muchas ocasiones con cautela con él porque era realmente impredecible. Le importaba todo bastante poco y jugaba casi por obligación cuando le tocaba, ya que su dedicación a la vida profesional era mínima. Para Rodman, el baloncesto era eso que había entre fiesta y fiesta.
No obstante, su afición por el ocio y la noche no era su única faceta un tanto extraña, ya que era un completo personaje muy complicado de tratar también en la pista. Sus sonadas peleas le hacían también ser un terror para los rivales y los colegiados, que sabían que si Rodman estaba de por medio, el partido podía tener polémica casi con total seguridad.
Uno de los compañeros que tuvo que vivir muchas experiencias con Rodman fue Toni Kukoc, leyenda del baloncesto balcánico y que ha recordado como era esa faceta extradeportiva de Dennis y lo que suponía para el resto de compañeros que, de vez en cuando, se veían arrastrados a sus mundos, en los cuales solo un superdotado para la fiesta podía aguantar sin perder el conocimiento.
Kukoc, que era un amante del juego y de cuidarse para estar en óptimas condiciones, asegura que solo pudo conocer en una ocasión como era una noche con Rodman y que esa vez conoció como era la fiesta de verdad. El croata vivía por y para el baloncesto, sin embargo, aquella noche descubrió lo que era vivir una fiesta con 'el Gusano' Rodman.
De fiesta con Rodman
"No podía aguantar su ritmo. Sólo pude salir con él una vez de fiesta, porque después necesitabas entre siete y 10 días para recuperarte del ritmo salvaje que llevaba". Esto ha asegurado Kukoc en una entrevista para un medio de su país, donde contaba una pequeña anécdota vivida con el exjugador de los Bulls entre otros.
"Estábamos cuatro de nosotros con él y lo primero que pidió para beber fueron 40 chupitos de vodka y 10 cervezas. Le pregunté si iba a venir más gente y me dijo que no, que era importante para mantener el bar abierto. Aquella noche todas las personas que estuvieron en el bar tuvieron bebida y comida gratis a cuenta de Rodman".
Así eran las fiestas de Denis Rodman, repletas de generosidad, invitaciones y excesos que solo una mente diferente como la suya podía aguantar. Si Jordan estaba hecho para el baloncesto y fue el absoluto dominador de su deporte durante años, Rodman hacia lo propio fuera de la pista para labrarse su propia leyenda.
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