¿Se ha olvidado Estado Unidos de Brittney Griner? La sociedad seguro que no. La WNBA y sus compañeras de las Phoenix Mercury tampoco. Y mucho menos su familia. Pero quizás la élite política del país y sobre todo su presidente, Joe Biden, sí. Todos estaban trabajando sin descanso para conseguir el regreso de la jugadora de baloncesto, pero esos esfuerzos no han dado sus frutos y ya hace semanas que nadie ha vuelto a hacer actualizaciones sobre su situación.
Brittney Griner se encuentra recluida en una prisión de Moscú tras haber sido acusada de consumo y contrabando de drogas después de que se encontraran en su maleta una serie de botes de aceite de cannabis que debían ser utilizados como recambios para un vapeador. La jugadora confirmó que aquello que había aparecido en su maleta era para su consumo propio y, sobre todo, como parte de una terapia médica para luchar contra sus lesiones y contra sus dolores crónicos.
Lo había puesto allí por descuido al hacer rápido su equipaje sin reparar en que en Rusia este tipo de prácticas están prohibidas. Sin embargo, no quería generar ningún tipo de conflicto y ni mucho menos participar en nada parecido a una red de contrabando. Esta fue la postura que el gobierno de Estados Unidos y sus propios asesores le aconsejaron adoptar para poder tener un juicio y una condena cuanto antes. Era el paso previo a poder participar en un intercambio de presos.
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La intención del gobierno de Joe Biden era ofrecer a algún preso ruso que estuviera en alguna de sus cárceles estadounidenses para poder recibir a cambio a la jugadora y así garantizarle la libertad. Sin embargo, ella sigue recluida, ha recibido una pena de casi diez años de cárcel y no ha vuelto a tener noticias del intercambio. Su familia se desespera y su pareja pide explicaciones mientras crece el riesgo de que termine en un centro de trabajo forzados en pleno infierno ruso.
La desesperación de su familia
La jugadora de baloncesto de Estados Unidos está pasando por el momento más duro de su vida. Incluso por encima de la polémica detención que sufrió en el mes de febrero, cuando la guerra entre Rusia y Ucrania estalló. Ese conflicto, y la tensa relación que tienen el país de Vladímir Putin y el de Joe Biden, han afectado enormemente a la situación de Griner. La medallista olímpica no ve el fin de su calvario, algo que le había prometido el gobierno nacional.
Cherelle, su esposa, la persona que más está sufriendo esta situación junto con la propia Brittney, ha concedido ahora una entrevista a la CBS dónde ha expresado los miedos que tiene todo el entorno de la baloncestista. A pesar de que han podido comunicarse poco debido a la distancia y a la situación de aislamiento a la que está sometida Griner en Rusia, ella afirma saber perfectamente cómo está su compañera sentimental. Y asegura que está totalmente destrozada.
El sentimiento que tienen ahora mismo todos ellos es el que tiene la propia Brittney, quien empieza a desconfiar del gobierno de Estados Unidos después de haberse hecho ilusiones cuando le aseguraron que debía declararse culpable para no dilatar más la situación. Ahora se siente sola y desamparada con una condena injusta de más de nueve años por cumplir.
"Tiene mucho miedo de que la dejen y la olviden en Rusia, o simplemente la utilicen por completo hasta el punto de perjudicarla". Esto transmitía Cherelle, con lágrimas en los ojos, la voz rota y totalmente destrozada. Califican el sufrimiento de sobrehumano y tienen verdadero pánico, ya que piensan incluso que no podrán volver a ver a su familiar e incluso que esta no pueda superar la situación a la que se está enfrentando.
La última vez que pudieron hablar con ella, Griner les transmitió un mensaje: "Siento que mi vida no le importa a nadie". Unas palabras que rompieron el corazón y el alma de todos los que rodean a la jugadora del baloncesto, pero también a quienes han seguido uno de los casos más polémicos que han vivido de manera conjunta la sociedad, la política y el deporte en Estados Unidos.
Miedo al infierno ruso
El siguiente paso en el caso de Brittney Griner es la audiencia de apelación de su defensa. Esta está fijada para el próximo 25 de octubre. Una fecha que se antoja clave. Sin embargo, tanto la propia jugadora como su entorno sospechan que hasta ese momento pueden pasar todavía muchas cosas que pongan en peligro su situación y su integridad física.
Los peligros para Griner no han terminado, sino que podrían comenzar después de su audiencia. El riesgo más importante que tiene ahora la jugadora americana es ser enviada a un campo de realización de trabajos forzados en otra parte del país. Si esto sucediera, además de la imponente pena, toda su familia, con su esposa Cherelle a la cabeza, perderían toda forma de comunicación fluida con esta.
Allí podría ser sometida a todo tipo de daños físicos y de vejaciones sin que nadie se enterase. Y entre los destinos más probables podría estar Siberia, lo que añadiría a su calvario el intenso frío que se padece en el conocido infierno ruso. Esta posibilidad se conocerá después de que se produzca la cita del día 25.
Cherelle asegura que aunque Brittney no lo haga, ella sigue confiando en la justicia y en el trabajo del gobierno de Estados Unidos. Cree que Joe Biden está haciendo todo lo que puede por acelerar el proceso y que pueda salir de Rusia lo antes posible, ya sea con ese intercambio de presos o de cualquier otra forma. Sin embargo, el porcentaje de duda y desconfianza también aumenta.
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"Biden está haciendo lo que puede, pero hay otro partido en esta situación". Cherelle se refiere a la mentalidad de Vladímir Putin. El líder del Kremlin está poniendo las cosas muy complicadas y si no cambia su postura, Griner podría pagarlo muy caro. La jugadora fue detenida en el mes de febrero y como ahora denuncia su pareja, no pudieron hablar por teléfono hasta agosto. Y temen que esa tendencia de perder la posibilidad de contacto vaya en aumento.
Aquella conversación provocó un estado de calma, pero las posteriores han conseguido todo lo contrario: "Fueron las llamadas telefónicas más inquietantes que he experimentado". El miedo a perder a Griner es total en estos momentos y la desesperación por ver que Joe Biden no consigue reconducir la situación crece exponencialmente. De momento, Putin gana la partida mientras Brittney se consume con miedo a terminar en un campo de trabajos forzados.