La victoria de Joe Biden en las elecciones de los Estados Unidos supuso también la victoria de gran parte de los jugadores de la NBA. Las estrellas de la mejor liga del mundo de baloncesto se implicaron más que nunca en el proceso electoral.
Y, aunque como organización nunca hubo un posicionamiento entre el candidato demócrata y Donald Trump, la mala relación con este segundo y el impulso de temas de igualdad racial les colocaron en el bando de Biden desde un principio.
El peso de rostros como LeBron James o el de las franquicias de la NBA ha sido notable. Pese a que alguno de los dirigentes de los equipos rompió una lanza a favor de Trump de forma anónima, el sentir mayoritario de la competición era el de estar del lado de Biden. Los ataques del republicano, que después del histórico parón calificó a la NBA como una "organización política", tampoco ayudaban.
En definitiva, los jugadores de la NBA han sido parte fundamental del triunfo de Joe Biden. Obligaron a las franquicias a participar en el proceso electoral, dieron visibilidad al movimiento Black Lives Matter y denunciaron desde su lugar de privilegiados las desigualdades raciales que se vivían en el país. Cuando, después de días de recuento, se confirmaba el triunfo de Joe Biden superando los 270 votos electorales necesarios para alcanzar la Casa Blanca, estrellas como LeBron James daban un paso al frente: habían ganado.
El parón de la NBA
Fue el punto de inflexión. Los jugadores de la NBA hacían historia. O igualdad racial, o no habría baloncesto. La competición, en su tramo final, quedaba en pausa. La millonaria burbuja de Orlando explotaba. Era el 26 de agosto y el rumor de un posible parón se había extendido en las horas previas. Nadie veía posible que los jugadores pudieran negarse a jugar por la situación social del país.
A pesar de que en los meses anteriores se habían producido denuncias sobre los hechos de desigualdad racial en territorio estadounidense, plantarse parecía algo radical que no llegaría a producirse. Y pasó. El quinto partido de los playoffs entre Orlando Magic y Milwaukee Bucks no se disputaba. Los árbitros esperaban en el parqué, pero la plantilla de los Magic no salía y la de los Bucks regresaba a los vestuarios. Se confirmaba la noticia: los jugadores de la NBA daban un paso adelante por la violencia vivida en las calles. El tiroteo sufrido por Jakob Blake era el detonante.
Jugadores como VanVleet habían pedido un ultimátum: "Si vamos a sentarnos aquí a hablar de cambio, en algún punto tendremos que jugarnos los huevos y arriesgarnos a perder algo, y sin hablar de dinero o visibilidad". LeBron James, uno de los rostros más batalladores contra Trump, aseguraba que los "negros" en Estados Unidos estaban "aterrorizados". "Estamos cansados de los asesinatos y la injusticia", denunció George Hill, de los Bucks, a la ESPN poco después del plantón.
Con la confirmación oficial, la NBA comunicó que los partidos quedaban suspendidos temporalmente. Habría una reprogramación de todos los encuentros, pues poco a poco los jugadores se fueron sumando a la iniciativa. No habría baloncesto si no se tomaban medidas. "Que le jodan a este hombre", aseguró LeBron en referencia a Donald Trump.
Sin embargo, los jugadores de la NBA no se quedaron solos. Su decisión, arriesgada e histórica a partes iguales, detonó un efecto dominó en el deporte del país. La MLS se paralizó. La MLB siguió los mismos pasos. WNBA y NFL también tomaron medidas para reflejar su apoyo al movimiento. El Black Lives Matter tomaba forma en el deporte y los jugadores de la NBA transformaban un tema social en una premisa para la continuidad del baloncesto.
Últimos acuerdos
La revolución duró, pero muy poco. Apenas 24 horas después, y tras una reunión de la NBA con los jugadores, se alcanzaba un acuerdo para recuperar la dinámica de la competición. El parón se daba por concluido. Una decisión que llamó la atención, pues el histórico boicot quedaba reducido a una huelga de tan solo un día.
Sin embargo, los jugadores de la NBA dieron el visto bueno a volver a la competición tras un pacto con la cúpula de la liga. La organización se implicaría como nunca antes. La NBA formaría parte del proceso electoral, facilitando la accesibilidad al voto y fomentando la participación en la carrera a la Casa Blanca. Y, sobre todo, cumpliendo una base: defender la igualdad racial.
Los jugadores lograron que, por ejemplo, todos los pabellones de las franquicias NBA se convirtieran en centros de votación en aquellos barrios donde existieran dificultades para hacerlo. El Staples Center de los Lakers, sin ir más lejos, ha sido uno de los lugares donde partidarios de Trump y Biden han podido depositar su voto. Además, se pactó emitir anuncios durante las retransmisiones de los playoffs donde se fomentara el voto con una "participación cívica".
El último punto cumplido ha llegado tras la victoria de Biden. NBPA y NBA, según desveló The Athletic, ya han creado la esperada "coalición de justicia social", un grupo para promover la igualdad y la justicia social. Un comité donde habrá representantes de los jugadores, de la NBA y de los entrenadores. La NBA también ha confirmado su calendario y vivirá una temporada con un brazo amigo al frente de la presidencia.
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