Dennis Rodman ha vuelto a la carga. Uno de los mayores personajes en la historia de la NBA ha vuelto a dejar un recital de confesiones y titulares en unas declaraciones en las que ha repasado cómo fue su carrera y su vida mientras formaba parte de los Chicago Bulls. Una etapa que marcó su vida y que le labró un nombre y una popularidad especial en el baloncesto.
De hecho, a pesar de que Rodman fue conocido por sus líos extradeportivos, por sus trifulcas en la pista y por su capacidad reboteadora, también figuran en su palmarés algunos éxitos reseñables nada más y nada menos como los cinco anillos de campeón de la NBA que adornan sus vitrinas.
Un jugador que con sus polémicas fue capaz de eclipsar su éxito en la pista, pero todo formaba parte de su atrevida y salvaje personalidad. Rodman tiene en su historial como un éxito haber tapado por momentos a jugadores de la talla de Michael Jordan o Scottie Pippen, algo que Rodman ha vuelto a recordar y que ha vuelto a celebrar.
'El Gusano' se ganó muchos detractores con sus polémicas, pero también una legión de fans que le seguían a todas partes y que le querían por encima de todas las cosas, admirando su ética personal, sus particularidades y su capacidad para atraer siempre la atención y para hacer que todos los focos apuntasen hacia él.
Tanto es así que Rodman ha vuelto a reconocer que durante su mejor época en los Chicago Bulls, hubo momentos en los que era más conocido o más buscado por la gente que incluso Michael Jordan, la gran estrella sobre la pista. Su valor y su mayor tesoro eran su capacidad mediática. Conseguía llegar más que nadie y vivía por y para eso.
Dennis Rodman 'Super-Star'
"Sí es cierto, llegué a decir que, aunque fuera por un minuto, era más famoso que Michael Jordan en Chicago. Era la época en la que me dejaba ver en todos los espectáculos y me vestía de mujer, iba a los clubs... era la antítesis de Michael fuera de la cancha y eso hacía que la gente se interesara por mí".
El estatus que alcanzó en sus mejores momentos en Chicago le hizo crecerse y creerse un personaje de la gente, por encima del bien y del mal, todo provocado por la espectacular conexión que tuvo con muchos aficionados. De hecho, en más de una ocasión, Rodman analizaba a esos Bulls con figuras bíblicas que aún sigue recordando.
En aquellos años, en 1996, 1997 y 1998, estábamos en lo alto del mundo. En Chicago, Michael era Dios, Scottie era Jesús y yo debería haber sido Moisés. Bueno yo era más bien Rod-Man". Nadie podía parar a Dennis Rodman cuando estaba en plena ebullición, era un espectáculo paralelo al baloncesto que ofrecía su propio show y que daba a su gente lo que realmente demandaban, un personaje que trascendía el deporte: "Yo era real. A la gente le gustaba más mi actitud, mi capacidad de trabajo, la forma en la que desarrollaba mi juego, sin ambages, sin engaños. Eso a la gente le encantaba. Pero claro, Jordan era Jordan".
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