El baloncesto español ya ha comenzado su renovación por medio de la Selección. El equipo nacional ha acostumbrado en los últimos años a ser una fuente de éxitos para el país y un perfecto escenario para la mejor representación de baloncesto patrio. Sin embargo, con el capítulo cerrado en Tokio, el cambio se ha acelerado. Las retiradas se vienen confirmando y el nuevo camino por el que debe transitar el conjunto nacional está en plena construcción. Todo a apenas un año del Eurobasket 2022 y a dos años del Mundial 2023.
Una de las pocas cosas que parecen claras es que Sergio Scariolo será el que dirija toda esta reconstrucción. El seleccionador ha sido parte importante de los últimos éxitos y tiene contrato hasta 2024, justo el año de los Juegos Olímpicos de París en los que espera estar compitiendo, nuevamente, por las medallas. Es una apuesta fija del presidente de la FEB, Jorge Garbajosa, que logró atarle antes de que terminara 2020. Eso sí, a partir de ahora no combinará el puesto de seleccionador con el de segundo entrenador de los Raptors, sino que lo hará como técnico de la Virtus.
Más allá del puesto de entrenador, hay incertidumbre. Y mucha, especialmente por hacia dónde irá una Selección acostumbra a moverse entre la gloria que ahora se enfrenta a un lavado de cara completo. El equipo será diferente, las jerarquías en el vestuario también y los nuevos talentos deben dar el paso al frente para rellenar los vacíos que quedan tras Tokio 2020. Porque, pese al fin de los Juegos, sus consecuencias siguen semanas después en forma de retirada.
Las dos primeras se conocieron a los pocos minutos de ser eliminados contra Estados Unidos. Pau Gasol y Marc Gasol anunciaban que no volverían a jugar con la Selección. Pese a no ser ninguna sorpresa, sí que llamó la atención el caso de Marc. La decisión de Pau era pública y notoria, pero el pequeño de los hermanos lo había llevado de forma más personal hasta el punto de no decírselo ni a su inseparable. Con 41 y 36 años respectivamente, ambos cerraron juntos una etapa para la historia.
Ellos dos, sin embargo, solo abrieron la puerta de salida de la Selección para que muchos de sus compañeros sigan sus pasos. Es el ejemplo de Sergio Rodríguez, que tras unas pequeñas vacaciones ha decidido dejar el equipo nacional. El 'Chacho', por medio de una carta, ha destacado que era el momento oportuno.
"Después de estos días de descanso y reflexión, tras tantos años en la Selección Nacional ha llegado el momento de decir adiós. No ha sido fácil, pero estoy seguro de que es el momento apropiado", ha explicado el jugador de 35 años. Una decisión que sitúa en el centro de los focos a muchos miembros del vestuario. Rudy Fernández, por ejemplo, tiene también 36 años, mientras que su compañero en el Real Madrid, Sergio Llull, tiene 33.
Nuevo liderazgo
El más joven entre los veteranos y que apunta a ser el nuevo 'comandante' de la Selección es Ricky Rubio, ahora con 30 años. El base cumple con el perfil: sabe lo que es ganar con esta generación, tiene experiencia NBA y se ha coronado como mejor jugador del equipo en los últimos torneos incluyendo los Juegos Olímpicos. Su edad, de hecho, incluso permite soñar con que esté en París 2024. La incógnita es quién le acompañará en el equipo.
Las nuevas caras son la duda. Si bien es cierto que las ventanas FIBA han permitido comprobar que España sigue teniendo mucho baloncesto, la evolución de las competiciones españolas y el tratamiento que se dé a la cantera deja en el aire cómo será el baloncesto patrio en unos años. Así además lo vienen advirtiendo los más cercanos al sector como Alfonso Reyes, exjugador y ahora presidente del sindicato ABP, que calificó de "imprescindible" crear un buen entorno para los jóvenes. "Si no se promueve la cantera y el juego de nuestros jóvenes, viviremos una travesía del desierto muy larga", espetó recordando datos alarmantes como que la última temporada menos del 30% de jugadores de la Liga Endesa eran españoles.
Este dato es una de las grandes problemáticas del sector. Y, a falta de concretar el número de esta nueva campaña, demuestra que hace falta una solución. Sin talento nacional, adiós Selección. La cifra, que se teme que pueda bajar, va acompañada de un contexto: las retiradas. Felipe Reyes o Fernando San Emeterio, emblemas del baloncesto español, son el ejemplo perfecto.
Por el momento, la última convocatoria de Scariolo supuso un halo de esperanza. Los hermanos Hernangómez están llamados a ser piezas clave del equipo nacional, al igual que un Alberto Abalde (25) que se coló en la convocatoria y dejó muy buen sabor de boca o Darío Brizuela (26), que se quedó a las puertas. Más jóvenes son los Carlos Alocén (20), López-Aróstegui (24) o Sergi Martínez (22). Y, mirando al futuro, son varios los talentos que pueden consagrarse.
El papel de la NBA
Aquí es donde entran los dos últimos nombres que han dado el salto a la mejor liga del mundo. Jóvenes, españoles y con gran proyección. Son Usman Garuba (19) y Santi Aldama (20), que además ya saben lo que es ganar y triunfar con la camiseta nacional. Ambos salieron elegidos en el Draft y ya tienen firmados sus contratos con Rockets y Memphis respectivamente, pero su gran salto llegará con la Selección.
Garuba, tras su gran año en el Real Madrid, ya logró convencer a un Sergio Scariolo conocedor del mejor talento. El interior fue a los Juegos y, pese a no terminar de explotar, demostró tanto en Tokio como en la gira de preparación previa estar listo para ser un habitual de las convocatorias. En el caso de Santi Aldama, su estancia con la Selección será ahora una opción al dejar la NCAA y convertirse en uno más de la NBA. Interior alto y con cualidades muy particulares, pues su buena mano lejos de la pintura pese a medir 2,11 le convierte en un perfil diferente, ya ha generado atención suficiente.
Contando con su presencia en la NBA, España tendrá a: Ibaka, Willy, Juancho, Ricky y Marc Gasol. Este último en duda, pues los rumores sobre su futuro en los Lakers y en la NBA impiden concretar cuál será su destino. Siete jugadores en total que mantienen una buena representación nacional en la NBA y que siempre es sintomatología de la salud del baloncesto español.
El objetivo, por lo tanto, es llegar en plenas condiciones al Eurobasket 2022, que será la primera gran prueba, y posteriormente al Mundial 2023. Allí España buscará defender el título cosechado en 2019 con una plantilla diferente y que tuvo como sorpresas a nombres como Oriola (28), Pau Ribas (34) o Quino Colom (32). Hasta entonces, la Selección recorrerá un camino con la incertidumbre siempre presente y con el riesgo de no desarrollar adecuadamente la transición.
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