El Real Madrid volvió de Grecia con dos victorias vellón tras tres prórrogas emocionantes. Aun sin sus temibles hinchadas, el Panathinaikos y el Olympiacos se encuentran entre los grandes de Europa, así que el botín es suculento y confirma que la casta blanca y la inteligencia de Laso se sobreponen incluso a la ausencia de Campazzo. Sin embargo, la sombra del infortunio sobrevuela de nuevo sobre el conjunto madridista, pues Randolph cayó con un tobillo tan maltrecho que se masca la tragedia de una baja sine die.
A principios de temporada, conversando con uno de los responsables blancos sobre el flojo comienzo del equipo me comentó que Randolph tenía un tobillo maltrecho, para añadir a continuación: "Es un jugador esencial en la estructura del equipo". Entonces no pedí la explicación por conocerla, y ahora se la voy a contar a usted.
La esencialidad del ala-pívot madridista es una consecuencia directa de su versatilidad. En forma es un gran anotador desde las esquinas y desde el poste bajo, capaz de correr el contraataque y de jugar al poste bajo con calidad y sutileza. Es un gran atleta, con una movilidad fuera de lo común para su estatura -211 centímetros – que le permite ejercer su dominio con soltura en cualquier área de la cancha.
También en defensa es una pieza esencial cuando se aplica. De hecho, el año pasado tuvo éxito como marcador de Mirotic, más fino pero más lento que el estadounidense. Buen taponador, es un excelente reboteador que complementa a Tavares para componer una pareja temible por su estatura, envergadura y rapidez.
En resumen, estamos ante una pieza de excepcional valía para el equipo, que galvaniza la línea exterior con la interior para que el juego fluya, y le faculta a Laso para colocar en el parqué quintetos más grandes que el rival. Randolph es un jugador de físico y conceptos ideal para la idea de baloncesto del técnico blanco.
Lo único que se puede decir en su contra es una cierta irregularidad, que, en ocasiones, viene marcada por pequeñas lesiones o molestias que le limitan y le hacen sentirse incómodo, sin que su mente y su voluntad sean capaces de sobreponerse a estos contratiempos. Por lo demás, su experiencia es notable y está inmerso en los hábitos del equipo y en los resortes de un juego brillante que sigue imponiéndose en Europa.
Sin un pívot que supla a Tavares y con la pérdida de Randolph, el dilema sin resolver - a pesar de la necesidad de un hombre alto más en la plantilla - se plantea inexcusable: hay que fichar. Lo que antes parecía recomendable, ahora es apremiante, so pena de un descenso en el rendimiento del equipo y de dejarlo al albur de una temporada tan larga como fatigosa. Me consta que el club está mirando lo números con lupa, que el mercado está caro y las opciones son escasas, pero la afición espera un gesto que nadie merece más que estos hombres que han honrado la historia del Real Madrid desde hace un decenio.